NOMBRE: Cristina
APELLIDOS: Avello
LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid
PROFESIÓN: Artista
Oímos hablar por primera vez de nuestra última fichada allá por 2014, cuando participó, en la Sala Van Dyck de Gijón, en una muestra dedicada a jóvenes valores del arte contemporáneo y pudimos profundizar más en su obra cuando, el año pasado, compartió exposición con Stefano Bonacci en la madrileña Galería Lucía Mendoza, que desde 2016 venía presentando su trabajo en ferias como Context Art en Nueva York y Miami, ART MARBELLA o ESTAMPA. Descubrimos entonces a una autora que suele inspirarse en los universos femeninos, en el mar y en lo que tienen en común: le interesan las relaciones del agua y la mujer y también ahondar en los terrenos de las emociones, su armonía y su caos; explorar equilibrios, la fragilidad ligada a cualquier belleza. Su trabajo, al margen de técnicas y formatos, quiere ser una invitación a la observación silenciosa y la introspección, generar instantes compartidos con el espectador donde sea posible la paz y la ligereza, aunque sean efímeros.
En aquella muestra junto a Bonacci, que se tituló precisamente “En equilibrio”, Avello mostró piezas derivadas de su deseo de establecer un orden, casi entendido como hogar, en nuestro caos habitual y cotidiano poco propicio a la calma y las raíces, y lo hacía subrayando el valor caído de lo intuitivo, de la natural y espontáneo, de esas energías de origen hondo propias de lo más ancestral del ser humano. Es en ese sentido en el que trabaja explorando lo femenino, dejando a un lado tics vinculados a roles o patrones sociales.
Al margen de sus presentaciones en Van Dyck y en Lucía Mendoza, Cristina ha mostrado su obra, desde 2013, en el National Academy Museum de Nueva York, la National Academy School of Fine Arts de esa ciudad y en SCOPE Nueva York (2013), junto a Urgel 3; sus estudios los ha realizado en la citada National Academy School of Fine Arts neoyorquina y actualmente reside en Madrid, pero también ha vivido y trabajado en Londres y Nueva York.
Como a cada uno de nuestros fichados, le hemos preguntado por sus inicios; los sitúa hace algo más de una década. Nos ha contado que la de Bellas Artes no fue su primera formación, pero que la ciudad de Nueva York cambió sus planes: Empecé a trabajar como artista en Nueva York en el año 2008. Estaba preparándome para hacer la carrera de Bellas Artes, pero acabé haciendo Derecho y trabajando como abogada en un despacho internacional en Madrid y en Londres.
Llegué a Nueva York, con mi marido y mi hijo mayor, que entonces tenía tres meses. Pasados unos meses de adaptación a la maternidad y a la ciudad, decidí que era hora de dar un giro a mi vida y hacer lo que realmente me apasionaba. Nueva York me dio la fuerza y el valor que necesitaba. Fue así como empecé mi formación en el National Academy de NY; esa ciudad cambió mi vida y me cambió a mí.
Como adelantábamos, la mujer es el centro de buena parte de su obra, pero, alejándose de clichés o posibles interpretaciones manidas de lo femenino, Cristina se fija en nuestro misterio y en la humana necesidad de armonía. Busca la belleza, pero sobre todo le importa generar con quien contempla instantes en los que todo pueda detenerse, milagros en equilibrio: Mi obra está inspirada en las mujeres y en su constante búsqueda del equilibrio. He crecido rodeada de mujeres con mucho carácter y desde niña me he sentido atraída por su belleza, su elegancia y fundamentalmente por su fuerza. Encuentro que somos unos seres complejos y fascinantes. Una fuente de inspiración inagotable.
He vivido en Madrid, Londres y Nueva York y he tenido la suerte de conocer a mujeres únicas y extraordinarias. Siendo diferentes, todas comparten un mismo rasgo: ninguna se siente completa. Buscan el equilibrio y la paz interior. Mi obra nace de esta constatación y busca plasmar para luego poder transmitir ese equilibrio tan mágico y efímero que tanto ansiamos.
Cada una de ellas es una instantánea que trata de recrear la atmósfera y la energía que se generan en el instante en el que todo parece alinearse y cobrar sentido.
Mis obras son una puerta al silencio y a la introspección. Una invitación a la meditación.
Su producción no se ciñe a una disciplina única. Llegó a la escultura tras años de estudio y, en línea con esa atención a la naturaleza que estamos viendo, prefirió no emplear materiales artificiales o transformados, como los plásticos, y alejarse de lo industrial, para servirse de madera, a veces procedente de árboles asturianos talados por manos conocidas, porque lo íntimo y emocional está presente no solo en los resultados finales de su trabajo, sino también en su origen, materiales y procesos. Sus obras sobre papel o lienzo tienen relación con esas esculturas, responden a intereses semejantes: Trabajo en varios medios, todos ellos entrelazados como diversos lenguajes para un mismo mensaje. Utilizo madera porque ha tenido una vida anterior, es pura y, al igual que las mujeres, tiene mucho carácter. Nunca tengo la impresión de estar trabajando en un lienzo en blanco. Tallo la madera con gubias. Al tallarla, consigo una textura frágil y orgánica que me ayuda a transmitir serenidad.
Mi trabajo en papel es una extensión de mi obra en madera. Gofrar la madera me permite desvelar el negativo de la obra y por lo tanto una nueva manera de ver las piezas; el papel, al igual que la madera, es un material que me atrae mucho por su elegancia, su simplicidad y su fragilidad.
Por último, los lienzos me dan mucha libertad y me ayudan a buscar y a definir la atmósfera que quiero crear en mis otras obras.
No cita Cristina a artistas con nombre y apellidos como sus influencias, nos cuenta que admira piezas en las que encuentra autenticidad y la presencia íntima de sus autores, al margen de corrientes definidas: He tenido la suerte de cruzarme en mi camino con diferentes Maestros. Todos y cada uno de ellos me han ayudado a definir la artista que quiero a ser. Mi obra está sin duda influenciada por la de ellos y por la de otros artistas, los nombres no importan, lo que sí importa es que en cada una de sus obras soy capaz de verles reflejados. Van más allá y consiguen dejar un trocito de su alma en cada una de las obras. En eso mi inspiro y esa es una de mis máximas aspiraciones.
Recuerda Avello la importancia en su carrera de “En equilibrio”, su muestra junto a Bonacci en Lucía Mendoza. Como era de esperar, también habla de emociones: El pasado junio tuve mi primera exposición en una galería en Madrid: expuse obras en madera y gofrados en la galería de Lucía Mendoza. La exposición tuvo como título “En equilibrio” y fue junto con otro artista de la galería (el citado Stefano Bonacci). Al haber vivido tanto tiempo fuera de España, esta fue la primera ocasión que muchas personas tuvieron de ver mi trabajo fuera de mi estudio. El poder acercar mi obra a la ciudad en la que he nacido fue muy emocionante.
Sus trabajos en aquella muestra nos proponían tomar distancia del ruido, urbano e interior, para abrirnos a una meditación cercana a la trascendencia: a la necesidad de armonía, dentro y fuera del arte, de naturaleza y de la vivencia de emociones plenas.
Hemos preguntado a Cristina qué será lo próximo: Mis últimas obras son Fluir, ver fluir, dejar fluir, e Hilando momentos dos instalaciones de esculturas.
Fluir, ver fluir, dejar fluir e Hilando momentos son mis dos primeras obras móviles: esculturas de madera y otras de madera y cartón pluma flotan suspendidas en el aire. Estas dos obras nos muestran las diferentes direcciones que pueden tomar las circunstancias que rodean nuestras vidas y los momentos que la van tejiendo.
Fluir, ver fluir, dejar fluir e Hilando momentos podrán verse en Context Art New York, del 2 al 5 de mayo, en el stand de la Galería de Lucía Mendoza.
Podéis conocer mejor su trabajo aquí: www.cristinaavello-art.com