NOMBRE: Nacho
APELLIDOS: Casteleiro
LUGAR DE NACIMIENTO: A Coruña
PROFESIÓN: Artista
Explica Nacho Casteleiro, en su página web y en relación con sus comienzos, que cuando tenía alrededor de ocho años, su padre, marino de profesión con talento para la pintura y el dibujo, lo retrató: tuvo que permanecer quieto un par de horas, eternas para un niño de esa edad. Se acuerda de esas horas y también de las que, años más tarde, dedicaría a la restauración de muebles antiguos, una actividad que le llevaría después a estudiar Historia del Arte.
De trabajar a partir de plantillas para futuro mobiliario pasó a dibujar rostros, pies y manos -veremos que, sobre todo, rostros inmersos en color, que subrayará su expresividad-, porque si bien Casteleiro desarrolló su producción temprana conforme a códigos realistas, y a menudo por encargo, paulatinamente evolucionó hacia una obra más personal en la que otras formas de expresión -texturas, matices tonales- habrían de servirle para dar cabida en sus composiciones a más capas de las que aporta lo dado.
Su participación en la reciente muestra colectiva con la que la Galería Bea Villamarín de Gijón conmemora su décimo aniversario nos ha permitido conocer sus trabajos, que inciden en la fuerza posible del trazo y del accidente y que, aunando lo figurativo y lo abstracto en convivencia favorecedora, buscan suscitar en el espectador emociones. Incluso una conexión entre el artista, que entiende el ejercicio de la pintura como un camino de introspección y de búsqueda de lo desconocido, y quien contempla los lienzos.
Los efectos que generaba en él el acto de pintar, cercanos a lo sanador, tienen que ver igualmente en los inicios de Nacho en la creación, relativamente recientes: A finales de 2017 y durante todo 2018 atravesé un periodo convulso en mi vida. Una serie de condicionantes personales hicieron que plasmase en papel mis primeros dibujos. En ese momento descubrí que dibujar —y más tarde, pintar— tenía en mí un claro efecto catártico. Ese proceso marcó el verdadero inicio de mi camino artístico, que más tarde se consolidó en la necesidad interior de dar forma a una obra más personal.
Esos trazos diversos y potentes que conforman sus obras, y las capas, ocasionalmente heridas, que en ellas apreciamos, tienen que ver con el tiempo. La plasmación de sus secuelas físicas sobre piel y material es el centro del trabajo de este autor, y lo apreciaremos en la dimensión formal de sus composiciones más que en sus motivos: El tema central de mi obra es el tiempo: nuestro bien intangible más valioso y, paradójicamente, uno de los que más descuidamos. Me interesa explorar cómo se inscribe en la materia y en los cuerpos, con las marcas, capas y transformaciones que evocan tanto memoria como desgaste. Esa dualidad, donde habita la decadencia y la belleza, la plasmo en un tenso equilibrio, donde dialoga el caos con el orden.
Otro binomio domina sus técnicas, estrechamente conectadas con el deseo de llevar al lienzo esas consecuencias del paso de horas y años: El óleo y el acrílico suelen ser los medios más comunes en mi trabajo, pero a menudo incorporo materiales como papel, arena o piedra. Esta mezcla me permite acentuar ese baile entre lo liso y lo matérico. En todo caso, la libertad creativa siempre está por encima de la técnica.
Por otra parte, me siento más cómodo trabajando en medios formatos, ya que me permiten un gesto más visceral y directo. Frente a esa espontaneidad, los formatos más pequeños me resultan más limitados, pues imponen un gesto más contenido.


Los más rápidos habréis notado que Klimt es uno de sus artistas admirados -como el austriaco, sumerge sus figuras en ámbitos de color que las superan, las exceden-; a él ha dedicado una serie fundamental en su trayectoria, en la que nos contará que continúa inmerso. Otros referentes tienen que ver con la vía expresionista o la abstracción: Antes de tomar forma la serie Klimt, pinté dos obras que ya sugerían, en cierta manera, esa influencia. En ese punto decidí darle continuidad como un modo de profundizar en un lenguaje que me resultaba cercano y natural.
Aparte, como en otros aspectos de mi vida, mis influencias son diversas y eclécticas. Dentro de la figuración me atraen el color del surrealismo de Lugrís Vadillo, la crudeza expresionista de Francis Bacon, la libertad creativa de Albert Oehlen o la monumentalidad de Anselm Kiefer. En el terreno abstracto, mis referentes se acercan más al expresionismo abstracto, con su fuerza gestual y su intensidad emocional.
Klimt es su proyecto más reciente, antes llegó Tragicomedia: De la serie Klimt lo que realmente me ha fascinado es la dualidad entre la abstracción y la figuración, un territorio en el que encuentro la libertad para explorar y crear tensiones que atraviesan toda mi obra.
Tiempo atrás desarrollé la serie Tragicomedia, con un corte menos visceral y más irónico, concebida como un proyecto experimental. La he mantenido al margen, pero me permitió explorar otros registros y ampliar el espectro expresivo de mi trabajo. En la actualidad continúo desarrollando la serie Klimt, que se mantiene en evolución constante.
Nos cuenta Casteleiro que sus próximas exposiciones nos esperan en Bea Villamarín.
Podemos conocerlo mejor en su web (nachocasteleiro.com) y en Instagram (@_casteleiro_).