Folkert de Jong vive y trabaja en Ámsterdam y en los últimos quince años ha ganado reputación internacional gracias a sus esculturas monumentales de rasgos grotescos y colores vibrantes que mezclan referencias a conocidas esculturas históricas y formas punk y anárquicas. Están elaboradas con plástico, poliuretano y poliestireno y expresan una amplia gama de emociones humanas. No son biodegradables ni reciclables, pero paradójicamente parecen tan duraderas como las de bronce.
El Rochechouart Museum presenta, hasta el 16 de septiembre, cuatro de sus conjuntos escultóricos y dibujos realizados desde 2003. Extrañamente convincentes e inquietantes, remiten a los saltimbanquis de Picasso que Jong ya reinterpretó en 2007.
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