NOMBRE: Cristina
APELLIDOS: Fontsaré
LUGAR DE NACIMIENTO: Barcelona
FECHA DE NACIMIENTO: 1975
PROFESIÓN: Artista
A Cristina Fontsaré, nuestra primera fichada del curso, la conocimos allá por 2012, cuando presentó en Domus Artium (Salamanca) su proyecto fotográfico “Protect me”. Años antes había ganado el concurso de adquisición de obra de Art/Salamanca/07 en una edición que tuvo como protagonista a la noche, concepto muy presente en su trabajo, junto al del paisaje y el crecimiento vital. En aquella exhibición pudimos ver imágenes en las que trasladaba nuestra atención hacia puntos luminosos que encontramos en torno a las carreteras o en el medio urbano cuando oscurece: gasolineras, peajes, establecimientos de apertura nocturna… Destacaban esos trabajos por su capacidad evocadora de aquellas obras que nos invitaban a contemplar el lado sublime de la noche y de la misma luz; asimismo, llamaban nuestra atención sobre lo que sus parajes tienen de globales más allá de la idealización de lo nocturno.
Fontsaré, que se inició en la escultura pública, también ha presentando muestras individuales en la Sala Spiral de Olite, el Museo de la Universidad de Alicante, la Galería Benito Esteban salmantina, La Fragua (Córdoba), el Espai Zero del Museo de la Garrotxa de Olot, la Sala La Cuina de La Seu d´Urgell, la Nau Ivanoff barcelonesa, la Ciudad Universitaria de París, el Centro de Fotografía del TEA tinerfeño o Les Bernardes (Salt, Girona) y sus colectivas le han llevado a espacios como la Galería Luis Adelantado, La Casa Encendida, de nuevo a Domus Artium, el Griffin Museum of Photography de Winchester, la Duncan Miller Gallery de Santa Monica, en California, o The Center for Fine Art Photography Fort Collins, entre otros muchos centros nacionales e internacionales.
Además, desde hace cerca de dos décadas ha obtenido premios de escultura pública del Ayuntamiento de Albacete, la Fundación Caja VitalKutxao el Barri de la Mina de Barcelona, el primer galardón en el V Premio de fotografía de Unicaja, el citado primer premio de fotografía en Art/Salamanca, un premio de adquisición en el Certamen de Artes Plásticas Unicaja de 2008, el primer premio en el Concurso de fotografía de la Fundación Arena de ese año, otro premio de adquisición en la Bienal de Gerona de 2010, una beca de BilbaoArte (2011) y de VEGAP (2013) o el galardón austriaco Wort im Bild / Photography and Literature Award, el año pasado.
Nos explica Cristina que sus inquietudes creativas nacieron en la infancia y a partir del barro, que dos británicos vinculados al Land Art y al postminimalismo tuvieron mucho que ver en sus inicios en la escultura pública (podemos ver sus propuestas en Albacete, el Barranco del Guineguada de Las Palmas y el Parque Río Grande alavés) y que, paulatinamente, entendió que le interesaba más el paisaje en sí y nuestros vínculos con el entorno que la disposición en él de esas piezas concretas: La decisión de querer ser artista se fue gestando en mi interior desde la infancia. Sentía fascinación por el barro. Cuando lo tocaba todos mis sentidos se despertaban y mi imaginación se activaba. Recuerdo claramente dos momentos importantes: uno cuando tenia nueve años, hacia quinto de primaria, y la maestra trajo una paquete de arcilla para cada niña. Cuando lo toqué algo en mi interior se disparó y me dije a misma: yo de mayor haré esto.
Diez años más tarde, a los diecinueve, estaba viviendo en Londres y, el primer fin de semana de aterrizar en la ciudad, compré la revista Time Out, fuí a la sección de exposiciones y leí Saachi Collection; allí fui. Había una exposición de Richard Long y otra de Richard Deacon; en ese momento supe que era eso, iba a ser escultora. Unos años más tarde, de regreso a Barcelona, estudié Historia del Arte y escultura en la Escola Massana y en la Escola San Jordi de Bellas Artes.
Tras haber realizado varios proyectos en espacios públicos, me di cuenta de que me interesaba más la relación con el entorno y las diferentes capas de contenido que este podía generar que la propia escultura como objeto. De ahí surgió mi interés por el paisajismo.
Descubrí la fotografía casi por accidente a los treinta y pocos, cuando cursaba un Máster de Arquitectura del Paisaje en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona. Utilizaba la fotografía como herramienta de observación y de estudio del territorio y realizaba grandes panorámicas que luego intervenía con dibujo.
Se me abrió un nuevo mundo desde el que podía explicar cosas desde otro lugar, desde lo más emocional e intuitivo. Desde entonces me dedico a pensar proyectos y a observar la vida a través de la fotografía.
Hemos anticipado ya algunos de los asuntos fundamentales en su producción, como su entorno próximo y la vida que este cobija: La fuente generadora de mi proceso creativo procede de la relación con mi entorno más cercano, es de ahí de donde surgen los temas. Momentos de mi vida que transformo en una ficción narrativa ambigua, evocadora, que construirá relatos visuales más que imágenes documentales.
No viajo, mi trabajo gira en torno a los mismos paisajes y lugares que he habitado o habito, con los que tengo un vínculo, ya sea de pasado actualizado o de presente continuo. Porque lo importante aquí no es el paisaje en sí, que suele mostrarse como un telón de fondo, sino lo que ocurre, la vida que transcurre sobre este paisaje.
No viajo, mi trabajo gira en torno a los mismos paisajes y lugares que he habitado o habito, con los que tengo un vínculo, ya sea de pasado actualizado o de presente continuo.
Nos cuenta la artista que suele trabajar en proyectos de largo aliento y que sus primeras imágenes nocturnas las llevó a cabo hace ya quince años. En esos puntos lumínicos en la noche encontró la piedra de toque para reflexionar sobre la cercanía entre lo natural y lo construido y la posibilidad de incorporar narratividad a sus imágenes. Recientemente, y a raíz de sus cambios vitales, los ciclos de la vida y el enigma en lo cotidiano son nuevos ejes de su obra: En 2006 inicié mi primera serie de fotografía nocturna, “No te prometo un mundo maravilloso”, en la que me centro en el potencial psicológico de los espacios liminales, el territorio que está en el umbral de la naturaleza y el artificio. Pensaba las imágenes de día y salía a cazarlas o recrearlas de noche.
El punto de partida para la creación de estas obras fueron mis propias vivencias personales en los lugares que me eran familiares, cercanos a mi hogar y los paisajes de mi infancia. La incorporación, durante este proceso, del encuentro entre lo que veía y lo que imaginaba introdujo, casi de manera intuitiva, un elemento característico de mi trabajo: la presencia de una narrativa que convierte las imágenes en historias visuales más que en fotografías estáticas. Creo que lo más característico de mi obra es cómo se hilvana y se enreda la ficción y la realidad.
Mi trabajo y mi vida dieron un giro cuando mi hija nació y dejé la ciudad para irme a vivir al campo. Desde entonces, mi trabajo está centrado en la observación atenta de los ciclos de vida, la metamorfosis y la búsqueda de lo extraordinario en lo cotidiano y lo efímero.
Trabajo en proyectos de largo recorrido sobre cuestiones o temas universales de los que intento arrojar una mirada personal y fusionar todas las capas de contenido que son importantes para mí, a nivel formal, emocional, conceptual y psicológico: este último es para mí muy importante. Desde hace años estoy trabajando en un proyecto que se desarrolla y va evolucionando con el tiempo, sobre la infancia, pubertad y adolescencia.
Entre sus series más recientes podemos citar Journey to the Center of the Earth, un viaje imaginario por los bosques vascos en busca de Mari, deidad principal de la mitología vasca y manifestación de las fuerzas divinizadas de la naturaleza, reina de los cuatro elementos; A Crack in the Mirror, imágenes evocadoras del misterio presente en el tránsito de la infancia a la edad adulta, en las que conviven realidad y ficción y Once upon a time in my life, en relación con el universo sensorial de la infancia y la disolución de las barreras entre lo real y lo imaginado en la percepción de los niños.
Una vez inmersa en la fotografía, los caminos de Fontsaré han transitado de lo digital a lo analógico y el confinamiento derivado de la pandemia ha sido para ella ocasión propicia para experimentar: Me inicié en lo digital y, a medida que han ido pasando los años, me he decantado por los procesos analógicos y por la fotografía lenta.
Desde 2014 utilizo exclusivamente la película instantánea de gran formato para mis proyectos personales y, desde que empezó el confinamiento, estoy trabajando de una forma experimental la parte más gestual, física y matérica de la fotografía que me conecta con mis inicios en el arte, con el trabajo de taller. Estoy empezando trabajos nuevos en los que el proceso y el azar son más importantes que la anticipación de un resultado.
Procuro estar las menos horas posibles sentada delante de la pantalla del ordenador: me debilita, nos debilita; trabajar de forma digital me aburre solemnemente. Necesito volver al barro y ensuciarme.
Procuro estar las menos horas posibles sentada delante de la pantalla del ordenador: me debilita, nos debilita; trabajar de forma digital me aburre solemnemente.
A principios del año pasado, Fontsaré terminó de dar forma a un libro limitado a 22 ejemplares que aunaba las series de imágenes nocturnas en las que trabajó entre 2006 y 2013; ha podido verse entre 2020 y 2021 en Inglaterra, Estados Unidos y Barcelona. British Journal of Photography la incluyó en su propuesta Portrait of Humanity 2021, que se materializó en una muestra y una publicación y, este mismo verano, ha formado parte Fontsaré de la colectiva “Struck by Light”, organizada por Hundred Heroines. Expuesta en Valid Foto e itinerante, reunía a mujeres fotógrafas de producción experimental y ella era la representante española. Esta exhibición formaba parte del Festival de Fotografía Experimental de Barcelona y, ya este otoño, la encontraremos en el Rotlicht Festival de fotografía Analógica de Viena.
Sabed más de su trabajo, aquí: www.cristinafontsare.com
