NOMBRE: Roberto
APELLIDOS: Urbano
LUGAR DE NACIMIENTO: Granada
FECHA DE NACIMIENTO: 1979
PROFESIÓN: Artista
Hace algo más de una década que conocimos a Roberto Urbano, nuestro último fichado: fue gracias a una exhibición en el Palacio de los Condes de Gabia de Granada, donde ya había mostrado su obra con anterioridad; presentaba “Inútil”, un conjunto de trabajos en los que podíamos apreciar los caminos de su evolución desde los inicios: comenzó interesándose por las posibilidades terapéuticas de la experiencia artística para, paulatinamente, abrir su arco de referencias y de materiales (haciendo dialogar madera o metal con elementos translúcidos artesanalmente tratados, como el metacrilato o el cristal), acercarse después a cierta estética industrial (Nauman, Serra) y a la creación sonora y, ya en aquel momento de la muestra, profundizar en la iconografía y el sentido alegórico de sus composiciones, en las que era posible encontrar ecos de autores como Kiefer, Juan Muñoz o Pepe Espaliú.
Licenciado en Bellas Artes, dedicó su doctorado en la Universidad de Granada a los lenguajes y la poética del arte contemporáneo, en el mismo centro ha cursado una maestría en Estudios Latinoamericanos: Cultura y Gestión y ha dirigido varios años un taller de art brut para personas con diversidad funcional. Otras exhibiciones individuales las ha presentado en el Ateneo y el Espacio OTR de Madrid, la Galería Meca de Almería o el Espacio de Creación Contemporánea ECCO de Cádiz; de nuevo en Granada, en la Sala Arrabal y Cia y La Empírica y, actualmente, en la madrileña Galería Daniel Cuevas. Su participación en colectivas le ha llevado a espacios como el Centro Cultural Gran Capitán, la Casa de Porras y el Hospital Real de Granada, el Museo de Arte de Almería, 59 Rivoli (París), SCAN – Spanish Contemporary Art Network Foundation (Londres), la Zadok Gallery de Miami, el CAC y el Museo Carmen Thyssen de Málaga. Asimismo, hemos podido encontrarlo en citas como la Bienal Rafael Botí cordobesa y Art Marbella y ha llevado a cabo proyectos audiovisuales y fotográficos para la escuela de danza Julliard, junto a Héctor Zaraspe, que fue maestro de Nureyev.
Urbano recibió, además, el primer premio en el sexto Certamen de Pintura Joven de Granada (2003) y ha obtenido galardones en la Bienal Rafael Botí, los Premios Pepe Espaliú y el Certamen de Artes Plásticas del Instituto Andaluz de la Juventud (2007); también recibió menciones de honor en el Certamen Alonso Cano de la Universidad de Granada en tres ocasiones (en 2002, 2005 y 2009).
Se suma Roberto a esta sección porque queremos saber más de su concepción de la disciplina escultórica desde una perspectiva abierta hacia el objeto y la instalación, del origen de las asociaciones inesperadas que encontramos en sus trabajos y de las reflexiones alegóricas, y abiertas al humor, que es posible detectar en ellos; también de su tratamiento de materiales, como dijimos, muy diversos y de las ideas, emociones y ánimos que subyacen tras sus superficies.
Hemos preguntado al artista por sus comienzos y nos gusta mucho que, en lugar de ponerles fecha y circunstancias, elija reconocer la existencia de un impulso cuyo origen no sitúa necesariamente en él: Lo más parecido a un artista en mi familia fue mi abuelo materno, un guardia de asalto represaliado de la República, quien, después de pasar varios años en la cárcel tras la Guerra Civil española, volvió a casa con la tuberculosis que se lo llevó; y que, a pesar de ser un comunista mordaz, realizaba exquisitas tallas de vírgenes católicas. Nunca llegué a conocerlo, pero a veces me gusta pensar que un hálito de él se quedó flotando por aquí. Con respecto a por qué decidí dedicarme al arte, ¿quién o qué elige? Es una pregunta fascinante. Hay una frase en “Fragmentos de un evangelio apócrifo”, de Borges, que de alguna manera da algo de sentido y paz interior a la cuestión del libre albedrío: “La puerta es la que elige, no el hombre”. ¿En qué sentido somos dueños de nuestra elección y de lo que deseamos? No lo sé, pero en la observación del deseo y no tanto en su cumplimiento es donde creo que hay un mundo por descubrir.
En la observación del deseo y no tanto en su cumplimiento es donde creo que hay un mundo por descubrir.
Esa máxima del escritor argentino da título, justamente, a una de sus propuestas. En cuanto a sus intereses, Urbano los articula en tres áreas: una primera relativa a los espacios y a los lazos de sus piezas con ellos; una segunda centrada en la materialización de experiencias y una tercera vinculada a una recepción de los espectadores que no entiende como mera contemplación. Se nutre en el camino de textos de cariz diverso, pero siempre propicios a la reflexión: Mi trabajo suele ser una meditación a tres voces; una de ellas parte de la experiencia de querer instalar un hogar en los espacios en los que intervengo, crear un vínculo, un arraigo y un presente a modo de site-specific; otra es la forma en la que se cristalizan las experiencias y, para ello, elaboro máquinas simbólicas a modo de esculturas/artefactos significantes; por último, enfrentarme al otro como enigma para ayudar a ser, y aquí es donde integro al actor o el artefacto en el montaje expositivo como ente vivo en la investigación.
Por mi forma de trabajar, es más natural en mí partir de textos que de imágenes en sí mismas; me cuesta materializar ideas que salgan de la música, el cine o de casi cualquier otra representación artística. La materialización de textos en artefactos físicos funciona en mí como la encarnación de una idea, y estos aportan más elementos de trabajo y referencias de las que tirar, ordenando y acotando la obra para que no se escape. Estos textos suelen ser teológicos, de filosofía, ciencia o literarios. En este momento estoy enfrentando dos textos a modo de bisagra en torno a una misma idea representada de forma antagónica. Estas obras literarias son el Libro de Job y el Fausto de Goethe. En otras ocasiones hice lo propio con la idea de paraíso partiendo de Milton, Carpentier, Delumeau…, o con la idea de naufragio, con Txomin Badiola, Poe, Melville, y Albar Núñez Cabeza de Vaca, entre otros.
La materialización de textos en artefactos físicos funciona en mí como la encarnación de una idea, y estos aportan más elementos de trabajo y referencias de las que tirar, ordenando y acotando la obra para que no se escape.
Como tenemos ocasión de comprobar en su actual exhibición en Madrid, trabaja este autor en diferentes técnicas, pero subraya la importancia del hierro en su producción, en parte por una cuestión de cercanía: En mi ultima exposición en la Galería Daniel Cuevas he incorporado el papel como material significativo, aunque la presencia de hierro siempre es importante. Soy hijo de herrero y desde pequeño el vínculo con el hierro ha sido inevitable; en mi casa no había vacaciones de verano, Navidad o Semana Santa, cuando se cortaban las clases había que ir al taller con mi padre. Es por esto que es un material en el que me es más fácil proyectar. Pero no lo romantizo para nada, pienso mejor en hierro porque es lo que tuve más cerca.
Sus referentes, como dicho hierro, tienen, a día de hoy, mucho de original y vernáculo: Mis principales influencias en este momento son el románico y las comunidades paleocristianas. Y mis lugares fetiche, San Isidoro de León, el Monasterio de las Huelgas en Burgos, el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional del Escultura de Valladolid y la Cartuja de Granada.
Entre sus principales proyectos, cita Urbano los presentados en tres de sus muestras individuales, en Granada y Madrid. En La Empírica granadina expuso “El Arpa y la sombra”, un acercamiento, desde un enfoque simbólico, a la noción de paraíso en sus múltiples acepciones. Se planteaba una suerte de viaje a la multiplicidad de aristas desde las que abordar ese concepto, utilizando elementos tomados de cosmovisiones, como la literaria de Alejo Carpentier, las espirituales de las primeras comunidades cristianas, o los sueños de las utopías revolucionarias, entre otras concepciones del mundo. Suponía esta exposición una especie de collage de objetos donde todas sus partes potenciaban, de algún modo, muchos significados en relación con esa idea de paraíso: como retorno en el tiempo, como libertad individual, como derecho a la intimidad perdido o, en un sentido más terrenal, como lo contrario a un excesivo turismo.
En cuanto a “Prefiguraciones”, que pudo visitarse en OTR a finales de 2023, suponía una vuelta de tuerca a otro concepto con muchas posibles lecturas, el de fracaso, y también contaba con literatura en su trasfondo: En este proyecto puse de manifiesto la permanencia en los estados fallidos o de fracaso como situaciones singulares en el proceso creativo. Hacer de la distancia la condición necesaria ante el error para activar los afectos de la obra. Estar abajo, en la oscuridad, hace que el hecho mismo de equivocarnos nos induzca a reflexiones inapropiadas y a su vez a soluciones inesperadas. Al igual que en el cuento de Poe, el protagonista recuerda los restos intactos de los naufragios en la playa para aferrarse a ellos y salvarse así del remolino; aquí se plantea el elemento estructural y repetitivo de las obras como catalizador y fetiche en un proceso creativo\vivencial, haciendo que el propio medio sea el mensaje.
Las obras tienen que ver con mi experiencia como operario de una fábrica metalúrgica y con mi confrontación directa con esos materiales en su contexto original, donde muestran toda su capacidad para erosionar física y psicológicamente.
Se refiere, por último, el artista a “Será símbolo o no será”, exposición abierta en Daniel Cuevas hasta el próximo 24 de mayo de 2024. Plantea la dependencia de esa supervivencia del símbolo respecto a la evolución del objeto que lo contiene; esto es, a las posibilidades de su diseño para adaptarse a distintas necesidades y miradas, incluso a la censura. Motivos como palmeras, anclas o redes, presentes en iconografías anónimas en el paso de los siglos, pueden interpretarse de diferente modo: de forma quizá total, si se parte de un conocimiento profundo, o desde un reconocimiento inconsciente que exige menor hondura.
Empleando materiales como piedra, metal o madera, llama nuestra atención Urbano sobre lo misterioso y cotidiano de esos símbolos, a veces integrados en la arquitectura y el diseño, en algunos casos condenados a desaparecer y aquí resucitados.
Urbano se encuentra actualmente inmerso en la realización del proyecto Prólogo del cielo, de sustrato literario y abierto, nuevamente, a interpretaciones muy contemporáneas: Las semillas son dos: el Fausto de Goethe y el Libro de Job de la Biblia del Oso y de Jerusalem; desde estos escritos estoy realizando una serie de obras escultóricas con las que trazo un paralelismo que siempre resulta manifestarse en las dos alas de una misma bisagra. Mi investigación plástica versa sobre el antagonismo resultante. El miedo y la incomprensión, al igual que la satisfacción inmediata del placer y la distracción, caracterizan al ente moderno; por eso encuentro en Job y Fausto la descripción más acertada de lo que está pasando (…). Al igual que los protagonistas de los textos citados, la incomprensión humana hace que nos entreguemos, sometidos por el miedo y la búsqueda del placer, a la esclavitud voluntaria, al consumo masivo de cuerpos y recursos ecológicos. Es por esto que estoy llevando a cabo una serie de obras escultóricas en las que muestro los diferentes aspectos de lo anterior (…) rescatando símbolos y significados de las novelas y relacionándolos con los rasgos sociales que nos rodean.
Para llevar a cabo esta serie de obras, contaré con el trabajo de artesanos y con procesos técnicos de la industria moderna. La idea es revisitar constantemente el pasado y la actualidad, viajar desde la literatura a la escultura a nivel conceptual, matérico y técnico.
Sabed más de todas esas capas de interpretación de sus esculturas en https://robertourbano.com/
