NOMBRE: Andrea
APELLIDOS: González
LUGAR DE NACIMIENTO: Santiago de Chile
FECHA DE NACIMIENTO: 1986
PROFESIÓN: Artista visual
Andrea González, nuestra última fichada, se define como artista visual, fotógrafa y videoartista, aunque también ha trabajado en comisariado, diseño, educación y mediación cultural. Licenciada en Artes Visuales y Fotografía por la Universidad UNIACC de Santiago de Chile, se ha formado también en estética y filosofía, cine y psicoanálisis y diseño de exposiciones, comisariado y conservación y ha presentado su trabajo en muestras y festivales como la Bienal de Videoarte de Puebla (2018), el Concurso Juan Downey (Santiago, 2017), el Cairo Video Festival (2014), Proyector (Madrid, 2013), FIVA (Buenos Aires, 2012) y el Premio MAVI Arte Joven (Santiago, 2011); también en varias ocasiones en La Neomudéjar y en diferentes muestras en Argentina, México, Brasil y múltiples espacios chilenos..
Además, ha participado en las residencias Difesa della Natura en No Lugar (Quito, 2014), Vórtice de INVE (Chiloé, 2017) y Rumor de Cordillera Galería (Santiago, 2020), desarrollando proyectos en los que, partiendo del estudio de imágenes fijas, se adentra en corporalidades y territorios y en sus lazos; también en identidades y conciencias.
Se suma esta semana Andrea a esta sección porque queremos saber más del acercamiento que lleva a cabo en sus trabajos al paisaje, las infraestructuras o los espacios desde una perspectiva lúdica, experimental y que parte del cuerpo, a veces en su sentido más líquido y otras apelando a sus escalas o a nuestro sentido de la vista.
Según el esquema que conocéis, le hemos preguntado por sus inicios; nos ha explicado que se interesó por el arte desde su niñez y que la decisión de formarse en él surgió de manera natural: Creo que el arte me interesó desde niña; siempre dibujé, también hice ballet y toqué guitarra. En la adolescencia tuve mis primeras cámaras de foto y vídeo, así que cuando supe que existía la carrera de Artes Visuales, no dudé mucho, asumí que concentraba todos mis intereses. No tengo muy claro cuándo me definí como artista, ha sido un proceso espontáneo y a veces complejo, pero siempre orgánico. Hace diez años terminé la Universidad y no he dejado de hacer obra, con vacíos y aciertos, finalmente, porque es mi modo de asimilar cada experiencia.
Nos cuenta, asimismo, que sus intereses han evolucionado desde el cuerpo hacia el paisaje pasando por los lazos entre ambos y que recientemente viene estudiando también las potencialidades de las obras de cara al espectador, en cuanto a percepción y más allá: Durante mucho tiempo hice referencia a temáticas en torno al cuerpo, a través de su registro y documentación, tanto material como temporal. Luego mi atención se dirigió hacia el paisaje y el estudio de este como modo de ver. Así llegué a la idea de territorio que es habitado por un cuerpo, y a interesarme por las relaciones y múltiples dimensiones que allí surgen. Algo que hoy me moviliza es entender cómo la obra acciona nuevas formas de inteligencia, otros modos de percibir la realidad y ser conscientes de ella.
En cuanto a las técnicas en las que viene desarrollando su producción, nos explica González que comenzó pintando pero que sus caminos, sus intereses temáticos y el trabajo a partir de imágenes tomadas de la prensa o de la red la han conducido a la fotografía y el vídeo, en cuya formalización encuentra amplias opciones creativas: Utilizo especialmente fotografía y vídeo y me agrada decir que pienso con imágenes. Si bien pintaba cuando comencé a estudiar, también sentía especial interés en trabajar con cámaras y aparatos técnicos. No tenía claro por qué, pero el tiempo me ha mostrado que estos medios evidencian problemáticas que me interesa tratar, como la reproducción de la imagen, su condición digital y los modos de comunicación a los que nos habitúa la vida contemporánea.
Me gusta registrar y archivar, crear especies de colecciones. Voy recopilando material con el celular u otro dispositivo disponible, también recorto diarios, revistas y descargo material de internet. La mayoría de las veces sin un objetivo claro, solo guiándome por impulsos y confiando en que la mirada dirige algún camino. El vídeo es mi formato más natural, ya que allí logro vincular texto, imagen y sonido. Para mí, la fase de edición y montaje tiene algo de revelación; imagino que despliega una nueva verdad, donde todo el material recopilado adquiere sentido.
El vídeo es mi formato más natural, ya que allí logro vincular texto, imagen y sonido. Para mí, la fase de edición y montaje tiene algo de revelación; imagino que despliega una nueva verdad, donde todo el material recopilado adquiere sentido.
Sus figuras de referencia también han evolucionado a medida que lo hacían sus propias inquietudes y estas tienen recientemente mucho que ver con la educación y la comunicación: Una de mis motivaciones para estudiar arte fue conocer las vanguardias del siglo XX. Luego, en la escuela, me interesó el arte conceptual. Allí generalmente se nos impulsa a mantener referentes europeos y estadounidenses, para ir nutriendo el trabajo, así que las artistas de performance y videoartistas de los sesenta y setenta fueron influyendo en mi práctica. Hoy en día me interesa guiarme por sucesos cotidianos, observar detalles en cada contexto y extraer conocimiento de aquellos procesos. Vincular mi producción artística a la labor educativa y de mediación cultural, sentir que estoy aprendiendo. Realizo talleres a jóvenes, lo que siempre activa nuevas formas de ver y de comprender el mundo.
Asimismo, me motiva mantener relación con creadores de la región, algo que ha facilitado la comunicación virtual en pandemia. He participado en residencias y laboratorios que me permiten conocer artistas latinoamericanos/as, en quienes descubro cuestionamientos y relatos en común, lo que es muy estimulante.
Vídeo y fotografía, cuerpo y lugar también centran los que González considera sus principales proyectos hasta ahora: Empezaría con dos trabajos emparentados, Restos de un cuerpo (2010) y Horizonte (2011), instalaciones de vídeo y fotografía. El primero fue mi examen de grado, el segundo se expuso en el Concurso MAVI Arte Joven de Santiago. En ellos creo paisajes a partir de fluidos corporales, aludiendo al cambio de escala. Mucho de lo que he hecho deriva de ese gesto y la disposición contemplativa hacia el territorio.
Luego mencionaría Epílogo (2013), obra en vídeo donde utilizo material de archivo personal para componer un nuevo relato. Esta pieza tuvo visibilidad en muestras y festivales de Argentina, Colombia y Egipto, definiendo una dinámica de trabajo que mantengo hasta hoy. Por último Preludio (2017), que se exhibió en un espacio independiente en Brasil, además de estar disponible en la web. Es un proyecto realizado a lo largo de un año, y que a veces siento no he concluido, donde produzco una pieza de vídeo mensual, a modo de diario en movimiento, que despliega procesos, divagaciones y experiencias en formato audiovisual.
La primera propuesta, Restos de un cuerpo, la define Andrea como un registro audiovisual de escritura teórica y personal realizada durante su proceso de tesis, seguido del registro de la acción de convertir cada hoja, soporte de esa escritura, en pequeños barcos de papel; estos últimos quedarían navegando en fluidos corporales tomados de su propio cuerpo (orina, lágrimas y sangre). El fruto último de este trabajo eran sendas proyecciones videográficas de esos registros junto a pantallas que, a modo de tríptico, enseñaban la navegación en una secuencia sin principio ni final determinados.
En Horizonte, por su parte, el cuerpo entra en relación con el paisaje y la fotografía permite modificar escalas. Las imágenes de esta serie evocan postales marinas, pero lo que vemos son paisajes construidos con ciertos fluidos que trascienden los límites de la carne para formar parte del horizonte, poniéndose así en evidencia que nuestra fisicidad puede fragmentarse o disolverse y la vista goza de mayor poder del que pensamos a la hora de contemplar espacios naturales aparentemente ilimitados.
En cuanto a Epílogo, este vídeo, como nos contaba, se nutre de una selección de su material de archivo, de textos y grabaciones relativos a las posibilidades y limitaciones del lenguaje; a partir de ellos vertebra un relato sobre la alienación, el monólogo de una agonía. La producción del mismo nos lleva a pensar en la saturación visual a la que estamos expuestos, el caudal de información digital que nosotros mismos generamos y los relatos que a partir de ese material podrían elaborarse en torno a miradas individuales y colectivas. Y Preludio busca establecer una dinámica de creación en este formato audiovisual basada, como nos contaba, en la generación de una pieza mensual de hasta dos minutos de duración; a partir de ellas pueden desplegarse introspecciones. Estos vídeos se articulan en episodios y pueden verse por orden de creación o aleatoriamente.
Hemos preguntado también a Andrea por sus próximos proyectos; nos cuenta que pasan por las publicaciones de artista y por el sonido: Entre mis planes deseo producir una publicación, tipo libro de artista, ya que es un medio que no he explorado y que pienso puede funcionar, al disponer archivos en una nueva narrativa y materialidad. También planeo trabajar con sonido, quizás para alternar ciertas estrategias y probar nuevas formas de aproximación y registro.
En estos momentos soy parte de una muestra virtual, Rumor en Cordillera Galería (https://cordilleragaleria.com), que es el resultado de una residencia realizada durante los meses de cuarentena en 2020. También trabajo en proyectos que se exhibirán en México y Chile, aún incipientes, así que espero se concreten pronto. Y me adjudiqué un fondo de cultura, para estudiar en España a partir de octubre.
Podéis conocerla mejor aquí: http://www.andreagonzalez.cl