El rebobinador

Benozzo Gozzoli, el maestro narrador contra la medianía

En ese gran laboratorio de la expresividad artística, y centro de la reflexión espiritual, que fue la Florencia de mediados del siglo XV fructificó la pintura, siempre agradable y armónica, en ocasiones también monótona, de Benozzo de Lese, llamado Benozzo Gozzoli, que había nacido en Scandicci en 1420 y murió setenta y siete años después, en Pistoia; tuvo complicado destacar en uno de los ambientes más excelsos que haya conocido la Historia del Arte, pero podemos decir que todo lo que, en aquel momento, en el campo de la pintura podía aprenderse y entrenarse lo adquirió este autor con perseverancia y conciencia.

Su primer maestro, con quien colaboró desde 1440, fue nada menos que Fra Angelico, y de su mano es plausible que participara en la realización de sus pinturas en el claustro de San Marcos; cuatro años más tarde entró al servicio de Ghiberti con un contrato de tres años (en aquel 1444, este estaba finalizando sus obras en la segunda puerta del Baptisterio florentino). En 1447, acabado ese trienio, regresó de nuevo junto al genio dominico: a su lado, en Roma, se empleó en los frescos de la capilla Niccolina; destaca el de La distribución de las limosnas, por su dominio de la perspectiva y el manejo espacial que demuestra al agrupar las figuras frente a la arquitectura del fondo, que toma un rol decorativo.

Benozzo Gozzoli. La distribución de las limosnas. Capilla Nicollina, El Vaticano
Benozzo Gozzoli. La distribución de las limosnas. Capilla Nicollina, El Vaticano

Ya hacia 1450-1452, fecha de la que datan los frescos de la leyenda de San Francisco en Montefalco, se nos muestra Gozzoli como un maestro autónomo del arte narrativo y esa destreza fue entonces percibida y apreciada: en la década siguiente se le encargaron trabajos importantes, como los de Viterbo (1453) y San Gimignano (1463), pero su obra más relevante de este momento fue la capilla privada del Palacio Médicis (1459), que esta vez sí, le trajo la gloria. Es realmente llamativo que Pedro de Médicis le reclamara en esa ocasión, pues en este tiempo tenía a su servicio a Filippo Lippi y Uccello y también gozaba de sus favores Domenico Veneziano; es posible que jugaran a favor de Gozzoli su carácter concienzudo y su flexibilidad en lo espiritual: algunas cartas dan fe de que estaba dispuesto a plegarse de buen grado a las condiciones de su mecenas.

En todo caso, su composición alimentó la gloria de los Médicis: se trata de un cortejo cuyo motivo principal son los Reyes Magos, pero que contiene referencias a un triunfo político de Cosme de Médicis; hablamos del traslado del concilio de la Unión de las Iglesias de 1439 desde Ferrara hasta la propia Florencia. Los protagonistas de aquella acción se ven aquí representados, por esa razón, por personajes contemporáneos al artista: los Magos cuentan con los rasgos de Juan Paleólogo, el patriarca de Constantinopla, y en un ejercicio de anacronismo consciente, con los de un joven Lorenzo de Médicis, mientras que el cortejo, tanto el que avanza a pie como a caballo, ofrece las trazas de príncipes, humanistas, amigos de la poderosa familia y hombres de Estado; incluso los arneses de los caballos y los vestidos de los pajes presentan el blasón de esta estirpe, con sus plumas, eslabones y bezantes de oro. De este modo, el (santo) cortejo deviene aquí manifestación del poder de esta casa para la posteridad: la alusión a aquel triunfo, desde el interior de una capilla privada, puede que solo pudiera ser comprendida por los propios y cercanos, pero el hacer suyo un asunto bíblico es una señal de pretensión evidente, de búsqueda de prestigio en el tiempo.

Sabemos que Benozzo llevó a cabo estos frescos como si se tratase de tapices: apreciamos que el paisaje se eleva hasta el límite superior de la imagen y que está poblado por numerosos elementos encantadores, muchos en tonalidades preciosas o doradas que confieren lujo a la escena. Esta imagen es emblema de un nuevo arte de corte completamente al servicio de una clase que Ludwig H. Heydenreich llama patriciado burgués.

Benozzo Gozzoli. Cortejo de los Reyes Magos. Palazzo Médici-Riccardi, Florencia
Benozzo Gozzoli. Cortejo de los Reyes Magos. Palazzo Médici-Riccardi, Florencia
Benozzo Gozzoli. Cortejo de los Reyes Magos (Lorenzo el Magnífico). Palazzo Médici-Riccardi, Florencia
Benozzo Gozzoli. Cortejo de los Reyes Magos (Lorenzo el Magnífico). Palazzo Médici-Riccardi, Florencia

Otro de sus encargos fundamentales lo emprendió Benozzo en el final de su vida y en el camposanto de Pisa. Puede que sea, de hecho, uno de los más importantes que nunca se haya demandado de un pintor: los frescos de veintitrés escenas seleccionadas del Antiguo Testamento, desde Noé hasta Salomón. Se empleó en esta labor más de quince años, entre 1469 y 1485; era una empresa descomunal, que lamentablemente se ha conservado mal, sobre todo por daños sufridos en la II Guerra Mundial. Las reproducciones no hacen, aún así, justicia a la serie, en cuyas composiciones, plenas de figuras y decorados, Gozzoli desplegó todo su talento, cuanto había aprendido. Los resultados satisficieron, y mucho, a sus comitentes, aunque hoy percibamos que el buen saber hacer de este autor alberga cierta frialdad.

Lo señaló Vasari: Aunque no haya sido de los mejores en comparación con todos los que fueron más hábiles que él en el dibujo, superó al menos a todos sus contemporáneos por el gran número de sus obras, de forma que entre ellas hubo incluso algunas buenas.

Era de una generosidad particular el autor de Las Vidas. En todo caso, en el periodo en que Gozzoli permaneció más activo, entre 1440 y 1460, trabajaron a un tiempo pintores pertenecientes a dos generaciones y de temperamentos tan distantes como los citados Fra Angelico, Lippi, Uccello y nuestro Benozzo, que crearon muy cerca, aunque cada uno a su manera, respondiendo al gusto ecléctico de este momento.

Benozzo Gozzoli. Vendimia y embriaguez de Noé. Camposanto, Pisa
Benozzo Gozzoli. Vendimia y embriaguez de Noé. Camposanto, Pisa

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Ludwig H. Heydenreich. Eclosión del Renacimiento en Italia, 1400-1600. Aguilar, 1972

Pietro Scarpellini. Benozzo Gozzoli. Codex, 1966

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