Donatello, el escultor florentino autor del Gattamelata, fue longevo para su tiempo (vivió entre 1386 y 1466) y estuvo trabajando casi hasta el final de su vida, así que su producción es extensa. Como artista logró un poder extraordinario y el ascenso social, porque perteneció a una familia humilde -era hijo de un cardador-.
Su escultura se centra en el hombre y de ella aprendió Miguel Ángel, que supo ver más allá que quienes, en las últimas etapas del genio, se manifestaron poco hábiles para entender su trabajo cuando Florencia dejó atrás el primer humanismo.
Empezó Donatello su trayectoria como escultor en piedra para continuar trabajando en diversos materiales (pronto pudo aprender las técnicas adecuadas al bronce). Sabemos que estuvo en el obrador de Ghiberti cuando este estuvo empleándose en la puerta del baptisterio de Florencia, para la que realizó el sacrificio de Isaac, y allí dio sus primeros pasos.
El Monumento al condotiero Erasmo de Narni, el Gattamelata, lo realizó en su periodo de esplendor, entre 1447 y 1453, y el encargo de esta obra fue seguramente el motivo del viaje a Padua de Donatello años antes. Realizada en bronce, cuenta con un basamento de piedra, y las dimensiones son contundentes: ocho metros en total y 3,40 midiendo solo a jinete y caballo.
¿Y quién es el jinete? Los condotieros eran soldados mercenarios a sueldo, corrientes en aquella época; sabemos que el Gattamelata destacó por su capacidad para dirigir ejércitos y por su servicio a la República veneciana, fue una figura ensalzada y admirada. Murió justo en 1443, el año en que Donatello viajó a Padua posiblemente para comenzar a idear este monumento. Palla Strozzi, ilustre y culto florentino, fue su albacea y pudo invitar al artista a ejecutar esta estatua ecuestre.
Tenemos constancia de que fue un proyecto complicado desde el punto de vista político, de ahí que el inicio de los trabajos se retrasase a 1447: era difícil erigir en ese momento una obra ecuestre de un personaje común, por elevadas que fueran sus cualidades humanas, pues este tipo de esculturas estaban reservadas desde la antigüedad a jefes de estado, o sus equivalentes. No sabemos la fecha exacta en que se concedieron los permisos; sí que los pagos datan de 1447.
La obra está firmada en el basamento: Opus Donatello Florentini. El lugar escogido para su ubicación es el de mayor honor que ofrecía Padua: la plaza pública delante de la basílica de san Antonio, que daba cabida -y aún da- a gran número de personas. En esa misma basílica están los restos de Erasmo de Narni; el monumento es un cenotafio.
El Gattamelata es una pieza peculiarísima porque, como decíamos, se conservan pocos monumentos ecuestres previos al Renacimiento y todos son de jefes de estado o príncipes de sus ciudades. Quizá sea el más conocido el de Marco Aurelio en Roma, datado en el siglo II.
Es posible que se hayan perdido algunos, pero en la Edad Media presumiblemente no hubo demasiados; en Verona se conserva uno de la familia Della Scala y en Milán otro de un miembro de la familia Visconti. Posiblemente el ejemplo más cercano a Donatello sea la estatua ecuestre de Niccolo III d´ Este en Ferrara, fechada entre 1441 y 1451, destruida por tropas napolitanas y restaurada ya en el siglo XX; no obstante, no tiene las dimensiones ni la trascendencia del Gattamelata, así que no pueden compararse. Además, el de Ferrara es un monumento a un príncipe, no a un ciudadano común que destacara por sus servicios.
En el siglo XIV se había iniciado una línea de representación de condotieros a caballo, pero en el ámbito de la pintura, no en estatuas dispuestas en espacios públicos. Paolo Uccello pintó precisamente una estatua del condotiero Giovanni Acuto, inglés al servicio de Florencia; la terminó en 1436 y seguramente Donatello la vio antes de iniciar el Gattamelata; podemos considerarla, en cierta medida, un precedente, teniendo en cuenta que es una pintura y que se situó en el Duomo florentino, no en la calle.
La obra de Donatello fue, además, el inicio de una larga historia de monumentos de personajes a caballo: Verrocchio hizo uno y Leonardo lo intentó.
En lo formal, hay que subrayar que el Gattamelata es una obra cerrada, compacta. El caballo está al paso; quizá Donatello tuviese intención de que apoyara tres patas y levantara una y, al no lograrlo, colocó una bola de cañón. La cola se curva casi cerrándose también y el caballo baja la cabeza a la altura de la pata delantera. Da la sensación de que el cuerpo del animal conforma un gran rectángulo cerrado.
La figura vertical del condotiero contrasta con la oblicuidad de su espada, que queda en línea con el bastón de mando si observamos la figura desde un punto de vista frontal.
Lo más importante del Gattamelata no son sus ecos clásicos, sino que se trata de una escultura ecuestre que no representa a un príncipe y se encuentra en un lugar público
Se ha insistido en que el carácter ecuestre de la estatua hace referencia a la Antigüedad, recordando por ejemplo los caballos sin jinete de san Marcos de Venecia, una obra romana tardía de los siglos II-III d.C, e incidiendo en que en el escudo del condotiero hay adornos que aluden al mundo antiguo. También se ha querido comparar con los sarcófagos antiguos el basamento; no obstante, lo más importante del Gattamelata no es eso, sino que, como decíamos, no representa a un príncipe y se encuentra en un lugar público.
Al ser Erasmo de Narni un personaje bien conocido en Padua, la obra tenía que tener por fuerza carácter de retrato. No conocemos ningún otro suyo, pero no tiene sentido que fuese aceptada una estatua que no se identificara con él. No obstante, se admitiría cierta idealización: sus mechones a la romana se relacionan con el toque a la antigua de los peinados de San Rossore.
Su rostro muestra una concentración perfecta: es un retrato, pero el tratamiento de los rasgos es el propio del arte de Donatello. Resulta perfectamente noble, no muestra la típica cara de condotiero salvaje y guerrero, sino que se nos presenta reflexivo, consciente, como hombre equilibrado en sus virtudes y no dominado por sus pasiones, casi un humanista quizá. Estas características son propias del modelo moral de la concepción del hombre en los inicios de esa corriente.
Verrocchio esculpió unos cuarenta años después al condotiero Colleoni, cuando ese código moral ya había perdido vigencia. André Chastel calificó a la virtud de este último como la autoritas propia del guerrero, por eso sus rasgos son muy distintos.
2 respuestas a “Gattamelata, la virtud cabalga en Padua”
Juan
Gracias por este valioso documento. Las fotos son muy buenas y las comparaciones también. Seguid así!
masdearte
Muchas gracias por tu comentario, Juan. Gracias por leernos.