Nacida en Viena en 1940 y formada en su país en disciplinas humanísticas diversas (Bellas Artes, cinematografía, musicología y filosofía), Eva Lootz ha desarrollado su trayectoria en España desde los setenta, empleando habitualmente materiales humildes (fieltro, lona, cera, parafina) a la hora de desarrollar instalaciones y esculturas de contenido poético o simbólico, aunque también es autora de dibujos, fotografías, vídeos y obras de arte sonoro.
Dos son los asuntos fundamentales que han vertebrado su carrera: de un lado, la atención al lenguaje (lo que se revela y oculta, lo que se nombra y lo que no) y sus vínculos con la materia; de otro, la naturaleza y nuestra relación con ella.
En esta segunda vertiente podemos enmarcar el proyecto específico que, hasta el próximo 8 de noviembre, presenta en Valladolid: en el Museo Patio Herreriano (que cuenta con una importante colección de la autora) y en el Nacional de Escultura. Se llama “El reverso de los monumentos y la agonía de las lenguas” y nos propone reflexionar sobre el cambiante rol de dichos monumentos a lo largo de la historia, desde su aura más o menos sagrada inicial hasta su actual carácter de atracciones turísticas y vestigios del pasado.
Desde los arcos de triunfo a la arquitectura fascista de hace casi un siglo, pasando por las estatuas de héroes nacionales decimonónicas, ha querido preguntarse Lootz cuál es el reverso de esos monumentos más allá de consideraciones sociológicas o estéticas; de las lecturas dominantes y de lo que tuvieron de celebración pétrea. Y ha encontrado tierra, aquello no diferenciado que, sin embargo, lo contiene todo porque de ella hemos aprendido a extraer oro, manganeso, mica, cuarzo o diamantes. Y nuestro país es especialmente rico en arcillas, yesos y minerales, como ya supieron los romanos y también ha podido comprobar Lootz de primera mano.
En la (monumental) Capilla de Fuensaldaña del Patio Herreriano encontraremos tres conos: el rojo y el negro son de óxido de hierro; el blanco, de tierra de caolín tomada de las proximidades de Valladolid. Los tres, como materias exhibidas en su desnudez, componen ese reverso de la idea de monumento, su sacralidad desmenuzada y su narrativa convencional revisada; y también un homenaje a las tierras peninsulares que nos han abastecido de oro, plata, plomo, hierro, bermellón y lapis especularis (las que contienen hierro son las más abundantes y con su óxido se pintaron los bisontes de Altamira).
En la Sala Gil de Hontañón del mismo centro contemplaremos las célebres Lenguas en las que Lootz ha trabajado a lo largo de los años, dispuestas en las paredes salvo una extensísima y de betún negro que ocupa el suelo, contrastando dramáticamente con las paredes blancas. Amplían el sentido de los anteriores conos y aluden a la desaparición de las antiguas labores de producción de la pez, pero también a la de algunos idiomas de las poblaciones originarias de América Latina, en relación con los debates de la Junta de Valladolid: en el Colegio de San Gregorio y en 1550-1551 enfrentaron sus posturas sobre el trato a dar a los indios y a su cultura, tras la conquista de América, Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda.
Cerca de cinco siglos después de la toma de Tenochtitlán por Hernán Cortés (1521), siguen siendo muchas las lenguas en peligro de extinción en Sudamérica y a la riqueza perdida con su declive apunta aquí la artista.
El punto de partida de este proyecto fue, justamente, el interés de la austriaca por esas culturas vernáculas próximas al fin y también una reciente exposición del Museo Nacional de Escultura: “Almacén. El lugar de los invisibles”, que recogía esculturas de los fondos del centro y permitía contemplar sus reversos, ajenos, por ocultos, a las narrativas y discursos hegemónicos de la Historia del Arte.
En este último Museo, junto al artesonado del siglo XVI que antecede a la Sillería del Coro de San Gregorio, nos espera la pieza tan sutil como alarmante que cierra la muestra: la inscripción Si aún quieres ver algo, date prisa: todo está desapareciendo. Subraya así Lootz las sombras del progreso en forma de destrucción: cómo casi todo avance lleva implícitos sus traumas.
Eva Lootz. “El reverso de los monumentos y la agonía de las lenguas”
Hasta el 8 de noviembre de 2020
c/ Jorge Guillén, 6
Valladolid
c/ Cadenas de San Gregorio, Valladolid
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: