NOMBRE: Belén
APELLIDOS: Rodríguez González
LUGAR DE NACIMIENTO: Valladolid
FECHA DE NACIMIENTO: 1981
PROFESIÓN: Artista
Hace pocos días os hablábamos de la presentación en la Tabacalera madrileña del proyecto “Tentativas para agotar un espacio”, una investigación colectiva en torno a las instalaciones y la historia de este centro, y en esa muestra participa nuestra última fichada del año -podéis llamarla solo Belén- con un mural en el que plantea las múltiples tensiones que genera un espacio en blanco.
Es la última de sus exposiciones, pero esta artista, que vive y trabaja entre Madrid y Viena, cuenta ya con un currículum extenso de muestras dentro y fuera de España; las primeras, hace aproximadamente una década. Ha presentado individuales en las galerías Parra & Romero, Fúcares y Bacelos de Madrid, la Josh Lilley Gallery de Londres, en Das weisse haus (Viena), la Galería Javier Silva de Valladolid o el Museo Antón de Candas y ha participado en colectivas, entre otros muchos centros, en el Centro del Carmen valenciano, Matadero Madrid, la Sala Amadís, CentroCentro, el MACUF coruñés, la Academia de San Fernando, el Círculo de Bellas Artes, La Casa Encendida o el Museo Patio Herreriano.
También ha participado en ferias como ARCO, ARTISSIMA o THE ARMORY SHOW y ha recibido premios como el de Jóvenes Creadores de la Calcografía Nacional (2003), el de Jóvenes Artistas de Castilla y León (2011), el Ciutat de Palma Antoni Gelabert (2013), el de Producción Artística de la Fundación Banco Santander, ese mismo año, o el Premio Pancho Cossío en 2014. El año pasado resultó finalista en la 14ª edición de la Muestra Unión Fenosa y en el Premio Contemporary Talents de la Fondation François Schneider francesa. Para no extendernos demasiado en presentaciones, os contamos que también ha participado en residencias en la Academia de España en Roma, Matadero Madrid, GlogauAir (Berlín) o el Center of Contemporary Art Andratx.
Su obra y sus inquietudes no resultan fáciles de clasificar: a Belén le interesa la creación per se y deja que en cada uno de sus proyectos resulte fundamental, casi definitorio, el contexto general y particular que le dio pie, procurando ser lo más consciente posible de esa circunstancia. Está abierta al uso de todo tipo de recursos artísticos que sirvan a sus intenciones, y también los modos de exposición de sus trabajos forman parte de ese dispositivo intencional que comienza con la idea. Vedlo en este proyecto de Los Sintítulos que en 2015 llevó al Centro Federico García Lorca: estos bastidores remiten a un desfile evocador del mundo del poeta y a sus teatros y ver su anverso y su reverso nos hace acordarnos de las bambalinas.
Belén busca trabajar con formas y contenidos poco definidos, difíciles de reconocer o categorizar: huye de las obviedades y lleva al espectador a ese mismo terreno, recuperando porciones de realidad enigmáticas más que creando realidades nuevas; entiende que no es necesario dado que el mundo entero nos queda a la puerta. Podemos decir, por tanto, que el móvil de su obra es la curiosidad.
Como a todos nuestros fichados, le preguntamos cómo fueron sus inicios, y nos cuenta que no hubo un cuándo y un porqué concretos en su decisión de trabajar como artista: No ha habido un momento específico. Siempre me incliné por las artes, incluso la escritura, y poco a poco me fui especializando. Recuerdo sentir que ya era artista antes de comenzar la carrera, y considerar que ya estaba trabajando.
Las temáticas que desarrolla, como os decíamos, son resbaladizas a propósito; varían en cada trabajo y tienen que ver con el arte en sí, sus lenguajes y canales de expresión. De su producción nos gusta la imposibilidad del encasillamiento: Me interesan muchos temas, incluso a veces sin que en apariencia estén conectados. Procuro potenciar mi curiosidad por las cosas y liberarme de ataduras. En cada trabajo, o cuerpo de trabajo, trato de plantearme la creación como si fuera la primera vez, y, observando, encuentro constantes, como una preocupación por el espacio y el tiempo, el propio medio de expresión, la materialidad de la obra.
Me gusta trabajar con el formato del proyecto específico, por eso cada proyecto suele partir de unas pautas, de un contexto, al que trato de reaccionar muy activamente.
No hay una técnica dominante en su obra, pero a la hora de escoger se queda con la escultura precisamente porque, quizá, sea el medio que ofrece hoy una mayor apertura a propuestas híbridas: Trabajo en diferentes medios de expresión, pues trato de cultivar ante todo la curiosidad formal. Cuando decidí estudiar fuera de España, acabé en departamentos de escultura, tanto en Berlín como en Viena. Parece que hay en mí una tendencia intrínseca por la escultura, quizás porque ahí entra lo menos fácil de categorizar. La escultura es uno de los medios artísticos que más ha cambiado en las últimas décadas.
En cuanto a sus influencias y referencias, nos habla Belén de la importancia de la experiencia diaria y de sus viajes, pero también de maestros clave y de artistas, músicos o cineastas: Es importante para mí la observación de mi medio y la experiencia diaria. He vivido en diferentes países y contextos en los últimos 13 años, y cada lugar ha nutrido y ha dado forma a mis ideas. No hay día que no recuerde, por alguna razón, el periodo de seis meses que viví en Japón en 2009. En el Japón clásico hay una relación con los objetos que me ha dejado marcada.
Mi estancia en Viena y Berlín durante más de nueve años me ha influido también de manera fundamental. En Viena estudié con Heimo Zobernig, que, aunque es una persona muy diferente a mí, considero un gran maestro. Fue un proceso duro estudiar allí, pero importante en mi constitución. Zobernig me hizo cuestionarme todo desde el principio, y no tomarme a mí misma demasiado en serio. Parece que esto puede ser fácil, pero enfrentarse a tus propios ejes de coordenadas es incómodo y a veces aterrador.
Por otra parte, admiro a muchas mentes que forman parte de nuestro legado histórico. Admiro el entusiasmo de las vanguardias del s XX, la libertad de Matisse, la sensibilidad e imaginación de los clásicos griegos y romanos, la lucidez de Agnès Varda o Chris Marker, la intuición de personajes como Eyleen Grey o Eric Satie, la valentía de Nina Simone, la rotundidad de Susan Sontag…y me encantaría pensar que de todos ellos heredo un poco.
Hemos preguntado también a Belén por los proyectos más significativos que ha desarrollado hasta ahora. En el más reciente maneja la idea de que quizá no sea tanta la distancia entre lo repetido y lo irrepetible: En mi último proyecto parto del textil como material de escultura en bruto en el que se quita material, se erosiona a través de abrasivos, como quien talla una piedra a vista de microscopio. A su vez reflexiono sobre la serie a la hora de crear un patrón, jugando con la repetición y la diferencia, pues a pesar de recrear un mismo gesto, este, al ser manual, siempre será único e irrepetible.
Estas imágenes, a su vez, reivindican la factura manual, la imperfección y la imprevisibilidad, que no encuentran lugar en nuestro sistema de creación de objetos.
Una obra de 11m de este proyecto se pudo ver en Barcelona, en Can Felipa, esta pasada primavera (se llama Pool, os enseñamos las imágenes). Comencé a trabajar en este trabajo en la residencia artística Hooper Projects, en Los Ángeles, en 2015. Allí tuve acceso a muchos medios y materiales y empecé a investigar con el textil en grandes dimensiones. Aquel fue un momento importante en mi carrera.
Antes, el año pasado, su participación en la convocatoria El Ranchito le permitió desarrollar un proyecto anhelado que contraponía lo planificado y lo real a nivel del suelo y que se inspiraba en otro con cuarenta años de historia: En 2016 formé parte de la Residencia El Ranchito de Matadero y Artista X Artista en La Habana. Tanto en Madrid como en La Habana pude desarrollar un proyecto que llevaba años queriendo hacer. Se trata en ambos casos de un suelo de cemento en el que incrusté sedimentos de plástico que había recolectado en la playa.
Esta idea proviene del proyecto de Superstudio, de 1972, llamado Supersurface, en el que mediante retículas superpuestas sobre paisajes naturales se criticaba las doctrinas que habían dominado el pensamiento del diseño del siglo XX. Se trataba de estructuras que se expandían por la superficie del planeta, en contraste con la espontaneidad de la naturaleza.
En mi proyecto, yo he tratado de formalizar esa intersección entre la retícula como estructura utópica y las irregularidades de un suelo real, como el que se encuentra en una playa, con algunos sedimentos de plásticos arrastrados por el mar. Esos sedimentos, aun siendo desechos, poseen un gran potencial expresivo. Es una combinación muy interesante entre factura humana y alteración de los agentes medioambientales. Y es un material menospreciado que el hombre desearía que no entrara en esa retícula.
En Madrid lo materialicé a través de 120 losas de 50 x 50 cm. Y en La Habana rehabilité un fragmento de 16 metros cuadrados de acera pública con esa misma técnica.
Nos cuenta Belén qué será lo próximo: En mayo de 2018 asistiré por segunda vez a la residencia CCA Kunsthalle Andratx, en Mallorca.
Para conocer mejor su obra, pasad por aquí: www.belen.news