NOMBRE: Enrique
APELLIDOS: Yáñez
LUGAR DE NACIMIENTO: Guadalajara
FECHA DE NACIMIENTO: 1989
PROFESIÓN: Pintor
Nos quedan unos días, hasta el final de la primera semana de junio, para acercarnos en la galería madrileña Espacio Valverde a “Organon”, una muestra que compila tres series de trabajo de nuestro último fichado: Enrique Yáñez. Plantea, en las piezas que vemos en su recorrido, pertenecientes a los proyectos Anima, Referencia y Habitare, una reflexión sobre la pintura como camino de conocimiento, sobre sus relaciones con el movimiento o el volumen o la plasmación de procesos de trabajo basados en el manejo inmediato y directo de los materiales.
Anteriormente Yáñez, formado en nuestro país, Inglaterra e Irlanda, graduado en Filosofía en la Complutense y Máster en Filosofía Moral y Política por la UNED, ha presentado muestras individuales en la House of Art de Malvern (Reino Unido), el Círculo de Bellas Artes de Ciudad Real, el Centro Cultural Ibercaja y el Teatro Buero Vallejo de Guadalajara, Vector Cultural (Madrid) o el Auditorio y la Sala Maruja Mallo de Las Rozas. Sus colectivas le han llevado a espacios como el CEART de Fuenlabrada, la Feria de Arte en Casa de David Heras, La Casa Encendida, la Galería THEREDOOM o la sala PALEXCO coruñesa. Asimismo, ha participado en citas como Cuarto Público o ESTAMPA.
Este artista alcarreño se suma esta semana a nuestros Fichados porque queremos saber más de las bases de su pintura (él afirma que se asienta en los conceptos de suspensión, potencia y cromatismo); sobre el impacto de la filosofía y de la ciencia en su trabajo (la física aristotélica tiene que ver con esa serie Anima que forma parte de “Organon”) y sobre la relevancia, expresiva y no solo, que concede a la materia, la mancha y las combinaciones cromáticas.
Según el esquema que conocéis, hemos preguntado a Enrique por sus inicios y nos ha contado que fue en la adolescencia cuando tuvo claro que se dedicaría a la pintura, disciplina que le atrajo desde su vertiente más directa y corpórea, la relativa a la fisicidad de todos sus elementos: Empecé a pintar a los doce años y a los catorce decidí que mi vida era la Pintura con mayúscula. A los dieciseis empecé a exponer en galerías y espacios de distintas provincias españolas, de forma individual y colectiva, y dos años más tarde amplié mi formación durante otros dos años entre Reino Unido e Irlanda, exponiendo también en ambos países.
La pintura siempre me resultó interesante a nivel material, entiendo el proceso pictórico como un encuentro entre lo físico y lo fisiológico a partir de elementos “destruidos” o fragmentados, como por ejemplo retales, maderas, trozos de papel o cualquier tipo de material que pueda ser intervenido. Trabajé desde con gamuzas hasta empleando envoltorios de caramelo como soporte plástico. Para ello entiendo que la técnica y saber manejar bien los materiales son muy importantes.
Cuando hablo de “lo físico” me refiero a la materialidad de cada elemento, soporte y, por supuesto, pintura. Durante años fabriqué mis propios acrílicos, óleos y demás materiales en distintos estudios que tuve y también determinados soportes. Y cuando me refiero a lo fisiológico, hablo del punto de encuentro entre la pintura y el ejercicio muscular necesario para la plasmación pictórica. El pulso, la tensión o la dificultad técnica buscando el resultado que me transmite cada pieza es parte de un proceso fisiológico. Mi trabajo en ocasiones parece muy expresivo, según me dicen, pero siempre tiene un proceso de medición, contención y estudio muy pautado.
El pulso, la tensión o la dificultad técnica buscando el resultado que me transmite cada pieza es parte de un proceso fisiológico.
Esa atracción por lo estrictamente manual y matérico la conjuga Yáñez con la atención a la filosofía de la que hablábamos (en ese campo también se ha formado) y a las disciplinas científicas que le sirven para entender nuestros modos de percibir y sentir. En ese sentido, sus intereses entroncan con las esencias de la pintura en fondo y forma, en un sentido atemporal, y también con la línea expositiva de Espacio Valverde, que habitualmente enlaza plástica y pensamiento. Cuando observemos sus trabajos, será conveniente recordar al citado Aristóteles y a Heidegger: A día de hoy y desde hace casi una década, me centro en cuestiones tanto científicas como filosóficas para abordar mis proyectos. Entre toda mi formación (Maestría en escultura, Serigrafía…) estudié filosofía y dentro de ese campo indagué varios años en la filosofía de la ciencia, la física, la medicina, la antropología y la biología como áreas principales para desarrollar mis proyectos. A día de hoy creo que no sabría explicar mi trabajo sin Aristóteles ni Heidegger. Antes pensaba exactamente lo mismo que después de leerlos, pero descubrirlos durante la carrera me sirvió como herramienta teórica para poder definir todo aquello que sentía pintando y que no sabía expresar bien con palabras. Wittgenstein también me ayudó mucho en ese sentido.
Hoy día, la óptica, el ámbito clínico de la percepción, los sentidos, las emociones y su relación para con el cerebro humano, así como determinados postulados físico teóricos o bioquímicos, suponen la base arquitectónica de prácticamente todo mi trabajo, aunque en ciertas ocasiones me interesa también plasmar cierta crítica política o filosófica desde un plano más espiritual o literario y, por supuesto, siempre me interesa volver a la Estética en su sentido más neutro. A veces trabajo proyectos que son sencillamente eso, Pintura, por eso me defino mucho más como “pintor” que como “artista” en el sentido de que mi trabajo consiste en manchar de forma constante todos los elementos que aparecen en mi entorno, entendiendo las manchas como un proceso mediador entre el objeto y yo. La mancha es el resultado de la resistencia, de la dificultad de elaboración, de plasmación de cada soporte y su relación-reacción para con la Pintura.
Entre sus primeras influencias, Enrique cita el cómic y el arte africano; después llegarían los movimientos de vanguardia (en su trabajo podemos encontrar ecos del postinformalismo, el postcubismo o el expresionismo; sin que ello signifique que podamos adoptar para él ninguna de esas etiquetas). Nos explica, sin embargo, que su obra tiene que ver de un modo fundamental y más consistente con sus lecturas, en múltiples direcciones: Empecé estudiando arte africano cuando era niño y también me influyeron bastante los cómics de mi padre y de mi tío. Luego pasé a las vanguardias históricas, que intenté desmenuzar y deconstruir de forma progresiva, hasta que encontré mi propia identidad pictórica. Creo que es difícil mencionar autores, porque realmente en la sociedad actual vivimos influenciados por imágenes desde nuestra niñez que representan de una u otra manera elementos comunes a todo aquello que sucedió en las vanguardias. Precisamente por ello fueron vanguardias. pero a su vez creo que debemos entender que la novedad requiere de perspectiva y que, justamente por ello, muchos de los autores que trabajamos hoy día quizá estamos siendo entendidos de forma prematura. Esto que digo es una hipótesis como otra cualquiera, pero personalmente creo que dentro de medio siglo muchos autores que a día de hoy son “relevantes” serán poco recordados.
En todo caso, creo que podría decir que, más que de influencias pictóricas, mi trabajo nace de la conjunción entre la filosofía y la ciencia. Autores como los que mencioné más arriba y también otros, como Ortega, Merleau-Ponty, Teresa de Ávila, Catalina de Siena, Newton, Leibniz, Huygens, Thomas Reid, Hume, Sorensen, Rorty, Kripke, Popper, Kuhn, Dawkings, Ayala y tantos otros científicos me sirven, a partir de sus libros, ensayos y postulados teóricos, para desarrollar mi trabajo. Leo una media de doce libros antes de comenzar cada proyecto y no es ni mucho menos todo lo que me gustaría. Pintar quita mucho tiempo de lectura, pero mi trabajo supone una formación constante.
Más que de influencias pictóricas, mi trabajo nace de la conjunción entre la filosofía y la ciencia.
Su medio expresivo, como venimos contando, es la pintura; la desarrolla en soportes diferentes y desde técnicas diversas: Me interesan por encima de todo los procesos orgánicos, de ahí que trabaje sobre tela, madera, papel… como elementos principales, aunque también me gusta experimentar con soportes más “contemporáneos”, como por ejemplo sobre plástico, fibras, etc. La cuestión es pintar. Manchar cosas. Podría decirse que mi trabajo es el resultado de procesos más que de “proyectos”, dado que todo lo que pinto se desarrolla a partir de la elección de los materiales. Preparo y pienso todo con detenimiento, a veces durante meses, otras durante años, hago pruebas de todo tipo, de resistencia, de elasticidad, de sensibilidad lumínica… Una vez tengo claro el funcionamiento del material es cuando me planteo qué lugar filosófico ocupará como resultado. La pintura es filosofía. Una muy seria. Decidir qué, cómo y cuándo vas a pintar es parte de un proceso de entendimiento para con la obra y los materiales. Cuando pintas atraviesas todos los planos ontológicos posibles sumergiéndote en el objeto de forma sincera y neutra. Con naturalidad.
La madera me ofrece posibilidades muy diversas por toda su variedad de tipos, cortes, tamaños y tratamientos. La tela y el papel igual. Los soportes los elijo en función de la luz y la forma que quiero que presente la pintura como resultado final. La textura, la pincelada y lo visual son factores determinantes en todo lo que decido.
A la hora de citar sus principales proyectos, menciona los que actualmente exhibe en Madrid pero comienza por Metamorfosis (que cambió mi vida y que trabajé durante cuatro años). Cuenta Enrique en su web que significa mucho y que todo lo que significa, lo significa pintado: Imagine usted un supuesto descabellado. Imagine que hubiese personas que se comportan como animales. Mientras pasaba, decidí pintarlo…
Realicé más de cuarenta proyectos hasta ahora y en todo este tiempo pinté más de quinientas obras en medio y gran formato sin contar bocetos, láminas y piezas pequeñas; en cualquier caso creo que los proyectos que presento actualmente en la galería Espacio Valverde son los mejores hasta la fecha. Referencia, Habitare y De Anima hablan de cuestiones que se relacionan pero que a su vez tienen identidad por sí mismas. Lo bueno es que todas giran en torno a la pintura y la filosofía. Referencia es un proyecto que parte de lo simbólico traducido a pintura; Habitare aborda la ontología de la emigración, del viaje, de la entrada a lo desconocido, a lo íntimo. De Anima muestra los límites de la captura del alma, la inestabilidad de lo real plasmada en lo accidental, en el momento único en el que la vida se detiene y es plasmada en la obra.
Tiene Yáñez proyectos en ciernes a los que permaneceremos atentas: A medio plazo participaré en varios proyectos museísticos de forma colectiva y preparo dos individuales en centros de arte. Aún no puedo decir más por motivos lógicos, por lo que habrá que esperar.
Conocedlo mejor aquí: www.enriqueyáñez.com.