Hace dos años y medio Flor Reiners (Salvador de Bahía, Brasil) abrió su primera galería, Reiners Contemporary Art, en Marbella, localidad en la que se había instalado un tiempo atrás junto a su familia. En el último mes ha participado en las ferias Estampa y Art Marbella y próximamente abrirá un segundo espacio en Málaga capital. Hablamos con ella para saber un poco más sobre su proyecto.
MASDEARTE: ¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del arte?
FLOR REINERS: Estudié Historia del Arte y Literatura en la Universidad de Colonia y para poder financiar mis estudios hacía prácticas en galerías, museos y ferias de arte. El arte se tradujo, por fuerza, en mi mejor aliado y en el más fiel de mis acompañantes en Alemania, durante los siguientes doce años. Fue, por decirlo de alguna manera, mi soporte emocional para poder vivir lejos de mi familia en Brasil, entender la cultura alemana, aprender el idioma, y adentrarme en la subjetividad europea hasta crear una nueva familia lejos de la consanguínea.
Una vez finalizada la universidad, creé una empresa con base en Alemania en la que ejercía como asesora de compras para galeristas, coleccionistas y museos privados. Después me trasladé por motivos familiares a Marbella y fue entonces cuando decidí abrir una galería con artistas que conocía de Alemania y de Brasil y contactar también con otros a los que admiraba.
¿Solo con artistas de esas dos nacionalidades?
Sí, la idea era abrir una casa aquí, en España, para artistas brasileños y alemanes. O artistas que de alguna manera tienen una vinculación con esos países, como es el caso de Idowu Oluwaseun, que es de origen nigeriano pero que estudió en la Academia de Arte de Düsseldorf y al que conocí cuando los dos estudiábamos en Alemania.
Ahora estoy poco a poco abriendo espacio para artistas sudamericanos y españoles, que de alguna manera dialogan con el seguimiento de la galería.
¿Por qué decidió dar el paso de abrir su propia galería en vez de continuar con esa labor de asesoramiento que llevaba ya tiempo realizando?
Pensé que trabajar de manera institucional en España sería difícil, también tenía el problema del idioma. Una galería era algo que me daba más libertad y siempre me ha gustado montar exposiciones, hacer el trabajo de curadoría… A mi galería, que es un espacio pequeño, la trato como si fuera un museo de 300m².
¿Y qué ofrece a los que la visitan?
La línea de mi galería es contemporánea. Pero esto es un concepto muy amplio y por eso cuando hablo de los artistas más jóvenes de mi programa los llamo de “ultracontemporáneo”.
Mi galería es como un periódico: se habla del clima, del medioambiente, de la posición de la mujer en la sociedad… De eso hablo yo en la galería: de lo que está pasando hoy en día y de lo que preocupa a los artistas.
¿Pero qué es lo que le atrapa a usted de una obra o de un artista?
Lo que me atrae es una obra extremadamente estética, bien hecha y un buen planteamiento por parte del artista cuando habla de algo o le molesta algo. Que sea imponente, impactante y atrayente.
Por ejemplo Éder Oliveira, artista brasileño que participa en bienales y expone en muchos museos, habla del posicionamiento del hombre negro y amazónico en la sociedad brasileña con unas obras monumentales en color rojo, que uno se queda delante de ellas tan impactado que de verdad consigue hacerle reflexionar sobre esa problemática.
O Flávia Junqueira, que, con 36 años, ha logrado con sus instalaciones de globos abrir todos los espacios culturales en Brasil que estaban cerrados. ¡Hasta yo conocí el Theatro Amazonas por dentro gracias a ella! Ha conseguido que mucha gente se interese por esos espacios cerrados, que cuentan nuestra historia, a través de unas fotografías maravillosas.
¿Prepara sola los proyectos que exhibe en la galería o cuenta con colaboradores?
Sí, en general siempre lo hago yo. Lo que sí tengo son algunas colaboraciones con críticos de arte que me escriben los textos para las exposiciones.
En ocasiones también colaboro con una galería alemana y represento algunos artistas suyos en España.
¿Cree que, en general, el arte latinoamericano está bien representado en las exposiciones que se hacen en Europa?
En Europa es difícil decir porque ahora buenas galerías de São Paulo, por ejemplo, están abriendo salas también en ciudades como Bruselas. Pero en Alemania, especialmente en la época en la que yo estaba allí e iba a exposiciones de artistas latinoamericanos, sentía que la representación se quedaba muy corta. En Brasil tenemos un mercado gigantesco, pero es así en toda América Latina, con algunos artistas todavía muy desconocidos aquí. Hay casos como el de Roberta Lobeira, que es espectacular, y que hasta el mes pasado, cuando mostramos su obra en Estampa, no había participado nunca en una feria en España. Hay mucho por descubrir y eso era lo que sentía que me faltaba cuando yo estaba en la universidad.
Cuando abrí la galería lo que quería precisamente era eso, mostrar artistas que, de alguna manera y desde mi punto de vista, están influyendo en su generación en su países.
¿Ha cambiado algo, o mucho, su trabajo durante la pandemia?
Los dos primeros meses desde que se declaró el confinamiento estaba bastante asustada porque no sabía cómo nos moveríamos y ya veíamos que las grandes galerías empezaban a trabajar mucho en Internet mientras que las pequeñas se quedaban por detrás. En mi caso, una artista como Flávia, que tiene muchos seguidores en Instagram, se movía mucho y también la gente empezó a postear las obras de arte en sus casas y esto genero para mí una demanda incluso mayor de la que tenía hasta el momento. Por cosas como esta puedo decir muy feliz que he sobrevivido este año en el que todo se quedó cerrado por muchos meses y sin ferias.
Y sin turismo, porque imagino que estando en Marbella gran parte de sus visitas serán internacionales…
Sí. Pero esta situación ha abierto para mí un coleccionismo todavía mucho más internacional. Ahora paso mucho más tiempo empaquetando y enviando obras.
¿Qué es lo que más le gusta del trabajo de galerista?
Sin duda, el momento de desembalar una nueva obra y verla.
También que busco en mi galería construir una familia, que sea un espacio no solo comercial, sino de fuertes vínculos afectivos y de seguimiento constante. Mantengo, con la mayoría de los artistas, mucho contacto, sé exactamente lo que están produciendo, lo que quieren, a lo que aspiran. Es muy bonito y romántico trabajar de esta manera. Poco comercial, tal vez, pero con una gran satisfacción personal.
Ahora mismo expone en la galería a Alexander Höller, un joven artista alemán. ¿Qué nos puede decir sobre esta exposición?
Con Alexander Höller hemos inaugurado “New Positions”, un nuevo formato dentro de la programación de la galería, concebido para dar a conocer a artistas, entre 20 y 35 años, que no hayan expuesto todavía en España.
A pesar de su juventud, Höller cuenta con una gran notoriedad en la escena artística alemana y en el mercado internacional. Esta es su primera exposición individual en España y para ella hemos reunido ocho obras de gran formato y una instalación con doce piezas de pequeño formato pertenecientes a su última serie El grito silencioso, homenaje a El Grito (1893) de Edvard Munch.
Además de la apertura de una nueva sala en Málaga, ¿hay alguna otra novedad para 2022 que nos pueda adelantar?
La verdad es que tenemos muchísimos proyectos nuevos. Uno de ellos es la instalación que Flávia Junqueira hará en un teatro español. Estamos preparándola y quizás podamos presentarla en febrero.
Y en cuanto a la programación de la galería, el próximo 10 de diciembre, una vez clausurada la muestra de Alexander Höller, se inaugurará “Espejito, espejito”, de Sali Muller.
Estaremos muy pendientes de todo ello. Muchas gracias y mucha suerte.
Muchas gracias.