NOMBRE: Martina
APELLIDOS: Manyà Vintró
LUGAR DE NACIMIENTO: Barcelona
FECHA DE NACIMIENTO: 1983
PROFESIÓN: Artista
A Martina Manyà, nuestra fichada esta semana, la conocimos hace tres años, cuando formó parte en la sede madrileña de la Galería Jorge Alcolea de una colectiva dedicada a artistas no figurativos, “Abstracción, concebir la forma”, en la que también se exhibieron trabajos de Helena Basagañas, Pol Pintó, Fabio Colella, Isabel Ramoneda, Cova Ríos, Pablo Carpio y Rebeca Ferrero. Ese lenguaje abstracto y un uso expresivo del color constituyen las bases de su obra, que viene desarrollando en técnicas muy diversas y experimentando con la idiosincrasia de cada una de ellas: desde la pintura al arte textil, pasando por el dibujo, el grabado, la ilustración y el cómic.
Formada en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona en la especialidad de pintura (fue allí donde comenzó a interesarse por la abstracción y el color que definirían su producción en adelante), cursó una estancia Erasmus en la Universidad de Lisboa, donde ha residido más de una década y donde también estudió ilustración, dibujo y cómic, en su escuela Ar.co., institución de la que recibió la beca José Luis da Cruz Vilaça en 2015. Manyà ha conjugado las labores creativas, las ligadas a la gestión cultural y las docentes y ha mostrado sus creaciones individualmente en el Espacio88 y el Atelier Güell de Barcelona, la Festa da ilustração de Setúbal y la Galería Ampersand lisboeta; junto a Tornen les Esquelles, colectivo en cuyos primeros pasos se involucró y que pone en valor el trabajo en torno a la lana, ha expuesto en Disseny Hub y en el Centre Grau-Garriga de Sant Cugat, y junto a Josep Mañà en la Galería Son Molas de Begur, en Girona. Igualmente, su participación en colectivas le ha llevado a espacios como Oslo Graphic (Barcelona), el Museu da Cidade de Lisboa o la citada Galería Jorge Alcolea, en sus salas de Madrid y de la capital catalana.
Además de la beca José Luis da Cruz Vilaça, obtuvo en 2021 la que le brindó desarrollar una residencia en el Centre d’Art i Natura de Farrera y, en 2022, la que concede Lab Collerola, junto a Tornen les Esquelles. Ha recibido dos premios Junceda: en ese mismo año 22, el correspondiente al diseño de la imagen de la Mostra de Films de Dones, y en 2023, por el libro Dones de la Muntanya; el año pasado también se hizo con el Premi Serra d’Or de la Crítica por ese volumen, fue finalista en el Premi Viladrich de Pintura e inició una residencia artística, que ha continuado este año, en Casa Aymat. Asimismo, es actualmente artista residente en Pigment Gallery y hemos podido encontrarla en citas como el Festival Terra Teca Traca.
Mención especial merecen el buen número de publicaciones en las que ha trabajado como única autora (Montanhas, Monotipias, A volta ao mundo em papel) y como ilustradora (Crac!, Um ponto que dança, Les meves mans o Dones de la Muntanya). Se suma Martina a esta sección porque queremos saber más de su vocación por lo abstracto desde sus inicios y por las posibilidades que los distintos medios en los que se ha desenvuelto le vienen ofreciendo a la hora de profundizar en el valor comunicativo del color y la mancha.
Nos cuenta la artista que la pintura fue una actividad habitual para ella desde la infancia y Joan Miró una de sus primeras seducciones; la profesionalización se iría abriendo camino después, con sus dificultades y sus retos: Desde que tengo memoria, recuerdo disfrutar mucho dibujando y pintando. Tuve la suerte de crecer en una familia con sensibilidad artística, donde el arte era algo normal y formaba parte del día a día. Cuando tenía unos nueve años, mi padre fue el encargado de comisariar una expo sobre Joan Miró en la Fundació Miró de Barcelona; fue un encargo grande, que le llevó meses de trabajo, durante lo cuales se adentró (y en consecuencia también toda la familia) en el trabajo del artista. Recuerdo que estos meses fueron un gran descubrimiento para mí, y en una visita en el estudio de Miró en Mallorca pensé: Guau, es posible vivir así, trabajar de esto, ¡yo también quiero! Y creo que fue allí donde se plantó la semilla de lo que quería ser de mayor.
A pesar de pensar y sentir que mi relación con la pintura es algo importante, algo profundo y vocacional, me costó bastante tiempo (y me continúa costando) poder dedicarme a ello. Encontrar la combinación necesaria de tiempo-espacio-dinero imprescindible para poder concretizar una práctica artística no es nada fácil.
Estudié Bellas Artes en Barcelona, y aunque aprendí mucho, sobre todo de técnicas, salí de allí con una inseguridad gigante que me bloqueó y me hizo abandonar la pintura por un buen tiempo. En aquel momento lo que se llevaba en la Facultad, o por lo menos en las clases donde yo asistí, era una pintura muy conceptual, y mi trabajo, mucho más intuitivo, improvisado y emocional, no tenía tanto espacio, y menos si, como era mi caso, no lo sabías defender.
Así que después de Bellas Artes estudié Ilustración, una manera de aplicar el dibujo y la pintura a algo, un libro, una historia. Aún me gusta mucho hacer libros, y de vez en cuando también publico alguno que otro.
Pero el run-run de la pintura siempre estuvo allí, y en la medida de lo posible, siempre fui pintando, aunque fuera desde casa, en acuarela, lápices de colores y en formatos pequeños. Surfeando en el multitasking de la vida de la autónoma y entre libros, encargos de ilustración, creación de carteles e imágenes para festivales, dar talleres y también algunas clases, desde hace unos años finalmente he conseguido tener un taller para pintar y también bastante tiempo de calidad para pasar en él. Empezar a trabajar con una galería, y comenzar a vender obra, ha sido un hecho que me ha ayudado mucho.
Al margen de los soportes en los que despliegue su trabajo, vemos que la pintura es el centro de su obra. Aunque, como avanzaba, el planteamiento de sus creaciones tiene mucho de intuitivo, o de visceral, también estudia esta disciplina en su sentido formal, explorando los efectos que las distintas soluciones suscitan en quien contempla sin que ese análisis reste posibilidades al azar, a las sorpresas en el camino: Mi pintura es abstracta, trabajo principalmente el color y sus formas; me interesa su presencia, su rotundidad y el impacto que produce sobre nosotros.
Me interesan mucho los materiales y las técnicas y procesos artesanales en sí, por eso trabajo con la tela sin preparar, para no esconder su propia textura y expresión; a veces utilizo pinturas cosidas (añadiendo la labor manual), con tintes naturales o con pinturas hechas por mí.
Estoy intentando trabajar cada vez en formatos más grandes, aunque no es fácil; estoy muy acostumbrada a los formatos medios y ampliar la escala no siempre funciona, pues cada tamaño tiene sus lógicas que es necesario dominar y conocer.
Me cuesta hablar de mi pintura, porque para mí es algo que viene de un lugar no racional, un lugar intuitivo y un poco mágico. Veo mis cuadros como imágenes suspendidas en el tiempo, algo atávicas, donde reposar la mirada, vaciar la cabeza y tal vez conectar con nuestro interior.
El acto de pintar para mí es un momento de pausa, de silenciar el teléfono y poner toda mi atención en el presente (algo muy raro a día de hoy, hiperconectados e estimulados); para entrar en contacto con el color, la pintura y la materia, estableciendo una especie de diálogo con ellos del que aparecerá la pintura. Es necesario estar muy atenta para saber escuchar qué es lo que necesita, otra mancha aquí, otro color más claro o más oscuro, más agua, algunos trazos. Me gusta pensar que la pintura tiene vida propia, y por eso los resultados son siempre una sorpresa: aunque partiendo de una idea inicial, nunca controlo 100% el resultado.
Me gusta entender la pintura como un campo a explorar, que se puede mezclar y fusionar con otras técnicas y expandir más allá de los límites del bastidor. También disfruto y aprendo mucho colaborando con otros artistas: compartir inquietudes, procesos y puntos de vista, y materializarlos en una pieza conjunta es de las cosas más satisfactorias que he experimentado, un poco como salir de la soledad del trabajo artístico para compartirlo y llegar a sitios donde yo sola nunca hubiese llegado.
Me cuesta hablar de mi pintura, porque para mí es algo que viene de un lugar no racional, un lugar intuitivo y un poco mágico. Veo mis cuadros como imágenes suspendidas en el tiempo, algo atávicas, donde reposar la mirada, vaciar la cabeza y tal vez conectar con nuestro interior.
Entre sus principales proyectos, menciona Manyà su reciente exposición en Espacio88 y el diseño de la imagen de La nit dels Museus barcelonesa; nos habla también de su participación en la iniciativa Tornen les Esquelles: Recientemente he hecho mi primera expo individual, llamada “Contagi”; estoy satisfecha, porque creo que muestra muy bien en lo que he estado trabajando los últimos tiempos. Hay pintura, patchworks pictóricos y también algunas piezas hechas en colaboración: un tapíz de pinturas tejidas por Mariona Cañadas o un objeto-juego hecho por Pedro Murua a partir de descartes de pinturas mías y trocitos reciclados de madera. En este momento estoy aún digiriendo esta exposición, para empezar a pensar y trabajar en la próxima, que será en abril de 2025 en Pigment Gallery. También viendo cómo continuar con estas colaboraciones ya iniciadas.
También he hecho la campaña gráfica del Ayuntamiento de Barcelona para La nit dels Museus, un evento grande de todos los museos de la ciudad. Ha sido un placer, porque me han dado libertad creativa total, y creo que he podido llevar la imagen a mi universo. Hacer carteles me encanta, para mí es un terreno muy libre que me permite experimentar, probar y mezclar cosas.
Hace dos años, junto a Ana Vivero, creamos el proyecto Tornen les Esquelles, el objetivo del cual era trabajar con lana de la montaña de Collserola (considerada un residuo) para convertirla en piezas artísticas, tapices de fieltro, y así contribuir a valorizar el trabajo muy precarizado pero imprescindible de los pastores. Ahora el proyecto se ha convertido en un colectivo, y yo estoy un poco apartada, pues no tenía tiempo para dedicarle.
Sus próximos pasos implicarán una nueva colaboración, en este caso en el terreno de la danza, y una exhibición veraniega en Girona: El mes que viene estaré trabajando con Sara Anjo, una bailarina portuguesa que está preparando un espectáculo infantil. Mi misión será crear telas pintadas que serán la escenografía para la pieza, ¡estoy bastante ilusionada!
Ah, y a principios de verano, haré una pequeña exposición de mi obra más reciente en Tramuntana Gallery, en el Empordà. Este espacio tiene su sede en Vulpellac y nace de la colaboración entre Tramuntana y Pigment Gallery.
Podemos conocer mejor a Marina en su web (www.martinamanya.com) y en Instagram: @martina.manya.