NOMBRE: María
APELLIDOS: Tinaut
LUGAR DE NACIMIENTO: Valladolid
FECHA DE NACIMIENTO: 1991
PROFESIÓN: Artista
Hace más o menos un mes os hablábamos de la primera muestra individual en la Rodríguez Gallery de Poznan de María Tinaut: “Untitled (Room with a view)”, donde esta artista explora la representación de la memoria de los lugares, las vivencias que albergaron, a través de pinturas, fotografías y grabados. Antes, nuestra primera fichada de 2018 había presentado un solo project en la feria Arte Santander de la mano de esta misma galería polaca y también una muestra, junto a Cristina R. Vecino, en la Galería Javier Silva de su ciudad y una individual en la Fifi Projects Gallery de Monterrey, en México; estas últimas, ambas, en 2016.
Desde que en 2014 se licenció en Bellas Artes en la Politécnica de Valencia, María ha participado además en ferias como SWAB, SCAN o la Art & Antiques Fair de Namur (Bélgica) y en colectivas en la Present Company de Nueva York, las galerías Anderson, The Depot o FAB de Richmond (la ciudad donde ha cursado un Máster en Bellas Artes), la Galería Luis Adelantado, que la seleccionó en su Open Call en 2015; la Akademie der Bildende Kunste de Múnich, donde acudió como Erasmus, o en Russafart (Valencia).
María, que ahora vive y trabaja en Nueva York, no recuerda un momento concreto en el que decidiera iniciarse en la carrera artística, pero sí sabe que su máster en Richmond, que finalizó el pasado 2017, ha sido decisivo a la hora de considerarse a sí misma creadora: No sé si ha habido un punto de inflexión, pues he sido estudiante prácticamente todo el tiempo y soy muy joven aún. Estudié una licenciatura en Bellas Artes en Valencia, que fueron cinco años (2009-2014), pasando mi último año en Múnich gracias a una beca Erasmus. Volví a Valencia un año, durante el cual me dediqué por completo a estar en el estudio (¿quizá fue en ese momento?) a la vez que preparaba mi solicitud para estudiar un máster en Estados Unidos.
Así, al curso siguiente (agosto de 2015), empecé un Master of Fine Arts en pintura en la Virginia Commonwealth University en Richmond, Virginia. Acabé en mayo de este año y me mudé a Nueva York, donde resido actualmente. En el máster me sentía muy en modo estudiante, porque estaba muy vinculada a la universidad y a mis profesores, cuya dedicación hacia nosotros era absoluta, al tiempo que el nivel de exigencia era altísimo. Ahí sí que me sentí artista de verdad por formar parte de una comunidad intelectual de ese calibre. El respeto y nivel de compromiso que se tiene en EE.UU. con las artes en las buenas universidades es muy alentador. En estos años de universidad he tenido algunas oportunidades de exponer, como en la individual que tuve en Fifi Projects en Monterrey, en enero de 2016; la individual que inauguré hace tres semanas en la Rodríguez Gallery en Poznan, Polonia, y varias colectivas en Estados Unidos y España.
En estas exhibiciones nos ha dado pistas María de los temas que más le interesa abordar, y que pasan por lo habitualmente desapercibido. Su trabajo parte de archivos fotográficos, a veces familiares y otras hallados en rastros. Ella dirige nuestra atención hacia lecturas de esas imágenes en las que, de otro modo, podríamos no reparar, y también incide en las posibilidades de construir, a partir de ellas, distintas narrativas. En ese contexto da protagonismo a la mujer y al diálogo entre pasado y presente: Me interesa rescatar todo aquello que sucede en la periferia de lo que es aparentemente el centro de atención, subvertir el carácter autoritario de la fotografía de archivo para desplazar la mirada hacia otras narrativas posibles y revelar fracturas, huecos temporales y de contexto en archivos fotográficos.
Me interesan también cuestiones de identidad, memoria y feminismo. Un ejemplo de obra mía que ilustra esto es una publicación que hice la primavera pasada llamada Women’s Hands in My Family Albums, que reflexiona sobre la representación de la mujer en la historia reciente de la fotografía en relación con el contexto particular de mi familia. Las imágenes empleadas pertenecen a mis álbumes familiares en la represiva España franquista de los años 50. Este proyecto comenzó al tiempo de las elecciones presidenciales de 2016 en EE.UU. Las similitudes entre Trump y el machismo franquista resultaban evidentes. Ésto produjo en mí el urgente deseo de rescatar estas imágenes y resituar el valor en algo que considero fundamental: cómo la mujer es (re)presentada. Al recortar estas imágenes, se resitúa la mirada en los gestos y el lenguaje corporal de las manos de estas mujeres en momentos idiosincráticos de ocio, labor manual, maternidad, intimidad familiar, etc. Muchas de estas manos son las de mi abuela o las de sus amigas, pero pueden ser mis manos, las de mi madre, mi hermana o las de cualquier persona. Ese es el interés de este proyecto, centrar la mirada en estas manos de mujeres y abstraer la historia familiar propia para crear cabida a más personas que quieran verse reflejadas en esos reencuadres con una cualidad tan táctil, de contacto físico y emocional.
En ese proceso, María hace suyas memorias e imágenes pasadas generando lecturas novedosas de las mismas a partir de procedimientos como la fragmentación, la ampliación, la reproducción o, evidentemente, la descontextualización. Trabaja con técnicas diversas, pero se ha ido alejando de la pintura en la que inicialmente se formó y abriéndose a las múltiples posibilidades del medio fotográfico, y otros: Tengo una formación en pintura oficialmente, pero pintar es algo que hago cada vez menos. En Valencia hay mucha tradición de pintura y, cuando yo estudiaba, era algo muy académico. Nosotros mismos predicábamos un discurso muy dogmático y endogámico.
Dedicaba mucho tiempo a pintar, pero también a leer sobre fotografía y a hacer foto. A día de hoy, no creo que haya una sola técnica que defina mi práctica porque es mínimamente variada. Trabajo en pintura, serigrafía, impresión digital, fotografía… y los dos últimos años he trabajado mucho con diapositivas y proyectores analógicos y, además, trabajo mucho con fotocopiadoras como si fuera una técnica más. Por otro lado, mi trabajo final de máster fue una pieza de arte público, que es otro lenguaje y otro contexto diferentes a las técnicas mencionadas.
En cuanto a sus influencias, cita María a referentes artísticos, literarios, fílmicos y familiares: Admiro el trabajo de muchos artistas que me han influido, como los maravillosos Mark Morrisroe o Félix González-Torres, o la escritora Soledad Puértolas. Sus protagonistas parecen siempre personajes secundarios, viviendo en los márgenes de lo que creemos son vidas extraordinarias. Se trata de personajes llenos de incertidumbres, torpezas y dudas viviendo su vida diaria. Son muy humanos. Hay en ese vivir suyo algo que suscribo.
El cine noreuropeo también me ha influido en mi manera de ver, también mucha pintura, etc. Pero creo que al final las influencias mayores son las que se experimentan en primera persona. Por encima de todo lo leído, visto e investigado (todo lo que está ahí ya), me han influido más que nada mis compañeros y profesores del máster, buenísimos artistas y comisarios estadounidenses todos ellos a quien admiro enormemente y con quien conviví de cerca los dos últimos años. También me ha influido mucho alguna persona de mis años en Valencia a quien echo de menos diariamente e hizo que fuera quien soy a día de hoy. El archivo fotográfico de mi abuelo Vicente Tinaut también ha sido clave, pues ha supuesto material de trabajo de los últimos años y a pesar de ser él fotógrafo aficionado, tenía un ojo para encuadrar extraordinario.
A la hora de citar María los proyectos más significativos que ha desarrollado hasta ahora, comienza precisamente por su trabajo de fin de máster en Richmond, una pieza de arte público atípica, Touch, que ella nos explica con detalle: Estaba realizada a partir de una imagen sencilla y directa, en la que dos manos se tocan. Esta imagen circuló impresa en un autobús público durante tres meses por la ciudad de Richmond, donde residí los dos últimos años. Su importancia recae en la cualidad de resistencia intrínseca en el gesto de conexión íntima que se da en ella. No sabemos de dónde viene cada mano, soolo que se encuentran. La forma en que la fotografía es descontextualizada y recortada hace que sea legible pero lo suficientemente ambigua y misteriosa como para dar cabida a diferentes posibles lecturas. Uno puede elegir ser la mano que toca, la mano tocada o también ser las manos de una sola persona sobre su propio regazo.
Dado el panorama político y social de Estados Unidos ahora mismo, resulta necesaria la urgencia de apostar por el entendimiento y la solidaridad entre personas. La línea de ruta asignada a cada autobús público en Richmond cambia cada día. Esto permite que la imagen se disemine lo máximo posible. El autobús circuló por las barriadas más marginales, como Blackwell y Broad Rock, en el sur de la ciudad, a zonas más residenciales de clase media-alta como The Fan o The Museum District, entre otros.
Mi intención con este proyecto fue comunicarme directamente con un público general, ajeno a los circuitos habituales del arte, apropiándome y alterando estrategias de un discurso comercial para reconquistar aquello que pertenece a los ciudadanos de Richmond, las calles. El interior del autobús se onvirtió en un espacio íntimo en movimiento, compartido con los demás pasajeros. El exterior (la propia pieza en sí) pasó de ser una obra de “arte” para formar parte del decorado de la vida cotidiana de los pasajeros, que se desplazaban sin saberlo en el abrazo de estas manos por la ciudad que se juntaban y separaban cada vez que las puertas se abrían.
Subraya también María la buena acogida que cosechó Women’s Hands in My Family Albums en Richmond y también valora un proyecto que conecta con aquel por sus procedimientos y con su percepción de los personajes de Puértolas por su fondo. Hablamos de Personajes Secundarios: es una filmación digital de un pase de diapositivas ficticias. Tiene que ver con lo que comentaba de los personajes de Soledad Puértolas que parecen siempre estar en el fondo de la imagen de algo mayor o más extraordinario, aunque son ellos en realidad los protagonistas. La intención de este proyecto es resituar la mirada en aquello que sucede en un segundo plano en mis fotografías familiares de los veranos en Valencia en los años 50 y 60. Así, recorto y descarto lo que inicialmente era el motivo por el que tomar una fotografía (mi padre de pequeño bañándose, mi abuela tomando el sol, etc) para quedarme con las pequeñas escenas que suceden silenciosamente en el fondo de estas fotos.
Estos fragmentos fueron convertidos en diapositivas y proyectados con la intención de evocar el evento que implica un pase de diapositivas de las vacaciones del verano, tan ligado a la intimidad familiar, pero que busca siempre un público. Hay algo de espectáculo o teatrillo casero en ese acontecimiento de mostrar recuerdos a tamaño pared. La linealidad de la narrativa de este pase queda fracturada constantemente con el sonido tan particular del proyector que se oye pero que sin embargo no está presente ya que la forma final de esta pieza es un video digital de esa proyección. Además, hay huecos entre unas diapositivas y otras, y el proyector es manipulado para jugar con la expansión y contracción del tiempo; hay desenfoques momentáneos y un ritmo quebrado a veces demasiado rápido y otras veces demasiado lento, hacia delante y hacia detrás entre unas diapositivas y otras. Todo esto enfatiza el sentido de extrañeza del espectador que se halla entre esos personajes secundarios que aparecen distraídos y ajenos, y que no miran a la cámara pero que están presentes. En total, 27 diapositivas articulan una narrativa completa de personajes anónimos, desconocidos entre ellos.
La manera de trabajar en este proyecto es similar a la de Women’s Hands in My Family Albums. En ambos casos, el simple gesto de recortar una imagen sirve de catalizador para articular una narrativa nueva, independiente y autónoma respecto a su original.
Esa reflexión sobre la esencia de nuestros recuerdos y sobre las ficciones que de ellos podemos extraer, porque no son infalibles, era el centro del proyecto que presentó en 2016 en Javier Silva, “Memoria construida”.
Nos habla María de lo próximo: Acabo de inaugurar exposición individual en Rodriguez Gallery en Poznan, Polonia y esa exposición ha cerrado un momento de transición entre Richmond y Nueva York (la muestra habla de memoria y lugar, sabed más aquí). Volveré a la ciudad en enero y continuaré trabajando en unas pinturas y trabajos en papel que empecé hace poco. No tengo nada programado en los próximos meses y las condiciones de estudio y coste de vida allí son muy diferentes a lo que uno está acostumbrado, así que dejaré que la falta de medios y la falta de tiempo, sobre todo, modele mi trabajo, como sucede a todos los artistas allí.
Conoced mejor su trabajo y seguid sus pasos en www.mariatinaut.com