NOMBRE: Álvaro
APELLIDOS: González
LUGAR DE NACIMIENTO: Mérida, Venezuela
FECHA DE NACIMIENTO: 1979
PROFESIÓN: Artista y docente
Fue la galería Espacio Alexandra de Santander, hará este verano cinco años, la que nos dio la oportunidad de conocer a Álvaro González, artista venezolano que vive y trabaja en Madrid y que viene explorando las relaciones entre ciencia y arte; en la exhibición a la que nos referimos, “Extraña forma de vida”, podíamos ver trabajos sobre papel cuyos motivos biomórficos se inspiraban en el viaje que el naturalista alemán Alexander von Humboldt y el botánico francés Aimé Bonpland llevaron a cabo precisamente por Venezuela y por ciertos países del continente americano a principios del siglo XIX.
Formado como arquitecto en la Universidad de Los Andes y doctor en Bellas Artes por la Complutense madrileña, donde también ha cursado un Diploma de Estudios Avanzados en Plástica, Técnica y Concepto, González ha ofrecido otras muestras individuales en el propio Espacio Alexandra, la Biblioteca Central de Cantabria y La caverna de la luz, en Santander, y en el Museo de Artes y Tradiciones Populares de Madrid, mientras que sus colectivas le han llevado a centros como el Convento de Santo Domingo de Teguise, los Institutos Cervantes de Nueva York, Varsovia y Bruselas, la Galería Astarté, las Corner Gallery & Studio de Madrid y Lisboa o el Centro Cultural Los Arenales cántabro. Asimismo, ha participado en citas como ARCO, Artesantander, Arte Lisboa o JustMad.
En 2013 resultó Álvaro ganador del Certamen Nacional Pancho Cossío en la categoría de escultura e instalación y ha sido seleccionado, además, en diversas convocatorias del Premio Joven de artes plásticas de la Fundación General de la Universidad Complutense de Madrid, el Simposio Internacional Praxis y Contexto del Arte Contemporáneo del Fórum Eugenio de Almeida de Évora, el Certamen de Pintura Mardel de Las Cigarreras de Alicante y el Certamen de dibujo Gregorio Prieto de Valdepeñas.
Se incorpora a nuestros fichados porque queremos conocer mejor el origen de su búsqueda de formas orgánicas en diferentes manifestaciones culturales y de similitudes en patrones decorativos y estampados textiles respecto a las imágenes científicas. En los últimos años ha centrado esas indagaciones en los terrenos de las vanguardias y de la pintura de las últimas décadas, aunque también ha mirado más atrás: a los hortus conclusus medievales.

Le hemos preguntado por sus inicios; nos cuenta Álvaro que su inquietud por la creación fue temprana y que su paso por París en la infancia tuvo bastante que ver en ella, pero también la naturaleza poderosa de su país natal: Mis inicios como artista se remontan a mi infancia y adolescencia, recuerdo que pasaba muchas horas dibujando. Me entretenía creando narrativas visuales y experimentando con el color. De niño viví varios años en París y para mí fue fundamental que mis padres me llevaran a los museos más importantes de la ciudad, donde pude tener contacto con el impresionismo y las primeras vanguardias; ese carácter experimental del arte me interesó siempre.
Estudié arquitectura en Venezuela, en la ciudad de Mérida, ubicada en una meseta a 1.600 metros sobre el nivel del mar y rodeada de la cordillera de los Andes venezolanos. Entre esta imponente pared vegetal mi vida transcurrió rodeada por un verdor perpetuo. Este contacto con la naturaleza ha permeado mi trabajo de diversas maneras: en mi gusto por el color, la experimentación con texturas y el uso de formas orgánicas.
Llegué a Madrid en el 2005 para hacer un doctorado en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense, quería profundizar en la teoría del arte y tener una base más académica. Mi tesis doctoral me ayudó a formalizar, teóricamente, mis intereses como artista. Estudié la relación entre la visualización científica y el origen de la abstracción, particularmente el origen del biomorfismo y su continuidad en el arte contemporáneo.
Estando en Madrid participé en varias convocatorias, como el Premio de Arte Joven de la Complutense o el Salón de verano, comisariado por Tania Pardo. También en Getxoarte, el Certamen de dibujo Gregorio Prieto o la Convocatoria de Pintura Mardel.
Pero realmente lo que me ayudó a profesionalizarme como artista fue haber formado parte de la galería Del Sol St. de Santander, a cargo de Fernando Zamanillo. Con ellos realicé mis primeras exposiciones individuales en España: “Tramado en tecnicolor” y “Tótem”. También tuve la oportunidad de participar en varias ferias importantes.
Recuerdo de manera especial esa etapa de mi vida. Mi contacto con esta galería santanderina también me permitió haber formado parte del proyecto “Meaning Making” a cargo de Mónica Álvarez Careaga, el cual mostró mi trabajo en los Institutos Cervantes de Nueva York y Bruselas o la Embajada de España en Washington. Gracias a Álvarez Careaga también participé en A3 Bandas, en la galería Astarté de Madrid.
Al cerrar la galería Del Sol St. fui invitado a formar parte de la galería Espacio Alexandra, dirigida por Alexandra García Núñez, también en Santander. Con ella pude hacer mis últimas exposiciones individuales y participar en FIGBilbao o nuevamente en Artesantander. Recientemente he colaborado con Corner Gallery&Studio en Madrid, participando en JustMad o en diferentes colectivas. Paralelamente a mi trabajo artístico ejerzo como profesor de arte del Bachillerato Internacional (IB) en un colegio de Madrid.

Hemos apuntado ya sus intereses, vinculados justamente al entorno geográfico de su ciudad. Pasan por buscar las confluencias entre esos dos ámbitos, quizá artificialmente aislados, que son la creación y el paisaje: Mis proyectos han estado basados en las relaciones entre ciencia y arte, sobre todo en la influencia de la ilustración científica en el arte y la cultura. Me interesa profundizar en el valor estético y comunicativo de las imágenes producidas por la ciencia y su posible vinculación con la creación de nuevas morfologías en pintura y escultura.
Aunque mis inicios fueron figurativos, al llegar a España mi trabajo se volvió más abstracto, primero muy influido por la ornamentación vegetal y recientemente por la ilustración botánica. En mi práctica pictórica, he transitado del barroco celular al minimalismo vegetal, entendidos no como categorías estilísticas convencionales, sino como metáforas visuales que describen la evolución formal y conceptual de mi obra. Hay un motivo recurrente en mi trabajo que se manifiesta a través de formas sinuosas, estructuras de repetición y colores saturados.
Y en lo técnico, mantiene este artista una actitud muy abierta en cuanto a disciplinas y materiales; más de una vez busca aproximarlos: Me interesa experimentar con la pintura acrílica y explorar los efectos perceptivos que surgen de la interacción entre los colores. Mis técnicas son heterogéneas y busco que la pintura remita a los métodos de reproducción gráfica. Trabajo con reservas utilizando vinilos o líquido de enmascarar y recientemente he incorporado la cerámica esmaltada a mi cuerpo de trabajo.
Me interesa profundizar en el valor estético y comunicativo de las imágenes producidas por la ciencia y su posible vinculación con la creación de nuevas morfologías en pintura y escultura.


Las referencias de Álvaro González son muy amplias, desde el arte a la investigación pasando por las bibliotecas de sus padres, en las que confluían precisamente sus dos grandes intereses: Robert Hook, Santiago Ramon y Cajal, Maria Sybilla Merian, Philip Taaffe, Hilma af Klint y Beatriz Milhazes han inspirado mi trabajo, así como las imágenes de revistas científicas francesas como ‘La Recherche’. También me fijo mucho en los motivos vegetales y animales que aparecen en los cuadros religiosos y los grabados de Durero. Recientemente he descubierto algunas naturalezas muertas de Lucian Freud y Georgia O’Keeffe, especialmente aquellas de sus primeros años.
Este interés por la ciencia, el arte y la naturaleza proviene no sólo de mi lugar de origen, sino también de la influencia familiar. Al ser mi padre científico, siempre estuve en contacto con las revistas de divulgación que había en casa, que mostraban imágenes muy atrayentes. Mi madre también poseía una biblioteca extensa con algunos libros de arte o catálogos de artesanía popular venezolana, la cual coleccionaba. Por otro lado, el mundo del diseño, propio de mis estudios de arquitectura, se veía reforzado por la profesión de mi abuela, que era modista. De alguna manera pude conectar las imágenes científicas con los patrones decorativos de los estampados textiles y la cultura popular venezolana.
Aparte de surgir de imágenes científicas y la historia del arte, mis cuadros también se basan en fotografías que tomo en lugares que visito o en mi entorno más inmediato. Me interesan los contornos de los objetos naturales y las sombras que ellos pueden proyectar sobre las superficies, y generalmente juego con el contraste entre figura y fondo.

Además de la naturaleza, sus principales proyectos tienen a Santander y la riqueza de fuentes como nexos comunes: En la exposición “El valle de los huesos secos”, presentada en Espacio Alexandra, exploré la influencia de los modelos de visualización científica en el arte mediante la recopilación de diferentes ilustraciones provenientes de tratados de filosofía, anatomía, biología, botánica, astronomía y arqueología. Para ello realicé una serie de pequeños retablos que condensaban los patrones visuales de la iconografía científica de diferentes épocas.


Como continuación del proyecto anterior, realicé un libro de artista junto a Carmen Quijano Estudio llamado “Naturae Imago”, el cual, a modo de carpeta desplegable en cruz, contiene serigrafías basadas en el trabajo de cuatro referentes en el campo científico como fueron Robert Hooke, Maria Sibylla Merian, Anna Atkins y Santiago Ramón y Cajal, representantes emblemáticos de las fructíferas relaciones entre arte y ciencia cuyas obras han sido consideradas pioneras en la visualización científica. Este libro-objeto también recoge un texto que escribí para mi doctorado, titulado “Visualizar el mundo: el arte al servicio de la ciencia” e ilustrado con catorce dibujos.


Mi siguiente exposición, “Extraña forma de vida”, estuvo conformada por una serie de pinturas sobre papel inspiradas principalmente en el viaje que el naturalista alemán Alexander von Humboldt y el botánico francés Aimé Bonpland realizaron por Venezuela y algunos países del continente americano durante principios del siglo XIX. Este proyecto me permitió investigar sobre el interés que hubo en el siglo XIX por las exploraciones científicas y su posterior representación a través de la pintura de paisajes.

He estudiado recientemente la historia de los jardines y cómo han servido como símbolo religioso o de control sobre la naturaleza. En el proyecto ‘”Hortus Conclusus”, presentado en Artesantander con la galería Espacio Alexandra, indagué sobre ello.





En sus próximas propuestas se aproxima a un autor estadounidense que recientemente pasó por el Museo Reina Sofía: Actualmente estoy trabajando en la serie Blind Botanist, inspirada en un dibujo de Ben Shahn del mismo nombre. En ella represento hojas secas que he ido recolectando en mis paseos por jardines y parques. Este proyecto, aparte de ser un estudio puramente pictórico sobre la forma y el color de los objetos naturales, también indaga sobre la explotación de los recursos naturales a través de las plantas.
Podemos seguir sus pasos en su web: https://www.alvarogonzalezarte.com/. También en Instagram: @pintaralgo.



