NOMBRE: Lorena
APELLIDOS: Capdevila
LUGAR DE NACIMIENTO: Huesca
FECHA DE NACIMIENTO: 1979
PROFESIÓN: Artista
La fotografía regresa a Fichados de la mano de una artista que no la emplea como su único medio expresivo, pero sí en relación con otros y buscando experimentar y evocar emociones. Lorena Cosba se ha formado (en fotografía artística) en la Escuela de Arte de Huesca, entre otros espacios, y viene realizando una intensa labor en actividades diversas vinculadas a la imagen: ha impartido formación sobre fotografía digital e informática en varias academias y organismos, también talleres y cursos de laboratorio fotográfico analógico; ha desarrollado fotografía social y de estudio y trabajado en prensa.
La conocimos el año pasado, cuando participó, en el Centro Cultural La Vidriera de Camargo (Cantabria), en la colectiva “Ecos del silencio”, junto a Belén de Benito, María de las Casas y Yael Portabales. Presentó Lorena imágenes de ecos autobiográficos en las que, a través de lo cotidiano y del objeto encontrado, aborda cómo tiempo y memoria hacen de todos nosotros seres únicos, con aprendizajes, cuerpos y referentes personales irrepetibles.
También ha participado la artista en exposiciones en Aparador 22 (Gerona), en varios espacios zaragozanos (La Lonja, la Sala Juana Francés, el Espacio Las Armas, La Azucarera, el Centro de Historias, la Universidad de San Jorge o el Centro Joaquín Roncal), el Círculo de Bellas Artes de Lleida, la Cárcel de Segovia, el Centro de Arte Complutense o la Casa de Cultura de Monzón. Se ha sumado, asimismo, a citas como Photopatagonia, Festival de fotografía analógica en Argentina; el Festival Internacional de arte urbano ASALTO Valdefierro y Revela-t y Rayos y centellas, en Barcelona (sobre foto analógica y collage).
Lorena Cosba (como habéis notado, ese es su nombre artístico) se suma a esta sección porque queremos saber más sobre su modo de expresar la vida propia que atribuye a los objetos, especialmente a los cercanos y olvidados, y sobre la vertiente emocional de sus transferencias de imágenes a esas piezas, desde baldosas a cajas de alimentos, o de sus collages sobre papel de acuarela que puede intervenir con hilos.
En sus procesos de trabajo subyacen, cuestiones técnicas al margen, búsquedas y encuentros: con recuerdos, experiencias del pasado, historias y sensaciones; con ellos compone la artista su imaginario. Decíamos que detecta un bagaje en los objetos; en los inertes, pero también en hojas, plumas o ramas tomadas de la naturaleza que alguna vez no lo fueron. A su vez, nuestro encuentro con ellos en sus imágenes generará nuevos relatos.
De forma explícita o implícita, lo humano está muy presente en su producción: en el primer caso, a través de retratos; en el segundo, a través de objetos (personales).
Comenzamos preguntando a Lorena por sus comienzos; le interesa la creación desde la infancia y la entiende como lenguaje, placer y libre albedrío: Siempre he tenido interés por lo artístico y en el acto de crear. Desde muy pequeña ya disfrutaba muchísimo creando cosas con las manos, ensamblando objetos, dibujando… pero no fue hasta que pasé por la Escuela de arte de Huesca (estudié fotografía artística) cuando decidí que se convirtiera en mi modo de vida. Y así hasta ahora. En la creación encuentro libertad, diversión y un idioma en el que comunicarme.
Ya os hemos hablado de sus intereses fundamentales, que tienen que ver con los materiales en que se expresa lo íntimo. Su gran medio de trabajo, como decíamos, es la fotografía, pero bucea la artista en sus intersecciones con otras disciplinas: En mi trabajo personal casi siempre tiendo a recuperar procesos fotográficos del siglo XIX, técnicas basadas en formulas químicas que permiten un gran margen a la experimentación. Me apasiona la fotografía experimental, que permite rebasar los marcos de la fotografía e ir un poco más allá, dando mucha importancia al proceso y a la forma.
Otra de mis pasiones es el land art y el objeto encontrado, que también me permiten disfrutar de ese proceso que, para mí, es incluso más importante que el fin. Estos tipos de arte más reposado, de tiempos más dilatados desde que se gesta la idea hasta que se realiza, y que implican un contacto más manual con la obra, se acercan más a mi forma de percibir o de disfrutar del arte o del acto de crear.
Sus referencias son dispares, pero tienen que ver con aquello que habla de humanidad, con lo que nos hace únicos o vulnerables, con lo que nos refleja: Las personas, el cine, los álbumes familiares, los libros, la naturaleza…
A la hora de citar los principales proyectos artísticos que ha desarrollado hasta ahora, comienza por Cosas que olvidaremos en 100 años, proyecto que llevó en 2017 a la colectiva “Obsolescencia” en el Centro de Historia de Zaragoza. Esa muestra también contó con trabajos de Nacho Blanco, Lalo Cruces, Dayra Madrona, Marín Guevara, Alejandro Ramírez, Fernando Romero y Rubén Blanco. Se les invitó a ofrecer sus visiones sobre ese asunto, la obsolescencia: En mi caso lo planteé desde el punto de vista del recuerdo y la memoria, usando prendas, objetos y fotografías familiares.
La técnica usada fue emulsión fotográfica sobre esas prendas, un proceso fotográfico del siglo XIX que permite llevar la fotografía a diferentes superficies. Es un proceso totalmente analógico, desarrollado en el laboratorio, por el cual se obtienen piezas únicas.
Ese mismo año en el Centro Cai Joaquín Roncal de Zaragoza y en el Festival de fotografía analógica Revela-t de Barcelona, y el anterior en la Universidad de San Jorge, exhibió su Galería imaginaría. La define como una exposición en forma de instalación formada por botes de cristal que contienen collages hechos a partir de fotografías manipuladas con diferentes objetos.
Además de trabajar a partir de autorretratos, traté de investigar y profundizar en el continente, en el formato. Plantear y cuestionar la bidimensionalidad de la fotografía, el concepto de reproductibilidad que se le presupone, acercarse a lo escultórico…
Recuerda a este respecto Lorena una cita de González Palma: La imagen tiene que tener algo que la rebase, la exceda. Aquel proyecto aunaba lo fotográfico, lo escultórico, el collage, el land art que ya mencionaba… con la voluntad de insertar un componente artesanal en los métodos (mecanizados y cada vez más) de la fotografía. Comparte de nuevo espíritu con el guatemalteco: Siento la necesidad de trabajar con las manos sobre la foto: pintarla, romperla, coserla, pegarla, pisarla…
En San Pablo 59, de nuevo en 2017, expuso Paredes que parecen cosas: Una serie de fotos en las que juego con lo que evocan algunas paredes que descubro casualmente mientras paseo. Es una simple búsqueda de cierta poesía cotidiana, un juego. Quizá tuvierais la suerte de encontraros con esos llamamientos a encontrar lo inesperado en lo próximo en muros de Zaragoza y Gran Canaria.
A la Galería Horst llevó, también entre 2016 y 2017, su Catálogo de objetos que estaban tristes (decíamos que encuentra en ellos vida). Se trata de una colección de objetos encontrados durante muchos años, posteriormente manipulados con diferentes técnicas buscando darles una nueva vida y crear metáforas visuales. De nuevo hallaba magia en lo olvidado o desechado.
Nos habla también Lorena de sus habituales intervenciones urbanas: En el Festival Asalto de 2017 participé con una intervención con base fotográfica donde también añadía algo de objeto encontrado. Otras intervenciones las he realizado en diferentes localizaciones de la ciudad, casas abandonadas, espacios familiares… usando casi siempre fotografía y técnicas mixtas.
En 2019 también participé en el I Festival de arte urbano feminista Delas fest, en Santiago de Compostela, realizando una fotografía intervenida a gran formato para la Casa do Matadoiro.
El año pasado resultó también una de las artistas elegidas para presentar proyecto en la Cárcel de Segovia, una intervención en una de sus celdas. Propuso Isla de luz: Fue una instalación realizada con prendas de ropa que simulan las que llevaban las mujeres en la maternidad de Elna, donde imprimí retratos de las mujeres y bebés que allí convivieron (cedidos por el Ayuntamiento de Elna) con la técnica de la cianotipia. Se completaba con testimonios reales de las mujeres que allí permanecieron, para acercar a los visitantes la emocionante historia de este reducto de paz dentro de la guerra y el exilio.
Ella misma contextualiza: En 1939, la enfermera suiza Elisabeth Eidenbenz fundó, en medio de una Europa en guerra, la Maternidad de Elna. Allí recogía a las embarazadas de los campos de internamiento habilitados por los franceses para el medio millón de republicanos obligados al exilio; esa masa humana que salió en forma desesperada de España entre el 27 de enero y el 12 de febrero de 1939 empujada por las tropas franquistas. Las cifras hablan de que ayudó a nacer, cuidó y libró de la muerte a 597 niños de 22 nacionalidades diferentes, hijos la mayoría de republicanos españoles en el exilio.
Por último cita Systema naturæ, que toma su nombre de una de las obras esenciales de Linneo, en la que el naturalista sueco presentaba una clasificación jerárquica del mundo natural, atendiendo a reinos: En esta clasificación de Linneo y, en general, en los “herbarios” y tratados de botánica de la Edad Media se inspira esta instalación con la que pretendo captar, preservar, proteger, cartografiar el entorno que me rodea.
La instalación está formada por una serie de “intervenciones fotográficas” sobre elementos naturales. Retratos sobre hojas de árbol, ramas, piedras y demás elementos naturales, creando una taxonomía de mi alrededor más cercano, mi mundo. Ha estado expuesta en lugares como la Lonja de Zaragoza, dentro de la exposición “Cierta luz. De fotógrafas aragonesas” o en el Centro de Arte Complutense, en “Herbarios imaginados”.
En torno a ese proyecto botánico continúa explorando: Es mi obra más reciente y actualmente sigo trabajando en esta línea, combinando fotografías familiares o encontradas con elementos naturales.
Conoced mejor el trabajo de Lorena, aquí: www.lorenacosba.com