Madrid, 24/02/2016
Ayer a las 10:30 de la mañana comenzaba nuestro recorrido por la primera de las ferias que abría sus puertas durante la maratoniana semana dedicada al arte contemporáneo en Madrid. JustMAD, la más madrugadora, nos dejó un sabor de lo más amargo. Tras una grata primera impresión que duró tan solo unos minutos, con obras como las de Gabriela Bettini o David Catá, entre otros, en los primeros metros del recorrido, la feria pierde fuerza e interés según vas bajando pisos. Supuestamente, la visita a la feria comienza en la tercera planta y continua por las dos inferiores, y en estas se salvan contadas excepciones, entre las que sobresalen las múltiples propuestas de Gema Llamazares (sin duda el mejor espacio de la feria), el stand de Area 72, o las pinturas de Jorge Hernández en Aurora Vigil-Escalera.
Una feria que ahora mismo aporta más bien poco o nada (para muchos solo destacó su primera edición, por novedosa y por el acierto con la ubicación) y un espacio, el del COAM, que tampoco funciona.
Solo unos pocos pasos nos separan de Casa Leibniz, esta sí totalmente recomendable. El Palacio Santa Bárbara nos invita a adentrarnos y curiosear en sus habitaciones, facilitando el diálogo con las obras y con los artistas en estos espacios. Tabú, la vídeo instalación de Blanca Gracia, un descubrimiento; la vía de escape de Julio Falagán; las domesticidades de Ángel Masip o la luz venciendo a las tinieblas de Alejandro Botubol merecen la visita.
Allí, además, hemos tenido ocasión de conversar, en lo que ha sido casi un encuentro por azar, con Marta Fernández Calvo, autora de la performance 696 pulsaciones que tiene lugar en varios espacios del palacio dos veces al día.
Tres performers representan una acción en la que tratan de alcanzar las pulsaciones, 696, a las que llegó la artista tras cuatro horas corriendo por el edificio vacío. De la energía de la actividad física y de sus pausas en puntos determinados del palacio, durante las que se tomaba las pulsaciones, nació la necesidad de traducir el espacio con su cuerpo y sus propios latidos. Una delicia conversar con ella. Marta ha regresado a España, después de varios años fuera, porque el cuerpo se lo pedía en este momento tan particular y nosotros seguiremos su pista a partir de ahora.
De Casa Leibniz a Otra puta feria más (sin ofender a nadie), en la galería 6+1. Más que una feria yo hablaría de un divertimento entre artistas, amigos en su mayoría de Julio Falagán, cabeza pensante de este proyecto que no ha pasado desapercibido en la agenda artística de esta semana. Salir del juego del mercado es difícil incluso planteándotelo. Que se lo pregunten a los más madrugadores que no han querido perder la oportunidad de llevarse una pieza de Eugenio Merino o Yann Leto a 300 euros. Aplauso para todos los participantes, más de 60.
Y, hoy, horas antes de la inauguración, cuando aún estaban en pleno montaje de las piezas, nos hemos colado en Drawing Room. Junto a Mónica Álvarez, su directora, hemos hecho una rápida visita y hemos salido con una cosa muy clara: volveremos en los próximos días, porque la primera edición de esta feria especializada en dibujo pinta realmente bien.