Fichados

Oliver Roura

Oliver RouraNOMBRE: Oliver

APELLIDOS: Roura

LUGAR DE NACIMIENTO: Barcelona

FECHA DE NACIMIENTO: 1978

PROFESIÓN: Artista

 

 

 

 

 

El año pasado, en este mismo mes de junio, la galería gijonesa Espacio Líquido acogía la muestra en la que pudimos conocer a Oliver Roura, nuestro último fichado. Se llamaba “Caminos del deseo” y constaba de pinturas abstractas realizadas a partir de capas, de sedimentos que paulatinamente parecían haberse consolidado. Esos procesos ofrecían un valor metafórico, en relación con las experiencias que, superpuestas, definen el rumbo vital de todos.

Graduado en Artes Aplicadas por la Escola Massana de Barcelona, en 2008, Roura ha mostrado igualmente su trabajo en galerías internacionales como Meyer Riegger (Berlín), la Galerie Isa (Mumbai), Knispu Galerie (Bergen) o Gadewe Galerie (Bremen). Hemos podido encontrar su trabajo, además, en citas como ART MADRID, ESTAMPA, HYBRID ART FAIR, JUSTMAD, INDIA ART FAIR, ART FAIR COLOGNE o SWAB.

Hace tres años recibió una beca de producción de NeuStartKultur en Alemania y ha obtenido, asimismo, un accésit de la beca Enate de Pintura en su edición 2021-2022. Con anterioridad llevó a cabo residencias en Mumbai y Berlín.

Roura se incorpora a esta sección porque queremos saber más de las experimentaciones técnicas de las que deriva su pintura, que guardan algunos lazos con los procesos naturales y también con los propios de la fotografía: atiende especialmente a la refracción de la luz. También sobre ese tratamiento de la materia pictórica con un sentido alegórico, aludiendo a las elecciones que marcan, una tras otra, un camino.

Oliver Roura. Sin título, 2025
Oliver Roura. Sin título, 2025

Nos explica Roura que ese entendimiento paralelo de las artes plásticas y de la misma vida se encuentra, de hecho, en el origen de su trayectoria: Mis inicios como pintor comenzaron mientras estudiaba arte dramático en la escuela Nancy Tuñón. En ese momento, usaba la pintura como una herramienta para canalizar emociones y sentimientos. Recuerdo perfectamente la primera pintura-acción que realicé. Fue a raíz de un desamor: cogí todo lo que tenía en los cajones de mi habitación —papeles, objetos, fotos, lápices, ropa, un carrete de cámara, una copa…— y lo fui pegando sobre una tabla de unos 120 × 120 cm. Luego vertí un cubo de pintura de pared blanca encima de todo. La superficie quedó completamente lisa, blanca, limpia. Entiendo que, de algún modo, intentaba dejar atrás ese dolor, esa desilusión. Eso fue a finales de los noventa.

Seguí pintando de forma muy impulsiva hasta que, hacia 2005 o 2006, decidí apuntarme a la Escola Massana de Barcelona. De alguna manera necesitaba entender de dónde venía ese impulso.

Esos fueron sus comienzos, pero el desarrollo de su carrera condujo al artista hacia la luz, cuyo tratamiento, sobre todo el de la iridiscencia, es el centro de su trabajo a día de hoy. Le interesa que, como la propia luz, sus composiciones no sean piezas estáticas y capten, asimismo, lo fugaz: Actualmente, el tema central de mi trabajo es la luz. Más concretamente, me interesa la iridiscencia: ese fenómeno óptico en el que los colores cambian según el ángulo desde el que se observa.

Pintar la iridiscencia es un ejercicio de desprendimiento. No me interesa fijar la imagen en un estado definitivo, sino permitir que fluctúe, que sugiera el tiempo, el cambio. La luz, al incidir sobre la superficie, no solo revela los colores: los transforma, desdibujando cualquier idea de permanencia. Así, la obra no es un objeto estático, sino un umbral en constante oscilación.

En la naturaleza, la iridiscencia es efímera: las alas de una mariposa, la piel de ciertos peces, una burbuja de jabón. No es un pigmento, sino una condición; el resultado de la descomposición de la luz al atravesar estructuras microscópicas. Es un reflejo que depende de la posición del observador.

Intento replicar este comportamiento en mis piezas superponiendo capas translúcidas que generan una superficie imposible de capturar en una única mirada.

Es en la interacción donde la obra cobra vida. Como el aliento sobre un espejo, la imagen aparece un instante y se desvanece. Su presencia es tangible, pero inasible. En cada desplazamiento del espectador, la luz revela nuevos matices, como si cada ángulo de visión abriera una posibilidad distinta. Lo que propongo no es una representación estática, sino una experiencia donde la percepción se desdobla, cambia, escapa.

La iridiscencia es movimiento, fragilidad, transformación. Nos recuerda que lo que vemos nunca es fijo, sino que depende de nuestra relación con el entorno. En cada pieza busco capturar ese umbral cambiante, ese instante fugaz en que la luz revela una nueva verdad… y, al mismo tiempo, la deja ir.

Oliver Roura. Sin título, 2025
Oliver Roura. Sin título, 2025

Su disciplina siempre ha sido la pintura, utiliza únicamente acrílico y muy pronto la planitud se convirtió en su afán: Trabajo exclusivamente con pintura acrílica, ya sea en forma de “piel” acrílica, sobre madera o sobre Dibond. El formato depende del proyecto: desde obras pequeñas de 35 × 35 cm hasta otras de grandes dimensiones, como 200 × 150 cm. Cuanto más grande la obra, más complejo el proceso.

Desde que estudiaba en Barcelona, siempre quise trabajar desde la planitud. Cuanta menos textura, mejor. Buscaba la desaparición total del trazo. Fue durante una residencia artística en Berlín donde, por casualidad, encontré el camino técnico que estaba buscando. A partir de ahí, entré en una fase de experimentación que duró años, hasta lograr finalmente trasladar esa planitud a una obra pictórica de manera satisfactoria.

Con el tiempo, a través del ensayo y error, mi técnica fue determinando también los temas que quería abordar: siempre vinculados a la investigación científica, la luz y la naturaleza. Antes de llegar a eso, pasé por una etapa de deconstrucción de la propia pintura y de mi manera de pintar.

Mi proceso es el siguiente: pinto sobre un cristal, de forma que la primera capa que aplico es la que el espectador ve. En la pintura tradicional, las capas se superponen y la última es la que queda a la vista. En mi caso es al revés: la imagen final está formada por la primera capa. A partir de ahí, voy sumando centenares de capas transparentes, hasta lograr el resultado que busco: esas huellas, esos recorridos, esas trazas.

Una vez termino, empieza un proceso técnico de cierre por la parte posterior, que deja la pintura completamente plana. Cuando la superficie está sellada, arranco toda esa piel, esa lámina de pintura acrílica, y la adhiero sobre aluminio Dibond.

Pintar la iridiscencia es un ejercicio de desprendimiento. No me interesa fijar la imagen en un estado definitivo, sino permitir que fluctúe, que sugiera el tiempo, el cambio.

Oliver Roura y trabajos recientes, 2025
Oliver Roura y trabajos recientes, 2025

Los artistas que más interesan a Roura también han trabajado a fondo con la luz, no siempre en composiciones luminosas. Pero sus referencias son diversas: Creo que todo influye. Nada escapa. De algún modo, todo —aunque sea mínimamente— termina afectando tanto a la forma de ser como a la manera de expresarse.

Pero bueno, si hablamos de artistas que han tenido un peso más claro en mi trayectoria, podría mencionar a varios: desde Yves Klein, Pierre Soulages, Ad Reinhardt, Günther Förg, Imi Knoebel, Peter Krauskopf, Cy Twombly, Robert Motherwell… hasta Angela de la Cruz. Son muchos. El primero que me influyó fue mi tutor, Javier Puértolas.

Son artistas que me han influido tanto conceptual como formalmente, y muchos de ellos lo siguen haciendo.

Hay muchísimos creadores interesantes que, en diferentes momentos, han resonado con lo que estaba haciendo o pensando. Algunos por el uso del color, otros por la relación con la materia o el espacio, otros por su radicalidad. Las influencias no son estáticas, van cambiando, se transforman. A veces una imagen se queda en la cabeza durante años y aparece de repente, filtrada en una obra. Otras veces es solo un gesto, una actitud, una decisión formal que te abre un camino nuevo.

Oliver Roura. Inversions. Berger Galler, Barcelona, 2011
Oliver Roura. Inversions. Berger Galler, Barcelona, 2011

Identifica Oliver sus principales proyectos hasta el momento con algunas de las muestras que ha presentado: “Inversions”, en Berger Gallery, fue mi primera exposición profesional en Barcelona. Supuso un gran reto, ya que en ese momento me encontraba en Berlín y tuve que producir obra de gran formato en tan solo tres o cuatro meses. El espacio era muy amplio y había que llenarlo. Presenté dos piezas de 200 × 150 cm y entre ocho y nueve de 120 × 90 cm. Justo había empezado a trabajar sobre cristal, y la técnica aún estaba en fase de desarrollo. La galería cerró al cabo de dos o tres años.

“Monsoon Show”, en la Galerie Isa de Mumbai, es, para mí, la madre de todas las exposiciones que he hecho hasta ahora. Fue una colectiva en una de las galerías más importantes de la India, junto a algunos de mis referentes: Olafur Eliasson, Anselm Reyle y Gregor Hildebrandt, entre otros. La exposición fue un éxito y la relación con la galería se ha mantenido durante muchos años. Es, sin duda, una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida.

Oliver Roura. The Monsoon Show. Galería Isa, Mumbai, 2015
Oliver Roura. The Monsoon Show. Galerie Isa, Mumbai, 2015

“Helmut Newton 100 | Jonathan Monk 51”, en Meyer Riegger, fue un proyecto muy especial y una auténtica sorpresa. En Berlín, donde resido actualmente, también trabajo como fotógrafo de exposiciones, y llevo más de ocho años colaborando con esta galería. Fue una gran alegría que me invitaran a participar en paralelo a la exposición principal, con una colectiva en el showroom.

Oliver Roura. Showroom. Galerie Meyer Riegger, Berlín, 2020
Oliver Roura. Showroom. Galerie Meyer Riegger, Berlín, 2020
Oliver Roura. Showroom. Galerie Meyer Riegger, Berlín, 2020
Oliver Roura. Showroom. Galerie Meyer Riegger, Berlín, 2020

“Unterwegs”, en Modus Operandi, comisariada por Pedro Gohlke, con textos de Fernando Castro Flórez y Bernat Puigdollers, fue importante por muchas razones. Por un lado, marcó un regreso a la actividad expositiva tras la pandemia, en un momento vital y profesional lleno de altibajos. Pero, sobre todo, significó trabajar con Pedro Gohlke, un gran profesional con quien, además, nació una amistad muy valiosa. Y fue un honor contar con dos referentes para los textos del catálogo.

Oliver Roura. Unterwegs. Modus Operandi, Madrid, 2021
Oliver Roura. Unterwegs. Modus Operandi, Madrid, 2021

Aunque mi participación en ESTAMPA con Espacio Líquido y Núria Fernández fue más bien testimonial —con obra en el almacén del stand—, la experiencia fue muy enriquecedora. Me permitió conocer a personas muy interesantes y establecer conexiones que han dado lugar a nuevos proyectos, como con Marta Llompart y su galería Untitled en Andorra.

Oliver Roura. Structural Color. Untitled Art Contemporani, Andorra, 2024
Oliver Roura. Structural Color. Untitled Art Contemporani, Andorra, 2024

Por último, uno de los proyectos que más alegría me ha dado fue obtener un accésit en el Premio Enate de Pintura. Gracias a ello, mi obra pasó a formar parte de su colección permanente. Recientemente, han lanzado un vino llamado Paraje Singular, cuya etiqueta lleva la imagen de mi obra. Es un gran honor formar parte de una colección tan relevante y poder maridar mi trabajo con el vino de una de las bodegas más prestigiosas de España.

Oliver Roura para Bodegas Enate, 2021-2022
Oliver Roura para Bodegas Enate, 2021-2022
Oliver Roura para Bodegas Enate, 2021-2022
Oliver Roura para Bodegas Enate, 2021-2022

A la vuelta del verano, encontraremos a Roura participando en Abierto Valencia, el inicio de la temporada en sus galerías. Presentará en Shiras “Un espacio de tránsito”.

Entretanto, podéis saber más de él aquí: https://oliverroura.com/

Oliver Roura, 2025
Oliver Roura, 2025
Oliver Roura, 2025
Oliver Roura, 2025
Oliver Roura, 2025
Oliver Roura, 2025

 

 

 

 

 

 

 

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