Colaboraciones

Conversación en el Mudec

Por Luis Guerra

Milán, diciembre 2024

 

El Museo de las Culturas de Milán (Mudec) reorganizó su colección permanente en 2021, coincidiendo con los cinco años de inauguración del centro. Las obras expuestas se ordenan desde entonces en un recorrido temporal que pretende analizar los efectos que, para la ciudad de Milán y desde su perspectiva, ha provocado la llegada de un mundo interconectado a partir del comienzo de la edad moderna.

Este nuevo itinerario, titulado “Milán global. El mundo visto desde aquí”, se inicia en el siglo XVI, con la incorporación de Milán al imperio español, que impulsa las comunicaciones con el continente americano gracias a las rutas de navegación transatlánticas. La segunda sección se centra en el continente asiático: tras el cacao, el tabaco o la plata americanos, llegan a Milán el café y el té orientales, con los objetos que sirven para su consumo. Desde finales del siglo XVII China se convierte en el principal exportador de productos de lujo (porcelanas, tejidos) a Europa, y construye desde la distancia una imaginería mítica que influye en los artesanos europeos (ejemplificados aquí en los lombardos, que se inspiran en los modelos decorativos chinos, japoneses o indios, a la vez que los mezclan con sus propias tradiciones ornamentales).

La sección tercera, “La carrera por África”, cuenta el desarrollo del periodo colonial de las potencias europeas desde finales del siglo XVIII. En lo que atañe a Italia, Milán acogerá, desde 1879, la sede de la Sociedad de exploración comercial de África; las actividades exclusivamente comerciales se verán acompañadas de una presencia militar con el objetivo de controlar vastos territorios africanos no industrializados. La intervención militar del Reino de Italia es el anticipo del colonialismo de matriz fascista que conquistará Libia y Eritrea. Los objetos que proceden del antiguo Museo de la Guerra proponen una reflexión sobre el pasado colonial italiano, y describen las problemáticas relaciones con los colonizados, así como las contradictorias representaciones de “los otros”.

Las secciones finales, “De la descolonización al multiculturalismo” y “Afrodescendientes en el Milán global”, alcanzan ya a nuestros días, y dan cuenta, por un lado, de la corriente historiográfica que desde los años 70 revisa críticamente el pasado colonial italiano; y, por otro, de la transformación sufrida por Milán, que pasa de ser una ciudad industrial a una ciudad de servicios que atrae a personas procedentes de América, Asia y África, las cuales impulsan su transformación hacia una metrópoli de naturaleza global y multicultural.

Entre las piezas con las que concluye el recorrido, la vídeo instalación Di Dove siamo? (‘¿De dónde somos?’) permite al visitante interactuar (de manera virtual y limitada) con una serie de mujeres y hombres de diferentes edades y orígenes, que reflejan las complejas identidades que constituyen el tejido social de Milán en nuestros días. Nos hablan del peso de la mirada de los otros, de qué significan para ellos palabras como “casa” u “origen”, de su personal geografía identitaria, siempre en movimiento y discusión. La pieza genera un espacio de auto-narración y auto-definición, que nos acerca a estos milaneses del presente.

 

Di dove siamo? Videointalación. Colección permanente Mudec-Museo delle Culture. Sala III, “Milano Globale. Il mondo visto da qui”. Foto: Carlotta Coppa
Di dove siamo? (¿De dónde somos?). Videoinstalación. MUDEC-Museo delle Culture. Itinerario permanente “Milán global. El mundo visto desde aquí”, Sala III. Foto: Carlotta Coppa

 

Di dove siamo? (¿De dónde somos?). Videoinstalación. MUDEC-Museo delle Culture. Itinerario permanente "Milán global. El mundo visto desde aquí", Sala III. Foto: Carlotta Coppa
Di dove siamo? (¿De dónde somos?). Videoinstalación. MUDEC-Museo delle Culture. Itinerario permanente “Milán global. El mundo visto desde aquí”, Sala III. Foto: Carlotta Coppa

La instalación propicia además una particular situación comunicativa: por un lado, el espectador asume que las personas que aparecen en los vídeos representan a seres reales, nos cuentan historias reales y, en fin, actúan como signos que sustituyen a sus referentes “reales”. Se da, por tanto, un acuerdo implícito de veracidad, un pacto de veridicción entre los “interlocutores” de esta peculiar comunicación, que emparenta los testimonios personales con las historias de vida y el documental.

Por otra parte, el carácter virtual de los emisores/receptores representados, facilita paradójicamente la comunicación (frente a su hipotética presencia “real”): no cualquier persona se pararía a escuchar a una persona “real” hablar de su condición híbrida y transcultural, pero sí ante su representación. El diálogo (prefijado, dirigido) adquiere una connotación de juego que elimina las tensiones que podrían surgir en una comunicación real, disipa la incertidumbre que para el espectador generaría el diálogo directo, pues es el espectador quien elige las preguntas y puede, en cada momento, dejar de escuchar a una persona y pasar a escuchar a otra, o cerrar la comunicación definitivamente. Lo virtual, en este caso, protege y facilita, permite recibir los mensajes de manera relajada, y considerar con atención sus significados y sentidos.

En fin, las imágenes con quienes conversamos en Di dove siamo? (Saba, Ilyas, Chamika, Jada, Kenjii…) nos trasladan un discurso polifónico que consigue acercarnos la complejidad y diversidad cultural y social que conforma la población actual de la ciudad de Milán.

 

Luis Guerra es doctor en Filología e investigador en comunicación y migraciones.

 

 

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