NOMBRE: Marta
APELLIDOS: Sánchez Luengo
LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid
FECHA DE NACIMIENTO: 1972
PROFESIÓN: Artista
Dentro de solo unos días, el 13 de marzo, la Galería BAT Alberto Cornejo de Madrid presentará una nueva edición de sus Diálogos, muestras que favorecen la puesta en relación de dos artistas: una de ellas será la autora que hoy se suma a nuestros Fichados, Marta S. Luengo; el otro, Diego Benéitez, que ya pasó por esta sección. Cada uno de ellos exhibirá un proyecto, ambos vinculados al paso del tiempo y a la reflexión sobre el escenario social en el que nos desenvolvemos.
Antes, Marta, licenciada en Bellas Artes en la Complutense de Madrid en la especialidad de Escultura, ha presentado muestras individuales en la Sala Maruja Mallo de Las Rozas, el Palacio de Fernán Núñez, la Escuela de Arte La Palma de Madrid, la Galería Clave cordobesa, la Sala XIII de Torrelodones, la Galería José Lorenzo de Santiago de Compostela, la Galería Gema Lazcano en Madrid, el Museo Tiflológico de la ONCE, el Centro Carmen Conde de Majadahonda o la Sala Van Drell de Tres Cantos. Sus colectivas le han llevado a espacios como el Museo Luis de Morales de Badajoz, el Palacio de Don Manuel de Évora, la Galería El Quatre de Barcelona, la citada Galería BAT o el Museo Casa de la Moneda de Madrid y ha participado en un buen número de ferias nacionales e internacionales, como ART MADRID, Flecha, Almoneda, AFF Stockholm, ART TORONTO, ARTE OVIEDO, ART FAIR COLOGNE, ST-Art Strasbourg, ESTAMPA o la extinta ARTE LISBOA.
Ya sabéis que solemos cerrar el capítulo de presentaciones hablando de galardones: Sánchez Luengo obtuvo el primer premio de escultura en el II Certamen Manuel Martínez Bragagnolo (1998) y al año siguiente el tercero en el Certamen Villa de Parla. En 2004 recibió el primero, por su proyecto Residencia de mayores, en la convocatoria de La Casa Grande de Torrejón, y en 2007 el tercero por su trabajo para el Centenario de la llegada de Antonio Machado a Soria. En 2009 y 2014 recibió premios de adquisición de obra en la Exposición Internacional de Artes Plásticas de Valdepeñas y en 2006 y 2017 obtuvo medallas de honor en el Premio López-Villaseñor de Artes Plásticas.
No han sido muchos los escultores que han pasado por Fichados, y queremos retomar la disciplina con Marta: de su producción, que comenzó a desarrollar a mediados de los noventa, nos interesan sus vínculos con la evolución de esos espacios sociales que nos son cotidianos, y su anclaje en un tiempo y en un contexto desde una perspectiva crítica, porque muy a menudo encontramos en sus figuras respuestas desafiantes al reinado de la inmediatez, del no detenimiento y del consumo rápido de productos e ideas. Como subraya Carlos Delgado Mayordomo, en su trabajo cobra importancia la distinción de lugares y no-lugares que propuso Marc Augé, siendo los primeros aquellos que poseen identidad propia y los segundos espacios de paso, más a menos asépticos e intercambiables. En palabras del crítico, algunos de los espacios que la artista construye para ubicar a sus personajes son estaciones de tren o paradas de metro: precisamente, esos no-lugares que Augé identificó con los espacios de tránsito, y donde los encuentros son casuales, infinitos y furtivos. Es precisamente allí donde la artista localiza la posibilidad de articular un no-tiempo, o unos tiempos muertos que escapan a la productividad.
En lo puramente técnico, merece la pena que nos detengamos en la precisión en su captación del cuerpo humano, el rigor del modelado y en las escenografías; en la inserción de sus figuras en el espacio, allí donde sitúan su posición en el mundo: sea en celdas que parecen limitar sus movimientos o en pedestales desde los que acceden a una visión más amplia de la realidad. También en el manejo de luces y sombras, lleno de matices y relacionado con ese tratamiento espacial.
Siguiendo el esquema que conocéis bien, hemos preguntado a la artista por sus inicios. No podría fecharlos en un momento concreto, pero nos habla de infancia y de sensaciones; también de los motivos por los que eligió la escultura, en relación a su atención al ser humano como ser social: No sabría decir cuándo empezó a ser importante el arte en mi vida, solo recuerdo lo agradable que me resultaba el tacto de las pinturas y el olor del papel de un nuevo cuaderno. El dibujo y la pintura forman parte de mi infancia. Fue más adelante, ya en la Facultad, donde descubrí que me expresaba mejor a través del volumen en el espacio que del color sobre el lienzo. A partir de ahí, la escultura se convirtió en la mejor herramienta para expresar mi inquietud por comprender el mundo y el papel que en él juega el ser humano, entendido como ser individual que ha de desarrollarse como persona social.
Entre los intereses de Marta se encuentran el paso del tiempo y la subjetividad de la memoria, el peso de los valores colectivos a la hora de juzgar el pasado personal y la posibilidad de encontrar belleza en el camino transitado, determinando qué hacer nuestro y qué dejar atrás. Son temas que se hacían especialmente presentes en su reciente muestra “El Tiempo des-aprehendido” en Las Rozas y que marcarán también su próxima exposición en BAT, de la que comenzábamos hablando: A veces, evaluamos nuestro tiempo pasado por lo que hemos o no hemos hecho, a lo largo de esto que llamamos vida. Entramos en un juego de valoración sobre nuestro ayer, donde la memoria se convierte en el primer filtro de apreciación, condicionada siempre por las emociones y la importancia o atención que adjudicamos a cada recuerdo.
Aunque el tiempo se vive, o más bien se recuerda haber vivido, de manera personal, el baremo sobre el que medimos el aprovechamiento de nuestro tiempo, queramos o no, viene condicionado por los valores de éxito instaurados en la sociedad a la que pertenecemos. Valores que, en su mayoría, quedaron constituidos sin apenas consideración hacia la persona, siendo quizá la mujer quien de manera especial afronta los tramos de valoración de su línea temporal con especial apremio.
Experimentamos varios momentos de recapitulación a lo largo de la vida, sobre los que posando nuestra atención de manera más o menos consciente, y aplicando los cánones de valoración aprendidos, acometemos la apreciación de lo vivido por:
El tiempo que pasó y no fue aprovechado.
El tiempo que creyendo ser aprovechado, en la distancia, crea un poso de disconformidad o nostalgia con uno mismo y nos enfrenta a valorar lo anhelado frente a lo logrado, lo exigido frente a lo realizado.
El tiempo que, estando ocupado en lo urgente, no dejó espacio a lo importante, y nos recuerda las cosas que se quedaron sin hacer, y ya no se harán porque ahora no son posibles, no interesan, no tienen sentido, o no convienen.
Ante la aflicción de lo des-aprehendido, y la imposibilidad de recuperar el tiempo pasado, queda el paisaje, la particular belleza de lo transitado y la determinación de continuar en el camino aprehendiendo, o no, esto que llamamos vida.
Otros asuntos fundamentales en su trabajo, como decíamos, tienen que ver con el desarrollo de nuestra naturaleza social en la época en que vivimos, con los vínculos entre individuo y entorno a un nivel profundo. Formas, materiales, estética y procedimientos se ponen al servicio de esas cuestiones de fondo: Mi obra surge de la necesidad personal de querer entender nuestra existencia en el mundo, y hoy por hoy, el mundo o la vida no se entienden si no es en el contexto de una sociedad.
Me interesa representar un contexto en que la figura pueda hablar, desde donde poder plantear la cuestión que me preocupa o quiero compartir. Para componer ese escenario, busco denominadores comunes en el imaginario, sintetizo formas, a veces incorporo elementos industriales, como tubos o vigas, de diferentes materiales, siempre trabajados y dotándoles con la intención adecuada para que, en sintonía con la figura, la escultura hable acerca de lo que pretendo exponer ante el espectador. No busco respuestas, únicamente me interesa poner de manifiesto situaciones que hablen de sentimientos y emociones que considero importantes en el desarrollo del ser humano como persona social, en el tiempo y espacio que estamos compartiendo.
No busco respuestas, únicamente me interesa poner de manifiesto situaciones que hablen de sentimientos y emociones que considero importantes en el desarrollo del ser humano como persona social, en el tiempo y espacio que estamos compartiendo.
Los personajes de quienes me sirvo para plantear las cuestiones que me importan, o me preocupan, representan personas, que aún perteneciendo a un grupo, poseen su propia identidad. Atrayéndome la idea de establecer diálogo con el espectador y procurando favorecer su identificación con mis personajes en las circunstancias que los planteo, hice de manera intencionada la elección de la estética en su vestimenta, dejando patente una uniformidad, que queda alterada por la individual personalidad reflejada en cada rostro y gesto corporal.
La identidad de la persona es una cualidad que considero significativa y me gusta trabajar sobre ella. Fotografío las figuras una vez modeladas desde diferentes perspectivas y, después de trabajar esas imágenes, las incorporo a la escultura a veces, en claro diálogo con la propia figura, en ocasiones, como manifiesto de nuestra complejidad: hay mucho más de lo que parece detrás de cada uno de nosotros.
La escultura, como ya habéis sabido todos, es el centro de la obra de Sánchez Luengo (a ella se supeditan esas imágenes, de aparecer) y los materiales que utiliza son aquellos que favorecen la expresividad de su mensaje: Los materiales que empleo para realizar las esculturas son principalmente hierro acerado para las composiciones y bronce para la figura, aunque en ocasiones también resina. Dependiendo de lo que pretenda reflejar en el contexto que habita esta, suelo incorporar materiales como metacrilato o policarbonato, que según sean trabajados me permiten experimentar otras líneas expresivas, al igual que al trabajar los fondos con intención pictórica con ácidos y tinta principalmente, o incorporando veladuras de color sobre la pátina de ácido en los bronces.
Sus referencias son diversas y, además de citar a escultores, nos habla de filósofos y ensayistas que han abordado la individualidad y al individuo como ser social: En cuanto a la evolución de mi obra a nivel formal y técnico, podría decir que he tenido influencias de numerosos artistas de diferentes disciplinas y tanto figurativos y abstractos como conceptuales. No me resulta fácil elegir qué nombres mencionar; quizá dentro de los clásicos, podría citar a Manzù. Por otro lado, a escultoras como Aurora Cañero o Esperanza d’Ors, que han trabajado la escena y la composición más allá de la figuración; fueron un referente en mis principios. O a Anish Kapoor, del que he tomado como referencia e inspiración técnica un procedimiento para aplicar a una de mis últimas obras. Conceptualmente, en la elaboración de mi discurso teórico, me resulta esclarecedora la obra de Zygmunt Bauman, de Erich Fromm, Ortega y Gasset, Marc Augé, Juan Ignacio Rouyet… También Tomas Tranströmer, Anthony de Mello, William Blake, Walt Withman…
El germen del desarrollo temático de la escultura de Marta se encontraba en La esperanza del sueño y lo que encontramos por el camino, que presentaba una doble línea de trabajo: Las obras que se agrupaban bajo “La esperanza del sueño” resultaron ser una serie de piezas, principalmente relieves, donde a través de dos personajes, uno femenino y otro masculino, habitando un contexto simbólico, me adentré en un espacio onírico en el que la contemplación es, en sí, la existencia.
En contrapunto a ese “sueño”, las esculturas que desarrollé en “Lo que encontramos por el camino” fueron el detonante de lo que ha sido el campo de investigación, desarrollo y evolución de mi obra durante todos estos años. Encontré, al trabajar en ellas, un discurso a través del cual he podido plantear cuestiones que realmente me interesan acerca de este devenir en que nos encontramos, como sociedad y como individuos, donde la dualidad existencial entre el mundo interior y social aún permanece. “Lo que encontramos por el camino” es el principio de una larga reflexión que me ha traído hasta aquí.
Después llegaría Sociedad-ciudad, ciudad-soledad, donde esas reflexiones las traslada al ámbito urbano en el que estrechamente conviven lo íntimo y lo colectivo: Ahonda en la idea de lo urbano sobre todo a nivel formal: la persona frente a enormes edificaciones civiles, la excelencia de la capacidad humana a la hora de erigir grandes construcciones que, además, han de ser habitadas. El ser humano compitiendo con la grandiosidad de la naturaleza, habitando su propia creación y, quizá, a la vez, anhelando su esencia en la tierra, la vegetación, el aire…
En esa línea profundizaría en Entre el ser y el tener (ya nos había hablado de la influencia de Fromm), haciendo hincapié en nuestra necesidad de reconocimiento, de validación ajena: Es una reflexión sobre el desarrollo personal del ser humano dentro de la sociedad. La necesidad de éxito y aceptación entre sus congéneres, frente a la necesidad de intimidad personal y desarrollo de otras capacidades que acaso no son tan rentables.
Y en el que es, quizá, su proyecto donde el humor ha tenido más cabida, Mi mundo jaula y yo, no nos entendemos, indagó en la pérdida de nuestros propios deseos en el mar de las demandas sociales implícitas y autoasumidas: No sin cierta ironía, profundiza en la toma de conciencia de las necesidades personales y espirituales que quedan relegadas gracias a las exigencias sociales que nosotros mismos nos hemos procurado como norma social de convivencia.
La contrapartida la encontramos en A mí tran tran: No deja de ser una declaración de intenciones. El abandono de la jaula y la aceptación de nuestro sino, representado en forma de equipaje. Las maletas, bolsos o mochilas coexisten con el personaje, a veces en sentido metafórico, a veces literal; son elementos donde guardamos aquello que necesitamos o nos importa y nos permitimos pasear alegremente ante los demás presumiendo que nadie accederá su contenido.
La metáfora del viaje respecto a la vida, la analogía de la línea temporal con la línea física que marca un camino… son conceptos que toman fuerza en mi obra, tanto a nivel estético-formal como conceptual. La consciencia de los espacios, paisajes, lugares que ocupamos o habitamos a lo largo de la vida y el tiempo o la manera en el que nos transcurrimos; el lugar y el tiempo compartido, a veces con extraños, durante nuestro viaje… Todas estas reflexiones han desembocado en la línea argumental de mi último proyecto.
Y ese es el que vimos en Las Rozas, el citado “El Tiempo des-aprehendido”: Habla de la experiencia de apreciación del tiempo. Del tiempo que se nos escapa, del que dejamos ir, del que se diluye entre lo cotidiano…
Como os contábamos, lo nuevo de Sánchez Luengo nos espera desde el día 13 en Madrid: Mi próxima exposición, “Instantes acontecidos”, se desarrollará en este mismo marco conceptual, dentro del Ciclo Diálogos que la Galería BAT Alberto Cornejo viene realizando estos últimos años. En esta ocasión mi proyecto dialogará en tiempo y espacio con la propuesta del pintor Diego Benéitez.
Conoced mejor a Marta, aquí: www.martasanchezluengo.com