NOMBRE: Eduardo
APELLIDOS: Martín del Pozo
LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid
FECHA DE NACIMIENTO: 1974
PROFESIÓN: Artista
Si habéis visitado la Galería Marita Segovia a principios de este año, conocisteis la obra reciente de nuestro último fichado, Eduardo Martín del Pozo, en cuya producción pictórica encontramos desde arquitecturas y geometrías hasta imágenes de lo orgánico en la naturaleza en las que también se busca lo gestual.
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, Martín del Pozo es sobre todo pintor, aunque además ha trabajado en proyectos escénicos, normalmente en colaboración con músicos. Ha presentado exhibiciones individuales en centros como la Casa de América madrileña, la Fondation Le Corbusier, la Maison du Brésil, el Colegio de España y la Cité Internationale des Arts de París, MECA (Almería), la Galería ATM de Gijón, la Galería Antoni Pinyol de Reus, el Centro de Arte Alcobendas o la citada Galería Marita Segovia (la de este año era su quinta mográfica allí) y sus colectivas le han llevado a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo de Santa Cruz, la Fundación Antonio Pérez, el Museo de Almería, de nuevo MECA, el Festival Philagrafika de Philadelphia, el Museo Luis de Morales de Badajoz, el Centre de Création Contemporaine Usine Utopik de Tessy-sur-Vire, el Museo Provincial de Albacete o los de Cádiz y Almería, las galerías Fernando Pradilla y Álvaro Alcázar o el Real Alcázar y la Fundación Valentín de Madariaga sevillanos.
Además, Eduardo ha obtenido un Premio Fondo de Adquisición en la 80º Exposición Internacional de Artes Plásticas de Valdepeñas, el primer premio en el 16º Concurso de Artes Plásticas y Fotografía de la Cámara de Comercio de España en Francia y del Colegio de España en París, otro primer galardón en el Premio Salou de Investigación Pictórica (2005) y menciones de honor en el XLIV Premio Ciudad de Alcalá de Pintura, en 2011, o el IV Premio Torres García / Ciudad de Mataró, en 2010. Ha resultado igualmente finalista en el Premio BMW (1995), la Bienal del Tajo de Artes Plásticas (1996), la VI Mostra Unión Fenosa (1999), el Premio Focus Abengoa (2010 y 2013), la Bienal Unicaja (2010) o el Premio Real Academia de San Carlos de Valencia (2011).
Cerraremos el capítulo de presentaciones hablando de becas y residencias: entre otras, este artista ha recibido la Ayuda del Ministerio de Cultura para la promoción del arte español y apoyo a las nuevas tendencias en las artes (2006 y 2008) y la Ayuda del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación a la movilidad internacional de artistas (2007) y desarrolló una residencia en la Cité Internationale des Arts parisina (2014).
Eduardo se formó como arquitecto antes que como artista, pero el dibujo hizo de enlace hacia su actividad pictórica. Le hemos preguntado por sus comienzos, por la fase en que decidió emprender el camino del lienzo: Pues no lo sé muy bien… Supongo que el día en que decidí cambiar de Arquitectura a Bellas Artes fue, quizá, el inicio. Empecé Arquitectura y frecuentaba la Facultad de Bellas Artes para practicar el dibujo. Y me atrapó.
La pintura es el eje de su trabajo, lo decíamos; le interesa la pintura pura y dura. Y al contemplar las suyas debemos tener muy en cuenta los procesos; sin ellos no se entienden los conceptos dominantes en el conjunto de su producción: considera la obra acabada como una huella, un rastro que el artista, mediante el movimiento y el gesto, deja en una superficie, y que es capaz de suscitar pensamiento y emoción. La pintura es resultado de la acción del cuerpo con la materia, es un acto, incluso una actitud, con lo que el proceso de creación es clave.
Entiende que sus obras permiten, con el espectador, procesos de comunicación muy directos, rotundos e inmediatos, pero también complejos: esa inmediatez no debe ser óbice para una mirada detenida. En sus palabras, perceptualmente, la pintura va influyendo poco a poco en el observador, de una manera incluso física. Y a nivel conceptual, en función del conocimiento del mismo, se van creando asociaciones que aumentan la capacidad de emoción, que es, en definitiva, el objetivo principal. Desde este punto de vista, la pieza y el espectador establecen un diálogo que enriquece la obra.
En cuanto a sus referencias, trata Eduardo de insertar su obra en una estela cronológica que comienza con José Guerrero. Utiliza términos familiares: Hablaría de una línea en la que insertaría, de más cercanos a más lejanos en el tiempo, a algunos pintores españoles de los ochenta, sobre todo a mi “papá” Campano, ahí a los americanos de los cincuenta (color field painting y expresionistas abstractos), enlazando a ambos con mi “abuelo” Guerrero. Pero, si seguimos tirando, pasamos por todas las épocas y también por todo lo que se hace ahora.
Martín del Pozo ha explorado muy frecuentemente los nexos entre artes visuales y música, enmarcando esa investigación en las dos líneas de trabajo a las que hacíamos alusión al principio: una dominada por la geometría, la arquitectura y el color (plasmada en su serie Crippled Symmetries) y otra en la que predomina lo gestual y orgánico (como vemos en las series que él llama florales: Diabelli fleurs, Wintergarten o Syncope). Es posible apreciar la evolución y el diálogo entre unas y otras, porque la pintura del madrileño también puede leerse como un continuum: las estructuras de Crippled Symmetries se transforman y fracturan, convirtiéndose las verticales y horizontales en formas oblicuas, curvas y orgánicas.
Por tanto, podemos comenzar el repaso a los trabajos fundamentales de Eduardo por Crippled Symmetries, amplio conjunto que viene desarrollando desde 2007 y que toma su título de una obra del músico Morton Feldman, a su vez basada en el movimiento Color Field Painting: enlaza de forma manifiesta Eduardo aquí lo pictórico y lo musical. El color y las horizontales y verticales, como gestos básicos, construyen espacios a medio camino entre la arquitectura y la pintura.
A partir de esos postulados llevó a cabo después las series CS2012 y CS2013, en las que trató de incorporar a su producción el factor temporal: en el primer caso, a partir de recursos musicales como la creación de repeticiones, secuencias o suites, generando series y polípticos desde la variación de esquemas fundamentales; en el segundo, superponiendo capas para dotar a sus obras de vibraciones cromáticas casi musicales. Si en CS2012 el tiempo se incorpora a las obras de forma horizontal, discursiva; en CS2013 deriva de un modo de mirar frontal y vertical.
Estas piezas pueden agruparse en dípticos, trípticos, secuencias… o generar ensamblajes, a partir de la unión de obras que surgieron de forma independiente pero que pueden dar lugar a otras nuevas al combinarse, sin perder por ello su autonomía.
En cuanto a sus series florales, como Diabelli fleurs o Wintergarten, su motor vuelven a ser las relaciones entre lo musical y lo pictórico, pero se abordan de modo distinto: si en Crippled Symmetries ganaba protagonismo el color, aquí predomina el claroscuro; el plano ha dado paso a la línea y el gesto y las verticales y horizontales han cedido el terreno a diagonales y curvas. Podemos destacar los dibujos que integran Wintergarten, un homenaje al ciclo de lieder de Schubert Winterreise en el que papel y tinta, blanco y negro, replican a voz y piano, silencio y sonido. Otros seis dibujos integran la Suite Rouge, que alude a las seis suites para violonchelo de Bach.
Hay que tener en cuenta que estos trabajos los desarrolla Martín del Pozo en paralelo a Crippled Symmetries: entre unos y otros podemos establecer un juego de similitudes, diferencias y entrecruzamientos.
Hablaremos, por último, de sus series 2013-2020 y de Casi (Interludio), obras basadas en la intuición y en un modo de pensar plenamente pictórico. Son más autónomas respecto a lo musical, aunque esa influencia (jazz, flamenco) no se haya perdido.
En 2013-2020, encontramos la evolución de los rasgos de Crippled Symmetries y sus obras florales. La anterior gestualidad genera ahora la construcción de espacios simulados; otras veces esos escenarios construidos son más leves e indefinidos, su estructura decae o se hace más ambigua a medida que el gesto gana pureza. En estas piezas se evidencia, además, un mayor dinamismo y entendemos claramente su afán por la pintura pura; el espectador puede apreciar su contundencia e inmediatez, que tiene mucho que ver con las huellas no ocultas del proceso del que son fruto: del cuerpo en su movimiento, o en su danza. Percibimos, así, esencias: una pintura basada en el ojo pero también en una relación, primigenia y evolucionada, del cuerpo con la materia.
Y en Casi quiso el artista revisar sus modos de hacer, depurando gesto y cromatismo y convirtiendo el primero en una línea o trama de líneas elementales, tan básicas que parecen, a veces, estar a punto de desaparecer; o de manchas o borrones ligeros, que afirman y niegan a la vez, como hacía Beckett, autor del libreto de la única ópera de Morton Feldman. Se nutre Eduardo, aquí como en su trabajo anterior, de espacio, tiempo y gesto.
Conocedlo mejor en su web: www.eduardomartindelpozo.com y en instagram.
