NOMBRE: Maya
APELLIDOS: Pita-Romero
LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid
FECHA DE NACIMIENTO: 1999
PROFESIÓN: Artista
Esta semana se suma a nuestros Fichados Maya Pita-Romero, a quien conocimos hace dos años en la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid: fue una de las artistas seleccionadas entonces en los veteranos Circuitos de Artes Plásticas y presentó, en el marco de la exhibición “La cámara del eco”, que comisarió Violeta Janeiro Alfageme, obras que vinculaban el grado de toxicidad presente en nuestros cuerpos al del conjunto de la naturaleza, en línea con otros proyectos suyos que, a su vez, han enlazado procesos artísticos y ciclos biológicos.
En el año anterior, en 2021, había finalizado Pita-Romero su Grado en Bellas Artes en la Escuela Universitaria de Artes TAI, donde también cursó un Título de Experto en Diseño, Artes Visuales y Creación Digital (previamente se había formado en el Estudio de Pintura y Dibujo Zoya). En 2023 y 2024, ha protagonizado muestras individuales en la madrileña Galería El Chico y en Casa Antillón, en Carabanchel, y otras exhibiciones colectivas han llevado su obra a espacios como el Círculo de Bellas Artes, el Espacio Cruce y la Galería i23, todos ellos en la capital.
A su selección en los Circuitos de Artes Plásticas en 2022 se suma el premio que, el año pasado, le concedió el Festival Internacional de Jóvenes Artistas y Creadores en Madrid WE:NOW, y ha desarrollado residencias en La Escocesa de Barcelona (en convocatoria conjunta con Matadero Madrid) y en la mencionada Casa Antillón.
Se incorpora Maya a esta sección porque queremos saber más de su empleo de biomateriales o componentes orgánicos, esto es, de elementos susceptibles de cambiar o descomponerse con el tiempo, a la hora de plantear modos de vida y relación, imaginarios, que no pasen por el antropocentrismo y que permitan lazos alternativos entre los seres vivos basados en la coexistencia y el cuidado y no en el beneficio. Veremos que se vale de disciplinas diversas (lo sonoro, esculturas, instalaciones) para establecer nexos entre los procesos corporales y los propios de los ecosistemas y que, al utilizar esos materiales que fermentan o pierden su consistencia, pone en cuestión nuestra cada vez mayor querencia por lo aséptico y neutro y nuestra tendencia a rechazar todo aquello que nos es extraño.
El interés de Pita-Romero por el arte fue temprano y natural, y sus primeras incursiones en él en la infancia tuvieron algo de anticipatorio, en cuanto al empleo de elementos ligados a la tierra: Quizás sea un poco cliché o algo que muchas artistas compartimos, pero desde siempre, de manera muy orgánica, me ha interesado jugar con colores, pintar o dibujar. También he jugado mucho con la tierra, que mezclaba con agua, con hojas; le daba forma e incluía pequeñas ramitas. En casa a veces incorporaba cereales en las témperas o cualquier otra cosa que encontrara. Así que para mí fue bastante fácil la decisión de seguir mi formación en Bellas Artes; no solo por estos intereses prácticos y materiales, sino porque fui desarrollando también un gran interés por la historia del arte y por lo que estaba sucediendo ahora.
Como anticipábamos, sus inquietudes tienen que ver con la plasmación y la sugerencia de otros modos de vida y relación en la Tierra en los que no haya espacio para la explotación; le interesan los cuerpos y organismos en transición, los cambios pasados que explican a los seres vivos hoy y que podrían ayudarnos a atisbar lo que vendrá y, ya en el terreno de la estética, aquellas piezas que por su materialidad y aspecto puedan suscitarnos tanto repulsa como una forma particular de seducción. Propone bellezas más allá de lo canónico, incluso palpitantes: Tiendo a imaginar mundos y posibles futuros en los que nuestra relación con el resto de seres vivos sea mucho más consciente y cercana. En mis proyectos me planteo situaciones ficticias en las que nuestros cuerpos empiezan a cambiar por diferentes razones para sobrevivir y acabamos asociándonos de alguna manera con alguna especie vegetal. Todos estos relatos siempre están atravesados por otros intereses, como son el cuidado del cuerpo, nuestra relación ante lo extraño, materiales que cambian, cuerpos que se están formando, etc.
En mi trabajo existe también un interés por elementos o acciones tradicionales, que de alguna manera conectan más con el imaginario colectivo. De esta forma también me pregunto acerca de los cambios que se han ido dando en un tiempo pasado, teniendo en cuenta el presente, para poder así imaginar futuros posibles.
Hay una parte estética de mi trabajo que quizás pueda denominarse como visceral e inquietante, que me hace preguntarme sobre lo bello en el arte. Por otro lado, usando estos códigos encuentro un lugar para reflexionar sobre lo que clasificamos como abyecto. Me interesa crear obras que, por su primera apariencia, puedan generar rechazo, pero que al mismo tiempo generen cierta atracción e incluso ternura.
Tiendo a imaginar mundos y posibles futuros en los que nuestra relación con el resto de seres vivos sea mucho más consciente y cercana.
Las técnicas y formatos de los que se vale Pita-Romero tienen que ver con su voluntad de imprimir vida y no quietud a sus propuestas; como a algunos otros creadores de su generación, no le interesa generar piezas nuevas y eternas, sino creaciones íntimamente relacionadas con nosotros (en un sentido orgánico) y capaces de mutar por sí mismas: No me interesa que la vida de una obra sea estática y se conserve siempre igual. Me gusta pensar que tienen un metabolismo igual que nosotras. También tiene que ver con un aspecto más ecológico, para no seguir generando objetos que duren miles de años, sino que tengan una vida finita. Por ello me interesa lo orgánico y los elementos naturales con los que se pueden generar materiales que sean impredecibles, que fermenten y cambien con el tiempo.
Este interés por la materia me ha llevado a hacer piezas más voluminosas, por lo que suelo trabajar con la escultura y la instalación. De alguna manera, siento que puedo experimentar y explorar más estos materiales con esos formatos. Al mismo tiempo, en mis últimos proyectos también he trabajado con sonido, textos e iluminación para generar un ambiente más inmersivo.
No me interesa que la vida de una obra sea estática y se conserve siempre igual. Me gusta pensar que tienen un metabolismo.
Entre sus referentes cita Pita-Romero a algunas artistas, de su generación y anteriores, con quienes comparte atención por los materiales naturales o ya existentes y por la vida que contienen o pueden generar; también ha explorado, como puntos de partida, la biología vegetal y el cine: Mi trabajo se nutre de influencias muy distintas, como puede ser una parte quizás más científica y botánica, al tener un gran interés en el mundo vegetal y en los materiales que pueden generarse a partir de las plantas.
También admiro y me interesa mucho el trabajo de artistas como Eva Hesse, Heidi Bucher, Louise Burgeois, Sarah Lucas, Mire Lee, Mónica Mays, Isabella Benshimol o Marina González Guerreiro, entre otras. También me interesan autoras como Anna L. Tsing, Marosa di Giorgio, Octavia E. Butler y Ariana Reines. Asimismo, bebo del cine de Cronenberg o de películas como “Annihilation”, de Alex Garland, o “Nausicaa y el valle del viento”, de Miyazaki.
Entre sus proyectos fundamentales hasta la fecha, Maya elige dos, que hemos podido contemplar en sus exposiciones en Madrid y Barcelona: “Marañas que lamen mi piel” explora el encuentro de relaciones enredadas entre el cultivo de algodón y el ciclo menstrual. A partir de las leyendas, los rituales y la toxicidad que las envuelven, aparecen nuevas formas de relacionarnos con las plantas que sembramos. Se imaginan nuevas formas de cuidado pringoso que transformen las comunidades normativas.
Atravesadas y empapadas, se encuentran en estas marañas unas criaturas que agrietan el espacio entre lo humano y lo no humano. Este proyecto instalativo vomita figuras permeables, cuerpos que supuran vínculos entre nosotras. Fue desarrollado en la Residencia de Movilidad de Matadero en colaboración con La Escocesa (Barcelona). También ha sido expuesto formando parte de la XXXIII edición de los Circuitos de Artes Plásticas en la Sala de Arte Joven de Madrid.
“Lamer un tallo cortado” es el resultado de la residencia que realicé en Casa Antillón en 2023 y que continué desarrollando para mi primera exposición individual en El Chico en enero de 2024, bajo el título “Desde dentro, parece que brota algo”. Este proyecto surge cuando encuentro unas mantas tejidas por mi bisabuela y comienzo a entenderlas como una segunda piel o como una capa protectora que nuestras abuelas y bisabuelas tejían para sus hijas y nietas, como una forma de cuidado hacia ellas. En este proceso, al investigar materiales que provienen de las plantas me encuentro con el látex, un líquido que algunas plantas producen cuando se rompen, creando una especie de segunda piel o costra que cubre la herida de la planta. Relacionando estos dos conceptos, empiezo a pensar en cuando un cuerpo o una planta se rompe o es abusada. Esto me lleva a realizar una serie de piezas mutantes que se están construyendo y destruyendo al mismo tiempo, como en una especie de simbiosis en la que intentan construir sus nuevos cuerpos tras la herida.
Sus próximos trabajos continuarán ahondando en nuestros lazos con las plantas (relativos a cuidados) y especularán con la generación de nuevos cuerpos a partir de esas relaciones: En este momento me encuentro en un proceso más de investigación material y teórica. Estoy trabajando con la escultura y la fotografía para explorar la relación de cuidados entre las plantas y nosotras. Me interesan los tipos de cuidados en los que se trata de envolver el cuerpo, ya sea con vendas, textiles o mantas que hemos ido fabricando nosotras o por los propios líquidos que algunas plantas han desarrollado para tapar sus heridas, como el látex.
Desde estas prácticas imagino ficciones en las que el mundo vegetal y el nuestro comienzan a relacionarse formando cuerpos nuevos. Me resulta inquietante pensar en la huella que deja mi cuerpo en lo que sea que me hizo esta cicatriz. Como cuando arañamos una hoja, quizás ella deja un rasguño en nosotras. Para curar nuestras cicatrices empezamos a enredarnos y acariciarnos con algunas plantas. Con ellas fabricamos ungüentos para cubrir nuestras heridas y pomadas para curar sus tallos rotos.
Podemos conocer mejor a Maya, aquí: https://mayapitaromero.com/