NOMBRE: Tamara
APELLIDOS: Feijoo Cid
LUGAR DE NACIMIENTO: Ourense
FECHA DE NACIMIENTO: 1982
PROFESIÓN: Artista
A Tamara Feijoo la conocimos hace casi seis años, cuando expuso en 2010 en la Galería Estampa de Madrid “Doppelgänger”, proyecto formado por obras centradas en dos de sus intereses fundamentales: el estudio del soporte como parte fundamental de la obra de arte y del concepto de réplica o copia, de doble y de serie, asociado entonces, precisamente, a la idea de doppengänger, un vocablo alemán que se refiere al doble fantasmagórico de una persona viva, a una especie de gemelo malvado que camina a nuestro lado.
Nos gustó mucho cómo empleó papeles frágiles y deteriorados como soportes de piezas cuya temática cobraba tanta importancia como su técnica y también su utilización de insectos, gusanos, murciélagos, ratas… para enseñarnos ese elenco de reacciones de asco o miedo que la naturaleza puede provocarnos y que nos desbordan si no somos capaces de racionalizar. Ahora la fichamos coincidiendo con la individual que presenta hasta el 30 de septiembre en la Galería Marisa Marimón de su ciudad natal, “La imagen fantasma”, de la que vamos a hablaros más adelante.
Tamara se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Pontevedra y, además de trabajar en los ámbitos del dibujo y la pintura, ha emprendido también proyectos de diseño e ilustración. Es muy posible que su obra os seduzca por su carácter sutil e íntimo: predominan los pequeños formatos –que nos obligan a acercarnos, detenernos y mirar con cierta lentitud- y el empleo, como decíamos, de soportes delicados e incluso quebradizos tras indagaciones previas laboriosas sobre las posibilidades de que funcionen. Desde sus inicios (antes de exponer en la Galería Estampa hace seis años, mostró su obra en Campus Universitario de Ourense y en la Galería Casaborne de Antequera), esos soportes han constituido una parte fundamental de su obra, en la que nos deja ver sus reflexiones sobre la relación entre seres humanos y naturaleza.
Junto a figuras humanas y naturalezas, es también muy frecuente en su producción la presencia de estructuras sin funcionalidad apreciable, caprichosas, a veces falsas, sin más razón de ser que el de ser fruto del placer, y por eso deliciosas.
En 2011-2012, a raíz de la residencia que obtuvo en Berlín tras ganar una de las Becas de Creación Artística en el Extranjero Gas Natural Fenosa, se acentuó su interés por la botánica, los procedimientos de trabajo de los científicos naturistas y la vertiente incontrolable de la naturaleza; fijaos en sus series Todo lo viejo es amarillo o Naturalezas invasoras (2012-2013), fruto directo de aquella residencia. En la primera de ellas se hace, además, especialmente patente otro de los temas fundamentales del trabajo de Feijoo: la captación del ineludible paso del tiempo, resaltando el lado bello de su transcurrir inevitable, mientras que en la segunda nos muestra Tamara una naturaleza que rompe fronteras y equilibrios para invadirlo todo en un proceso lento pero sin pausa. Algo tuvo que ver en su planteamiento el legado romántico, la consideración de que la naturaleza no puede ser domeñada por nuestra voluntad, y también la teoría del Jardín planetario de Gilles Clément y el llamado “tercer paisaje”: así se llama a los jardines en movimiento y la vegetación espontánea que crece en Berlín.
La artista catalogó las plantas silvestres que crecen espontáneamente en la capital alemana y más tarde utilizó esa documentación para plantear dibujos murales de jardines verticales en los que recreaba cómo sería el comportamiento de esas plantas en sus supuestos espacios naturales. Tras los dibujos murales, llevó a cabo los retratos que componen propiamente Naturalezas invasoras: en sus modelos encontramos plantas a modo de apéndices.
Ese mismo año, y también buscando mostrarnos el poder y atracción de la naturaleza, Tamara llevó a cabo El turbulento plan del infinito: dibujos a gouache sobre papeles viejos en los que elementos vegetales y animales en construcciones humanas ruinosas y abandonadas nos recuerdan nuevamente nuestra pequeñez frente a la infinitud de la naturaleza, capaz de extenderse a espacios que ingenuamente creíamos propios.
En Folies (2014), que se exhibió en Marisa Marimón, volvió a hablarnos de jardines: con esa palabra (locuras en francés) se designa a las construcciones arquitectónicas de carácter romántico propias de los jardines ingleses, edificios de carácter decorativo que jalonaban los paseos poéticos de personalidades ociosas. La artista les dio una vuelta para convertirlos en estructuras inhabitables que remiten a la fugacidad de la vida del mismo modo que los bodegones españoles o tantas pinturas de la tradición holandesa y también alemana.
El año pasado, la artista realizó una intervención site specific en el Centro Torrente Ballester de El Ferrol, dentro de la colectiva “A propósito del dibujo”. Se tituló Uranometría, en referencia al primer atlas estelar completo, que fue realizado por Johan Bayer y publicado por primera vez en 1603.
Uranometría fue la primera intervención mural de Tamara en la que no incluyó papel (su soporte fundamental) y planteó en el propio espacio expositivo una constelación de agujeros pintados en la pared a modo de trampantojo. No podemos saber bien qué fenómeno complejo ha sucedido antes, pero si vemos sus huellas, perturbadoras.
Por su parte, Lo que acaba y lo que queda era un canto a la finitud desde la simplicidad inspirado en un verso del poema Una luciérnaga en el musgo brilla de “En las orillas del Sar” de Rosalía de Castro.
En palabras de Tamara, en esta obra indagó sobre aspectos existenciales como son el paso del tiempo y la trascendencia utilizando la representación figurativa en soportes significativos. En este caso, la rigidez y fragilidad del soporte, el rastro de polvo, los insectos… todo nos hace pensar en la finitud, en como todos los elementos de este universo están sometidos al mismo destino de un modo u otro, a desaparecer y, en ocasiones, a dejar una huella (…).”Lo que acaba y lo que queda” es una pieza de composición sencilla y atípicamente monocroma en mi producción artística, en la que precisamente el contraste entre el blanco del soporte y el negro del dibujo adquiere un gran protagonismo. En ella he sustituido mi soporte habitual, como es el papel viejo y amarilleado, por hojas de porcelana, que con su blanco cálido y fragilidad dota a esta pieza de un aspecto quebradizo y perecedero. La porcelana se convierte así en un intencionado trampantojo y es utilizada como soporte para el dibujo como si de papel se tratase.
Volviendo a “La imagen fantasma”, su exposición de obra reciente en Marisa Marimón, allí podemos contemplar este verano obras sobre papel en las que de nuevo cobran relevancia los espacios, la luz y las huellas; Tamara ha dibujado buscando el volumen: Los gofrados que representan las huellas de termitas sobre papel y madera se convierten en abstracciones y conviven con trampantojos y papeles que se han vuelto transparentes, frágiles y etéreos, así como con la utilización del espacio como parte integrante de la obra, rompiendo de esta forma con las dos dimensiones y generando un dibujo expandido. En todas estas piezas hay una finalidad: dibujar por medio del volumen, la impresión y la marca, dibujar con luces y sombras para hablar de fugacidad y persistencia y, en definitiva, de recuerdo.
Continuando con la línea de trabajo de mis últimas obras persevero en mi investigación sobre aspectos existenciales como son el paso del tiempo y la trascendencia utilizando la representación figurativa en soportes significativos. En mi pesquisa de la fugacidad me centro en los rastros que permanecen de una forma u otra. Porque esa persistencia de una imagen en la retina, la huella incorpórea e ilusoria que permanece, eso es al fin y al cabo la imagen fantasma.
Entre los premios que ha recibido Tamara Feijoo figuran el Julián Trincado en la 12ª Mostra Internacional de Arte Gas Natural Fenosa (2012), el Segundo premio en el X Certamen de Artes Plásticas Diputación de Ourense, la Beca de Creación Artística en el Extranjero Gas Natural Fenosa 2011, el Premio adquisición en el Certamen de Artes Plásticas Isaac Díaz Pardo (2009) y la Beca Certamen Novos Valores 2008.
Conocedla mejor en su web: www.tamarafeijoo.es
Una respuesta a “Tamara Feijoo Cid”
Berta Lombán
Inquietante y delicado. También en mi opinión sugerente.