NOMBRE: Ana
APELLIDOS: García-Esquinas Maisonave
LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid
FECHA DE NACIMIENTO: 1994
PROFESIÓN: Artista
Si visitáis, hasta el próximo 21 de septiembre de 2025, el Antiguo Hospital de Santa María la Rica de Alcalá de Henares, saldrá a vuestro paso el trabajo de nuestra última fichada: Ana Maisonave. Forma parte de la muestra colectiva “Afterwork”, que, en el marco de la programación de PHotoESPAÑA, recoge imágenes y vídeos de fotógrafos que entienden el viaje como parte de su proceso creativo, como la oportunidad de elegir un enclave en el que liberar inquietudes que permanecían encerradas en el habitual lugar de residencia y encontrar nuevos espacios para la mirada. Dado que las vacaciones son el momento propicio para ese ejercicio placentero, esa exposición se estructura en seis capítulos veraniegos.
Graduada en fotografía por la Escuela EFTI y la Universidad Miguel Hernández de Elche, Maisonave se ha formado igualmente en este campo en la Escuela CES de Imagen y Sonido y el Centro CODESA de Madrid y en APERTURA. Centro de Fotografía y Artes Visuales de Málaga; también en vídeo en Treintaycinco mm. Escuela Audiovisual.
Antes de en el Hospital Santa María la Rica, participó en exposiciones en la LEMUR Gallery de Madrid y la Sala Amós Salvador de Logroño, donde recaló antes ese proyecto alcalaíno bajo el título de “Abierto por vacaciones”, y fue finalista de la beca Roberto Villagraz de EFTI en 2018-2019. Actualmente su actividad se expande tanto a la foto como al vídeo, la edición y la narrativa audiovisual.
Se suma Ana esta semana a esta sección porque queremos saber más de su tratamiento de la luz y de las sombras a la hora de captar, incluso de despertar, las cualidades de los objetos y de las relaciones que establece entre su disciplina, el sueño y lo imaginado.
Nos ha explicado que su interés por la imagen fue temprano y que no sólo tuvo que ver con un deseo de expresar sus inquietudes artísticas, sino sobre todo con el de conocerse mejor. Decidió no establecerse únicamente en el terreno de la foto; se ha formado para expandir su vocación a otras derivas: Desde la adolescencia, la fotografía forma parte esencial de mi vida y mi lenguaje. No sólo ha sido una herramienta creativa, sino también un mecanismo profundo de autoconocimiento, un modo de mirar(me) y de transitar espacios emocionales complejos.
A lo largo de la última década, mi trabajo ha evolucionado a través de distintas fases, desde momentos más dinámicos y vitales hasta otros más contemplativos e introspectivos. Esa trayectoria me ha permitido desarrollar una mirada propia y afinar mi relación con el lenguaje visual.
Y sus temas habituales pasan por lo cercano, contemplado desde un enfoque poético, meditativo. No podemos decir, sin embargo, que sus discursos se centren en la individualidad: He trabajado en diversos proyectos que reflejan una sensibilidad atenta a lo cotidiano, lo íntimo y lo transformador, tanto en el plano emocional como en el social.
Actualmente me estoy especializando en la realización de proyectos audiovisuales, centrando mi atención en el arte de la edición de vídeo, disciplina en la que he encontrado nuevas formas de narrar y experimentar otros caminos. También he trabajado en diversas áreas, incluyendo moda, retrato, bodegón, sector inmobiliario, etc., consolidando una práctica versátil y en constante aprendizaje.
Ni en el ámbito de la fotografía ni en el de la imagen en movimiento se cierra esta autora a emplear técnicas de las que obtener la expresividad que busca: Combino fotografía analógica y digital. Mi práctica actual se nutre especialmente del cine, que me ofrece nuevas herramientas expresivas y narrativas. En este último año, he comenzado también a explorar el mundo de las artes escénicas, entendiendo el teatro como semilla del cine.
Me interesan especialmente las posibilidades visuales de la escenografía, el tratamiento del tiempo en escena y el papel de la iluminación como herramienta poética y estructural, sin olvidar el potencial que también nos ofrece el sonido. En este sentido, encuentro una fuerte inspiración en los trabajos de Josef Svoboda, con sus escenografías cinéticas e inmersivas, y en el de Robert Wilson, por su manera radical de utilizar la luz, el movimiento y el silencio para construir universos escénicos que rozan lo cinematográfico.
Me interesan especialmente las posibilidades visuales de la escenografía, el tratamiento del tiempo en escena y el papel de la iluminación como herramienta poética y estructural.
Entre sus referentes, por esas razones, cita también tanto a fotógrafos como a cineastas capaces de crear atmósferas particulares y reconocibles por el espectador: Entre mis referencias fotográficas se encuentran tanto clásicos del fotoperiodismo como Robert Capa, Henri Cartier-Bresson o Philippe Halsman como nombres fundamentales del lenguaje contemporáneo, como Joan Fontcuberta, Annie Leibovitz, Eamonn Doyle, Cristina de Middel, Nan Goldin, Hellen van Meene y Francesca Woodman, cuyas obras siempre me han sorprendido. También destaca la influencia de Todd Hido, especialmente en su tratamiento de la atmósfera, el silencio visual y la luz como herramienta narrativa, que conecta profundamente con la manera en que construyó mis imágenes.
Mi universo cinematográfico se nutre de referentes como Wong Kar-wai, Truffaut, Agnès Varda, Fellini, Krzysztof Kieślowski, los hermanos Coen, Kubrick, Lynch, los hermanos Marx, Woody Allen, Jim Jarmush, Hitchcock, Brian De Palma, Alice Rohrwacher o Paolo Sorrentino, entre muchos. Amo el cine y su evolución; valoro su poder para emocionar, cuestionar y transformar.
A la hora de hablarnos de sus principales proyectos hasta ahora, Maisonave comienza por Honey, sobre lo valioso del apoyo entre mujeres: Honey (2019) es un proyecto fotográfico centrado en encuentros íntimos femeninos. En cada sesión, no sólo tomo fotografías, sino que compartimos conversaciones profundas y enriquecedoras. También le damos un espacio al silencio: un silencio que sostiene, que revela, que permite que lo auténtico se manifieste. Como dice Roland Barthes refiriéndose a la memoria y al tiempo: Muchos dicen que el azúcar es dulce, pero yo encuentro el azúcar violento.
En esta serie he podido expresar con sensibilidad y sinceridad realidades complejas y dolorosas. Ha sido un proceso que ha unido lo personal con lo colectivo, lo íntimo con lo político, creando lazos de conocimiento.
El COVID ha dejado huella en su producción; vivió sus estragos de cerca por trabajar como personal sanitario durante la pandemia: Para no olvidar (2020) es un proyecto fotográfico que trata de aquellos espacios emocionales que permanecerán en mi memoria por siempre, medio ocultos tras bambalinas, bajo una cortina blanca y suspendida.
De repente me vi inmersa en la tramoya y todo el país, “el gran público”, esperaba con horror esta cruenta representación con miles de muertos. Casualmente el destino quiso que aceptara años antes el consejo de mi familia, que no veía en la fotografía una salida profesional demasiado segura para mí, y me formé también como auxiliar de enfermería. Sin convicción alguna lo hice, pero… ¿Quién podría haber adivinado que nos pasaría una cosa cómo esta? La situación más difícil del siglo dentro del marco sanitario me ha conmovido de manera abismal; con el tiempo es en estas dos profesiones donde las emociones humanas más profundas me han encontrado a mí.
Para no olvidar no ha sido expuesto en ninguna parte y pone en valor la capacidad de situar a artistas en situaciones muy poco artísticas y forzarlos a ejercer ahí su poética.
Red Space (2022) tiene que ver con sus emociones y pensamientos íntimos, con un proceso de duelo. Rojo y negro son justamente sus tonos dominantes: Es un monólogo interior con el que vivo cada día y parte de la necesidad de dar salida a toda esta clase de impresiones.
Sin una narración posible, lo que queda es la sensación confusa y dolorosa. Con el tiempo he comprendido que el duelo es la aceptación de tu propia muerte. Cuando nos encontramos en medio de un discurso de este tipo, no resulta siempre fácil constatar qué es lo mejor. Lo que es bueno y lo que es malo, tocará a la historia demostrarlo. Como decía Hegel, lo que es “sensato” es lo que tiene posibilidad de sobrevivir. Es decir, que lo que sigue vivo es lo correcto. O al revés: lo correcto es lo que sigue vivo. Todo dependerá del punto de partida.
En cuanto a sus trabajos en la actual muestra “AFTERWORK”, éstos son videográficos: Se trata de una serie de vídeos breves que realicé a lo largo de varios países de Europa después de la pandemia. Fragmentos que documentan una manera diferente de contemplar lo cotidiano para reconectar de nuevo con la vida. Siempre llevo el teléfono colgado en el cuello y eso me ha permitido tenerlo a mano.
Podemos seguir los pasos de Ana aquí: https://anamaisonave94.wixsite.com/
