NOMBRE: Nacho
APELLIDOS: Zubelzu
LUGAR DE NACIMIENTO: Reinosa, Cantabria
FECHA DE NACIMIENTO: 1966
PROFESIÓN: Artista
Estamos seguros de que Nacho Zubelzu no será un descubrimiento para muchos de nuestros lectores: como pintor, escultor, performer o videoartista ha participado en un buen número de ferias nacionales e internacionales y también ha presentado numerosas exposiciones individuales, muchas de ellas en Cantabria.
Su producción, profundamente unida a la naturaleza independientemente de la técnica en que se desenvuelva, la ha mostrado en monográficas en centros como el Museo de Bellas Artes, el Palacete del Embarcadero, la Biblioteca Central, la Galería Exhibit y la Asamblea Regional de Santander, el Museo Etnográfico de Cantabria, la Galería Evelio Gayubo de Valladolid, la Diputación de Guadalajara, el Jardín Botánico y el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, la Galería Metro de Santiago de Compostela, la Residencia Valdelarte onubense, la Galería Honos Art de Roma y la WhiteBox Gallery de Pekín; también en colectivas que le han llevado, entre otros espacios, a la Fundación Botín (Villa Iris), La FuNdicIOn Bilbao, de nuevo el Real Jardín Botánico madrileño, la Diputación de Badajoz, la Galería Siboney santanderina, la Galería Guillermina Caicoya de Oviedo, los Institutos Cervantes de Tokio y Pekín, la Galería Estela Docal, de nuevo en Santander o la Casa de Vacas del Retiro. Igualmente, hemos podido encontrarlo en citas como Drawing Room, Art Marbella, JustMad y JustLX, Luxembourg Art Fair, la Affordable Art Fair milanesa, la SetUp Air Fair de Bolonia, FIG Bilbao, Arte Santander, ART MADRID, ARCO en su sección Arts Libris, ESTAMPA o Generaciones.
Para cerrar presentaciones, podemos contaros que ha obtenido Zubelzu primeros galardones en el Premio de Pintura y Escultura de Reinosa, el de Dibujo Antonio del Rincón en la Diputación de Guadalajara, el Concurso de Pintura Casimiro Sainz, el II Certamen de Pintura Lino Casimiro Iborra de Santoña, el Premio de Dibujo Antonio Revelles de Colmenar Viejo, el Premio de Artes Plásticas “Mejor Artista Cántabro” de la Consejería de Cultura de esa región, el Cabuérniga de Investigación sobre Culturas Rurales de Cabezón de la Sal o el del Festival Internacional de Cortometrajes Mundo Rural de Espinama.
Este autor se incorpora a nuestros Fichados porque queremos conocer mejor el rol de la citada naturaleza en su trabajo, las emociones que encuentra en ella y que desea trasladar a sus composiciones y la importancia de su propia experiencia en el medio, más allá de la mirada: ha participado en varias trashumancias, convivido con pastores y esa vivencia, y también esa estética, la encontraremos en muchas de sus creaciones, que no obstante están apegadas a países y tradiciones culturales muy distintos.
Nos cuenta el artista que su inquietud por la creación surgió en la infancia, ligada estrechamente al paisaje del Valle de Campoo, donde nació: Comencé en mi infancia a dibujar, a observar, a recoger y manipular elementos de mi entorno, ya que me fascinaba el Valle de Campoo en Cantabria, donde nací. Las montañas nevadas, los animales, las plantas y ese vínculo con la tierra me condujo a interpretar, a través de una visión muy personal, todo ese mundo que me rodeaba.
Ese mundo natural de Campoo en Cantabria, territorio de osos y lobos, ha sido mi escuela, donde el tiempo se detiene, el silencio se hace arte y los sentidos inundan el espacio. Es el recuerdo de una infancia junto al río Ebro en un molino harinero y que ahora es mi estudio. Porque como bien dijo Rembrandt, basta con “elegir sólo una maestra; la naturaleza”. En este sentido, las montañas, la nieve, las aves, el privilegio de crecer con las enseñanzas de Félix Rodríguez de la Fuente y tener la oportunidad de observar a lobos y osos en libertad han influido para unir mis dos pasiones: la naturaleza y el arte. La recompensa es la espera, y ese instante mágico al observar al animal y poder captar su movimiento al natural.
Aquello que hizo crecer su vocación no ha dejado de estar presente en su obra, a partir de ejercicios de contemplación, recuerdo y lecturas propias; además de como tema, la naturaleza se encuentra en el germen de sus procesos y en su lenguaje: Mi trabajo es un amplio estudio sobre la naturaleza y la cultura rural. Para mí, el arte es algo íntimamente relacionado con la vida, basado en la observación, la visión, la empatía, la memoria y la interpretación. En mi obra se pueden encontrar ecos de filosofía, antropología y arqueología. Mi deleite es el aspecto manual del trabajo creativo y la construcción física de la obra, que está, en origen, en estrecha relación con la naturaleza y el viaje.
En este vínculo con la tierra, integro lenguaje, memoria, antropología y estética. Lo que caracteriza mis composiciones es la diversidad creativa y las perspectivas con materiales diversos en diferentes geografías.
Mi deleite es el aspecto manual del trabajo creativo y la construcción física de la obra, que está, en origen, en estrecha relación con la naturaleza y el viaje.
Las técnicas que viene manejando Zubelzu, como hemos apuntado, son diversas y las relaciona entre sí sin establecer fronteras estrictas; el trabajo en serie le sirve para desarrollar ideas. Como apuntamos, algunos de sus materiales proceden también de la tierra o de la artesanía: Trabajo con materiales muy variados, desde el dibujo sobre papel a la escultura con materiales frágiles y efímeros, y con otros más duraderos, como acero o plomo, pasando por el vídeo, la performance y la instalación. Utilizo técnicas y soportes particulares que caracterizan mi obra, tales como pintura acrílica sobre acetato, resina de poliéster, radiografías sobre tela o papel y textiles cosidos. Mi interés por la investigación me ha llevado a emplear materiales muy primarios con un componente artesanal. Sobre todo, he elegido siempre los vinculados al medio rural, porque son los que he tenido más cercanos.
Nunca trazo una línea divisoria entre pintura y escultura, más bien son ámbitos que complemento, por eso uso la repetición y la variación, que generan secuencias en las que estructuro un análisis de las ideas, sensaciones y sentimientos.
A la hora de hablarnos de sus referentes, más que de artistas, nos remite este autor santanderino a geografías concretas, a naturalistas o a pensadores clásicos que reflexionaron sobre lo natural: Toda mi obra está marcada por mi pasión por el arte y la naturaleza. Se nutre de experiencias propias en las montañas para interiorizar la belleza de los elementos naturales y plasmarlos de forma plástica en pinturas, fotografías, esculturas, instalaciones de gran formato, performances y pequeñas ilustraciones.
Mis últimos viajes a países africanos (Kenia y Gambia) y asiáticos (China, Mongolia, Vietnam, Nepal), o a parajes de naturaleza impactante, como el desierto de Atacama en Chile, los Andes, Alpes o la Patagonia o las selvas de Panamá, han inspirado buena parte de mis composiciones, en las que recojo el perfil y la huella, la esencia de la naturaleza y de los seres humanos.
Otra fuente de inspiración es la trashumancia, que realizo dos veces al año con pastores nómadas de Extremadura y Andalucía conduciendo ovejas y vacas por las cañadas españolas, en busca de las dos primaveras. El tránsito de los seres vivos, el paso del tiempo que permanece y se va, el magnetismo y la riqueza poética de las señales, los símbolos y las huellas son planteamientos que siempre he desarrollado en mis proyectos.
Desde el punto de vista humano, me han influenciado desde los pastores nómadas, pasando por naturalistas de reconocido prestigio como Jesús Garzón, Félix Rodríguez de la Fuente o José Luis Gallego, hasta los filósofos de la antigüedad como Sócrates, Platón o Diógenes.
Entre sus principales trabajos hasta ahora, profundiza en Orogramas, Trashumancias, Man and Earth y Deucalión y Pirra; todos ellos imbricados, de forma más o menos explícita, con la tierra: El proyecto Orogramas parte del concepto japonés denominado Kintsugi o arte de hacer bello y fuerte lo frágil. Yo planteo el Kintsugi como punto de partida e hilo conductor de mi trabajo. Descubrir la belleza dentro del mundo cotidiano que aparentemente contiene la nada, el vacío. Escenarios más o menos cotidianos abandonados, donde el objeto policromado en oro resalta adquiriendo un carácter, a veces insólito, grotesco o irónico (restos de iglesia en ruinas).
Manipulo objetos y partes de espacios naturales deteriorados, olvidados, y los doro. Tras el dorado, los territorios y objetos adquieren una belleza estremecedora que hace olvidar el contexto opresivo y el vestigio desagradable de la acción inicial, para adquirir ahora carácter de símbolo o incluso mito. En cada intervención se reflexiona sobre el acontecimiento, conflicto o situación acontecidos en ese lugar (trinchera, muerte, tradición, expropiación, ruina, abandono, límites, refugiados, éxodo, etc.).
Establezco una reciprocidad entre el hombre y la tierra a través del brillo dorado. El arte, más que como acontecimiento efímero, como transformación funcional y estética. Dorar fragmentos, pedazos, recuerdos en la memoria de un territorio. Estas intervenciones las denomino “orogramas”. Son adoraciones en tierra de nadie con las que intento rastrear vidas, situaciones o momentos que la ruina y el deterioro mantienen en el olvido. El tiempo, como testigo acaba engullendo el objeto (la herida o el arañazo); ahora, tras el subconsciente, el brillo de oro, como una prospección arqueológica, adquiere una importancia ética y estética. Aparece así el gesto de arqueólogo, de recuperar la memoria, o un acto de conservación y reciclaje.
Por su parte, con el proyecto Trashumancias vinculo, a través de una propuesta creativa, la iconografía nómada que he recopilado durante varias trashumancias realizadas en los últimos años. Recojo los flujos de rebaños, movimientos de masas, formas y volúmenes y entablo un diálogo con el medio, componiendo ambientes y límites estéticos o poéticos que evocan memorias ancestrales. Cuadros en papel, texturas, manufacturas que emergen del plano para aportar la sombra y el relieve en una metáfora que representa grandes rebaños que peinan laderas y cañadas. Simbolizan no sólo la distancia del trayecto que separa los dos destinos por cañadas, cordeles y veredas, sino que constituyen un viaje por la huella que han legado los antepasados, por los conocimientos del ayer y su memoria, por una serie de valores y principios de una vida primitiva. Las obras captan el instante en que los animales se funden con el paisaje, viven cara a cara con la naturaleza, con la tierra desnuda y la cañada por único e inmenso pastizal. Composiciones artísticas en permanente eclosión, como el rebaño, expectante y expansivo, devolviéndonos la magia de La Mesta. Las ovejas se empujan unas a otras, caminan entrelazadas mutuamente, enredadas en una sola masa, como se entretejen las texturas y los relieves en la obra.
En Man and Earth, me siembro como una planta, enraízo mi cuerpo en la tierra donde fructifica la creatividad y la memoria. Planteo la acción como una metáfora aludiendo, por un lado, a la posesión de un lugar (echar raíces), y por otro, al juego e intercambio conceptual del hombre o artista como semilla. Éste, literalmente sembrado y recogido su fruto.
A través de esta acción quiero reflexionar y alentar al espectador a que se nutra e impregne de valores y humanidades. La tierra me acoge, me alimenta. Pero para germinar, este plantón necesitará, como está demostrado en la historia del hombre, ser abonado con valores positivos donde imperen las humanidades, las artes, música, pintura, poesía, literatura, filosofía. Por lo tanto, quiero, de esta manera, decir que será este abono, que me impregna como mediación espiritual, lo único que puede salvar al hombre, y, en definitiva, al planeta que nos acoge.
En otro de los proyectos que he desarrollado, Deucalión y Pirra, he realizado en plomo más de doscientas esculturas simbolizando la repoblación de la tierra. En este mito griego, Zeus, decepcionado con la raza humana, decidió eliminarla y crearla nuevamente. Para ello mandó lluvias y tormentas (diluvio). Sólo una nave sobrevivió, la de Deucalión y Pirra. Fueron nueve días y nueve noches refugiados sobre el Etna. Cuando el agua bajó fueron a Delfos y el Oráculo dijo: Arrojad a vuestra espalda los huesos de la gran madre (Tierra).
Por cada piedra que lanzaba Deucalión, un hombre nacía. Las que tiraba Pirra se convertían en mujer. Así repoblaron la tierra. Con esta misma idea he repoblado igualmente el planeta de figuras de metal simulando esa humanidad perdida. Las entierro en diferentes lugares del mundo y, dormidas bajo tierra, esperan que alguien las recupere.
Las coordenadas las introduzco en una semilla de barro. El comprador rompe esa bola-semilla, obteniendo así la información, las coordenadas que le llevarán a la pieza artística. Es ahora cuando comienza la aventura, el viaje, que ofrece incertidumbre, juego y arqueología.
Podemos ver su trabajo en Madrid, tanto actualmente como en la semana de ferias: Estoy realizando una serie de obras tituladas Altamira en hielo, en las que traslado el relieve de los bisontes del techo de la gran sala al papel; se expondrán, con la Galería Metro de Santiago de Compostela, en la feria ART MADRID. Asimismo, la obra titulada La piel de las Montañas se exhibe actualmente en la Galería Tamara Kreisler de Madrid.
Por otra parte, el libro Tinta Salvaje, con más de 250 dibujos de la fauna de la cordillera Cantábrica, que publiqué el pasado año y que ya está en la tercera edición, se presentará el próximo 5 de febrero en la Casa Zorrilla de Valladolid.