Los datos son la materia prima de los trabajos de la artista madrileña Esther Pizarro, que en sus últimos proyectos ha abordado la proyección visual de la movilidad y la conectividad entre ciudades, los sistemas urbanos policéntricos o las nuevas posibilidades de nuestra relación cambiante con la naturaleza. Si en 2016 expuso en Ponce & Robles, su galería habitual, una instalación en la que buscó representar una cartografía marina de las redes invisibles por las que transita la información alrededor del planeta, en Can Prunera revisó, al año siguiente, la funcionalidad y la iconografía del vidrio desde un planteamiento efímero e inmersivo, y, en 2018, la vimos en la Tabacalera madrileña (entonces abierta) con un pixel mapping que recogía información térmica del planeta, de sus incendios en tiempo real.
Su proyecto más reciente se llama Ecologías Fragmentadas:: Contaminación Hídrica (42º30´52´´N; 0º21´6´´W), puede visitarse hasta el 19 de noviembre en la Sala de Exposiciones de la Diputación de Huesca y atiende esta vez a la contaminación hídrica, en concreto la del cercano río Gállego, problemática que una vez más ha trasladado al lenguaje instalativo y a diferentes escalas.
Se entiende como ecosistema fragmentado aquel que ha sido alterado por procesos geológicos o derivados de actividades humanas, modificándose por ello las condiciones de vida de los seres que lo habitan: a Pizarro le interesa sobre todo el estudio del estrés hídrico interespecies causado por el uso de pesticidas. A partir de sus indagaciones ha articulado distintas series que aproximan la biología y la poesía y que constan de esculturas e instalaciones cuyas formas surgen del tratamiento de ciertos fundamentos teóricos.
Cuatro apartados articulan esta exhibición, correspondientes a otros tantos elementos del sistema hídrico metaforizados por la artista desde enfoques que se alejan del antropocentrismo: la molécula (lindano), el agente (Inquinosa), el receptor (río Gállego) y el proceso de recuperación (microalgas); los precede un capítulo, llamado BioAlgaeLab Interespecies, en el que contemplaremos una instalación a modo de laboratorio monitorizado mediante sensores para el control del cultivo de spirulina. Recuerda Pizarro que, además de purificar el aire liberando oxígeno, algunos tipos de microalgas pueden absorber y eliminar contaminantes del agua, tanto metales pesados como compuestos orgánicos, y que su empleo en la biorremediación puede facilitar esa limpieza y restauración de los ecosistemas acuáticos.
A continuación, veremos en la Diputación dos series escultóricas que interpretan la formulación y la estructura molecular de cinco grupos de pesticidas, entre ellos el lindano; esa estructura molecular consta de un anillo de seis átomos de carbono, al que se hallan unidos un átomo de cloro y uno de hidrógeno en cada posición carbonada. El lindano y el HCH técnico se han usado como pesticidas de amplio espectro, dentro y fuera del sector agrícola, y se encuentran entre los más dañinos en todas las capas ambientales.
En cuanto a Inquinosa, la causa, nos remite Pizarro a las décadas de los setenta y los ochenta, cuando la empresa de ese nombre, también conocida como Industrias Químicas del Noroeste, S. A., estuvo fabricando un plaguicida compuesto por lindano, para fines agrícolas y ganaderos, en su planta de Sabiñánigo, justo a orillas del río Gállego.
La producción de esa sustancia se mantuvo hasta 1992, periodo en el que la compañía habría generado unas 6.800 toneladas anuales de residuos sólidos y una cantidad variable de los líquidos, entre 300 y 1500 toneladas al año.
Una tercera sección, como dijimos, navega en el río Gállego, uno de los principales afluentes del Ebro, con una longitud de casi 200 kilómetros y un caudal de unos 34 metros cúbicos al segundo. Riega tres embalses, uno de ellos el de la propia localidad de Sabiñánigo.
Nos enseña Pizarro una cartografía elaborada con dibujos y esculturas; plantea que la visualización de los fenómenos de hidrofragmentación puede ser muy válida a la hora de sensibilizar a la población sobre los impactos ambientales de estas prácticas y de fomentar métodos de conservación y restauración que rebajen las consecuencias de la fragmentación hidrológica.
Adentrándose en esta última senda, el apartado final de “Ecologías fragmentadas” nos presenta algunos procedimientos para el tratamiento biológico de aguas y suelos contaminados que implican el uso de microorganismos o vegetación. Dichos agentes biológicos pueden degradar los contaminantes y transformarlos en sustancias menos perjudiciales; también absorberlos y acumularlos.
Entre esas vías de remediación ambiental, se está estudiando el potencial de la ficorremediación, una técnica que utiliza microalgas (cianobacterias) y macroalgas (algas como tal) para reducir o hacer desaparecer los contaminantes del agua o el suelo. También se recalcan, en este desenlace de la exposición, las posibilidades de la ecología material de la biomasa de spirulina como generadora de bioplásticos sostenibles y biodegradables en contextos naturales. Encontraremos, por último, un BioLabMatrix: una materioteca de biomateriales organizada conforme a una matriz hexagonal, que remite a la estructura del lindano.
Esther Pizarro. “Ecologías fragmentadas: Contaminación hídrica (42º30´52´´N; Oº21´6´´W)”
SALA DE EXPOSICIONES DE LA DIPUTACIÓN DE HUESCA
c/ Porches de Galicia, 4
Huesca
Del 6 de octubre al 19 de noviembre de 2023
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