El rebobinador

Santo Stefano: la Pasión de Cristo reconstruida en el centro de Bolonia

Una de las plazas más bonitas de Bolonia, no podríamos decir exactamente que menos que su Piazza Maggiore, y más abarcable a la vista, es la Piazza de Santo Stefano, que quienes caminan en dirección hacia la Vía Fondazza para visitar la que fue casa-taller de Morandi encuentran en un lateral de la Strada Maggiore. Le da nombre un templo multiforme que consta de tres fachadas, correspondientes a otras tres iglesias: la del Crucifijo, el Sepulcro y los santos Vital y Agrícola; se trata de construcciones de tipologías muy distintas, que han sido sometidas a diferentes intervenciones y restauraciones, pero que en su exterior ofrecen una homogeneidad estilística que hace de este el monumento románico -uno de los monumentos, en general- más interesantes de la capital de Emilia-Romagna.

En un área exterior a la basílica se encontraban los restos de los primeros obispos de la Iglesia en la ciudad, pero después de que el pavimento fuese restaurado en los noventa estos se dispusieron en un jardín adyacente al lado derecho de la iglesia del Crucifijo, llamada también de San Juan Bautista. A ella se accede en primer lugar al visitar el conjunto: es de origen lombardo, data del siglo VIII y consta de una única nave con cubierta de tijerales y un presbiterio elevado sobre la cripta. A la izquierda veremos un conjunto estatuario del siglo XVIII diseñado en papel policromado: se trata de una Piedad de Gabriello Pio que, según dice la leyenda, se elaboró utilizando naipes confiscados en una época en que el juego estaba prohibido. Sobre la escalera que antecede al altar se colocó un gran Crucifijo (corresponde a Simone di Filippo y se fecha hacia 1380).

Piazza Santo Stefano, Bolonia
Piazza Santo Stefano, Bolonia
Fachada de la Basílica de Santo Stefano, Bolonia
Fachada de la Basílica de Santo Stefano, Bolonia
Iglesia del Crucifijo o de San Juan Bautista. Santo Stefano, Bolonia
Iglesia del Crucifijo o de San Juan Bautista. Santo Stefano, Bolonia

Desde este lugar se accede, descendiendo, a una cripta tan sobria y pequeña como elegante; hoy se reserva a la oración y la meditación y no puede ser visitada por grupos: hay que contemplarla a través de los ventanales. Hasta el siglo XVII, la entrada a este templo, llamado de Confessi, se situaba en el lado del Patio de Pilatos, que luego veremos. En todo caso, su forma arquitectónica es la habitual de las criptas: presenta cinco naves pequeñas divididas por columnas que se diferencian por su material, su altura y, sobre todo, sus capiteles; las diferentes son dos: una de ladrillo y otra formada por dos lastras de mármol. Esta segunda, según una tradición antigua, pudo haber sido traída desde Jerusalén por el obispo Petronio, el patrón de Bolonia representado en muchas pinturas de su Pinacoteca Nazionale con una maqueta de la ciudad. Señalaría la altura de Cristo.

Al pie de la cripta, en dos urnas sobre el altar, se conservan parte de los restos mortales de los santos Vital y Agrícola (se construiría este templo, a iniciativa de los monjes benedictinos, en 1019, con el fin de terminar con la destilación de las reliquias de los protomártires, que parece que se había convertido en tendencia tras la visita de Carlomagno a esta ciudad italiana en 786).

Basílica del Santo Sepulcro. Santo Stefano, Bolonia
Basílica del Santo Sepulcro. Santo Stefano, Bolonia

Aún así, el edificio más antiguo de este complejo no es este, sino la basílica del Santa Sepulcro: tiene planta central, está construida perimetralmente con una base octogonal irregular y, en su centro, se alza una cúpula de doce lados. En el interior veremos una docena de columnas de ladrillo y mármol, y en el centro un edículo (este término procede del latín aedicula, pequeña casa). Según la tradición, y volvemos a ella, en la primera mitad del siglo V el obispo Petronio construyó una copia a escala de la gran basílica que levantaron el emperador Constantino y su madre Elena en Jerusalén para custodiar la tumba de Cristo, que incluía la llamada Rotonda y el edículo que contenía la tumba de Cristo.

En el interior de ese edículo, ahora cerrado por una reja, se reproduce, en el lado derecho, el lugar donde fue colocado Jesús, protegido aquí por una losa de mármol como se encontraría en Jerusalén. A mano izquierda, sin embargo, se halla la tumba que albergaba las reliquias del citado san Petronio, que se descubrieron en 1141 y se trasladaron en 2000 a su Basílica, de fachada inacabada, en la Piazza Maggiore.

El actual edículo reproduce fielmente aquel templete, que fue restaurado desde 1021 y finalizado bajo el reinado de Constantino IX Monómaco después de que, en 1009, todo el conjunto del Santo Sepulcro de Jerusalén, incluida la Rotonda, fuese destruido por orden del califa al-Hakim. En 1014, la madre de este mismo califa emprendió su reconstrucción, luego continuada y acabada por los emperadores de Bizancio. Dada esa historia de daños y reconstrucciones, podemos afirmar que el edículo boloñés es único en su especie; en su fachada, igualmente, se pueden contemplar los bajorrelieves del siglo XIII que recuerdan a las mujeres de los relatos evangélicos que observaban la deposición y sepultura de Cristo, al ángel de la Resurrección y los soldados dormidos. Escalera, púlpito y capiteles no desmerecen la construcción, pero son más recientes.

Dentro de esta iglesia vemos también una fuente de agua que, en el simbolismo de este complejo de Santo Stefano basado en la Pasión, se ha identificado con las aguas del Jordán, pero que, desde el punto de vista arqueológico, también podría remitir a la fuente sagrada de un templo de Isis preexistente en esta zona, demostrado por la presencia de esa misma fuente (el culto a la diosa egipcia requería la existencia de una con agua de manantial) y la persistencia de siete columnas de mármol de Caristo de época romana, procedente de la ciudad griega de Karistos. En la Edad Media se sabe que estuvieron flanqueadas por otras tantas de ladrillo, mientras que donde faltaban las columnas romanas, destruidas por las incursiones húngaras, se levantaron otras nuevas más robustas.

Una columna de mármol cipollino negro apartada de las demás, de origen africano y época romana, simboliza la columna donde Cristo fue flagelado y concedía 200 años de indulgencia a quien visitaba este lugar, según se lee en un pergamino. La bóveda y los muros de la iglesia contaban originalmente con frescos de mediados del siglo XIII con escenas bíblicas atribuidas a Marco Berlinghieri, pero esas obras decorativas fueron eliminadas casi del todo en 1804 para ser reemplazadas por frescos barrocos a cargo de Filippo Pedrini; estos, a su vez, serían destruidos en restauraciones decimonónicas. Lo único que permanece de los frescos originales del siglo XIII (una escena de la masacre de los inocentes) puede verse en el museo de la basílica.

Basílica de los protomártires Vidal y Agrícola. Santo Stefano, Bolonia
Basílica de los protomártires Vidal y Agrícola. Santo Stefano, Bolonia

Tenemos que hablar aún de la Basílica de los protomártires Vidal y Agrícola: no presenta crucero, pero sí ha mantenido las características del románico lombardo y destaca por su sencillez, patente en los capiteles y los fragmentos de frescos. Desde su construcción alberga las reliquias de esos santos, que fueron siervo y señor, los dos primeros mártires boloñeses que fueron perseguidos en época de Diocleciano. Los encontramos representados en un bajorrelieve en la fachada y fueron colocados en sarcófagos super terram, seguramente los visibles detrás del altar, expuestos a la veneración pública. Es muy posible que san Petronio, de hecho, promoviera en el siglo V su culto, porque se encuentran, además, reliquias de ellos en Clermont, Florencia, Tours y, aquí en España, en Buenafuente del Sistal (Guadalajara).

Además, a principios del siglo XV se dio con una tumba paleocristiana con la inscripción Symon y se difundió el rumor de que se trataba de la tumba de Simón Pedro (san Pedro); no había fundamento, pero acudieron a este lugar muchos peregrinos que se distraían así de ir a Roma. Esa fue la razón de que el papa Eugenio IV hiciera cubrir la iglesia de tierra, estado en el que permaneció unos setenta años hasta que, por intercesión del arzobispo Giuliano della Rovere, fue restaurada y reabierta al culto.

En el interior nos esperan restos, en el suelo, de un mosaico romano y, en los dos ábsides laterales, sarcófagos altomedievales atribuidos a Vidal y Agrícola con figuras de animales en relieve aplanado: leones, ciervos y pavos reales. En el muro de la nave derecha, una cruz recuerda el martirio de san Agrícola y el altar mayor, formado por un ara pagano torneado, se ha adosado a la pared del fondo.

Patio de Pilatos. Santo Stefano, Bolonia
Patio de Pilatos. Santo Stefano, Bolonia

Desde este lugar accederemos al Patio de Pilatos, que en época de Petronio sería seguramente el jardín de tres pórticos cercano a la iglesia del Martyrium o de la Trinidad, dado su deseo de reconstruir en Bolonia la basílica del Santo Sepulcro. Desde el siglo XIV se acumularían aquí recuerdos y símbolos ligados a la Pasión de Cristo, y se dio a este lugar ese nombre de Patio de Pilatos para evocar el lithostrotos, donde Jesús fue condenado.

Limitan el patio, al norte y al sur, dos pórticos románicos con columnas cruciformes de ladrillo y en su centro queda una pila de piedra caliza sobre un pedestal más reciente, del siglo XVI. La pila en sí es una obra lombarda datada hacia 737-744, aún objeto de estudio; bajo su borde una inscripción que comienza rezando Umili(bus) vote suscipe D(omi)ne… menciona al rey Liutprando, a su sobrino Ilprando, al obispo Barbato y el hecho de que el cuenco marmóreo se empleaba el Jueves Santo para recoger las ofrendas.

Entre los recuerdos de la Pasión, bajo el Pórtico, vemos un gallo de piedra sobre una columna del siglo XIV; se lo llama el gallo de san Pedro para recordar el episodio de la negación. Cerca de él contemplaremos una lápida con la figura de un obispo y una placa del año 1104 donde se recuerda la presencia en Santo Stefano del obispo Bernardo; también la Capilla de la Consolación, con decoraciones en techo de Cesi (1556-1629). Antes de llegar al lado opuesto del patio, nos sorprenderán las decoraciones de mosaicos en ladrillo y mármol de colores varios que componen tableros de ajedrez de diversos tamaños; las coronan varias representaciones de estrellas de seis, siete u ocho puntas alusivas a Cristo como verdadero Dios y verdadero hombre.

Finalizaremos el recorrido con la Iglesia de la Trinidad o del Martyrium y el claustro. La primera debió ser construida originalmente como basílica de cinco naves, con un ábside delante del Patio de Pilatos y la fachada hacia el oriente, al igual que el Santo Sepulcro de Jerusalén construido por Constantino. Hoy, por las numerosas reformas, es complicado reconstruir la estructura original del interior de la iglesia, pero en los años 1574-1575 un plano precioso de Mascherino da fe de la presencia en este área de un edificio mucho más amplio que el actual y con ábside trilobulado.

Actualmente se divide en cinco naves, con la fachada orientada hacia el patio y el ábside hacia el este; estos dos elementos arquitectónicos se construyeron en estilo neorrománico conforme al modelo del Santo Sepulcro seguido por los cruzados. En la capilla central se guardó, desde tiempo de las Cruzadas hasta 1950, una reliquia de la Santa Cruz; hoy puede verse en el museo. En la última capilla por la izquierda nos espera, además, el gran conjunto en madera de la Adoración de los Magos, con estatuas a tamaño natural: es el más antiguo del mundo formado por estatuas redondas y un estudio científico de 1981 descubrió que fue ejecutado con troncos de tilo y olmo, posiblemente en la última década del siglo XIII, por un refinado escultor boloñés llamado a veces Maestro del Crucifijo. No tuvo color hasta que lo pintó, hacia 1370, Simone de Crocefissi, con rica policromía y dorados. Se conservan aquí, asimismo, piezas de frescos del siglo XIV, entre ellas un fragmento que muestra a santa Úrsula con sus compañeras de martirio y otro con una Virgen embarazada, de factura muy delicada, que acaricia su vientre con gesto amoroso y, con la otra mano, sostiene un libro.

En cuanto al claustro, ofrece dimensiones mayores que el Patio de Pilatos y tiene dos plantas: la inferior, quizá anterior al año 1000, se asienta sobre grandes vanos de arcos prerrománicos y la superior cuenta con una columnata románica, obra quizá de Pietro d´Alberico a mediados del siglo XII. Destacan algunos capiteles por sus figuras monstruosas, sobre todo dos: uno representa a un hombre desnudo aplastado por una roca y otro a un individuo con la cabeza girada del todo hacia la espalda. Se supone que estas imágenes inspiraron formas de expiación descritas en el Infierno de Dante.

Sobre las paredes bajo los pórticos del claustro podemos apreciar placas con los nombres de los boloñeses fallecidos en la I Guerra Mundial y desde aquí vemos el campanario del siglo XIII, aunque elevado en el XIX. En el centro queda un pozo-aljibe de piedra arenisca fechado en 1632 y, en las paredes exteriores, fragmentos de diversas épocas, muchos romanos, encontrados en la restauración de este conjunto. El más antiguo y pleno de símbolos en Bolonia.

Claustro. Santo Stefano, Bolonia
Claustro. Santo Stefano, Bolonia

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