Para Felice Varini, son muchas las posibilidades de interpretar un espacio en función del punto de vista desde el que lo observemos y esa diversidad de lecturas es la clave de su trabajo: instalaciones desplegadas en arquitecturas y basadas en la distorsión anamórfica de las formas que las integran a partir de una aplicación estratégica de la perspectiva. Considera este autor suizo, nacido en 1952 en Locarno, que todo espacio es espacio de representación y, por tanto, susceptible de ser intervenido, en su caso jugando con la citada perspectiva, la bidimensionalidad y la tridimensionalidad.
Sus pinturas, como él mismo se refiere a sus instalaciones, se proyectan en muros, suelos y en vacíos, que contribuyen a formar y a deformar, pero en todo caso modifican del todo nuestra percepción del conjunto: finalizadas sus intervenciones, todo lo que veamos será tal pintura y lo será también nuestra experiencia al desplazarnos en torno a ellas, siempre, por tanto, en movimiento, aunque no sea así en un sentido literal. Liberada del todo del lienzo, en este caso esa disciplina habla por entero de sí misma, no remite a otras narrativas sino que deviene por completo gesto, un gesto que, no obstante, cambia y juega en función de la sala donde se presente; cada nuevo proyecto implica para Varini un ejercicio de repensar y reproducir algo, tomando como referentes, entre otros, los extensos dibujos murales de Sol LeWitt, las creaciones in situ de Daniel Buren, el cinetismo o el arte óptico.
Para abrir el espacio que acaba de estrenar en Mahón (Menorca), situado en una amplia casa señorial frente al Teatro Principal de esa localidad, Albarrán Bourdais nos enseña hasta octubre una propuesta del suizo, colorista y geométrica como la mayoría de sus composiciones, que no solo ha mostrado en interiores, también en calles, fachadas de edificios y monumentos públicos una vez que se decidió a abandonar la planitud y el formato limitado de las telas y a dialogar con las dimensiones envolventes: la diversidad de enfoques posibles en la contemplación favorece un constante dinamismo.
La fotografía desempeña, asimismo, un papel muy relevante en el estudio en el tiempo de sus trabajos: aunque Varini la considera un documento parcial de estos, disponible para todo interesado una vez que las exposiciones han terminado y apta para favorecer su difusión, su rol va más allá, al dar cuenta del tiempo y el lugar que fueron parte de la razón de ser de las piezas y al integrarse en el discurso mismo de toda materialización site-specific y, por tanto, evanescente cuando es temporal.
Desde Albarrán Bourdais recalcan, asimismo, los lazos de las obras de este autor con la teoría de la perspectiva fenomenológica de Maurice Merleau-Ponty, filósofo que formuló que la percepción no deriva únicamente de la obtención de una imagen especular de las cosas, sino de la visión ligada al movimiento, esto es, de nuestra capacidad de explorar el espacio en participación activa y no pasiva. El desarrollo de esa capacidad sería la razón del impacto que el público halla al sumergirse en los espacios que interviene Varini: le invitan a intensificar su conciencia del entorno y a enfrentarse a la incerteza que subyace a los proyectos que escapan al marco definido o al soporte estable.
Felice Varini
Carrer d´en Deià, 51
Mahón, Menorca
Del 6 de julio al 26 de octubre de 2024
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