NOMBRE: Alsino
APELLIDOS: Skowronnek
LUGAR DE NACIMIENTO: Duisburg, Alemania
FECHA DE NACIMIENTO: 1984
PROFESIÓN: Artista y diseñador
A Alsino Skowronnek lo conocimos el año pasado, más o menos en estas fechas, en el Centre d’Art Contemporani Piramidón de Barcelona: presentó allí la muestra “Excavation Trail”, en la que se servía de diversos modelos generativos de Inteligencia Artificial (él prefiere referirse a aprendizaje automático) para idear obras digitales inspiradas en la estética de esas tecnologías y en la del graffiti, cuyos códigos quedaban subvertidos a través de esos procedimientos informáticos. Le interesaba reflexionar, a partir de las relaciones entre las artes visuales analógicas y las interfaces, sobre la evolución de nuestros lazos con los dispositivos digitales, también en lo que a procesos de aprendizaje se refiere, y sobre los nexos entre la tecnología y las capacidades humanas de creación, emoción y pensamiento.
La formación y trayectoria de Alsino no es la habitual entre los artistas de nuestro contexto: se licenció en Ciencias Políticas en la Freie Universität de Berlín y ha cursado una Maestría en Geografía Económica en la London School of Economics y un Máster en Diseño en la University of Applied Science Potsdam. Desde hace cuatro años su producción viene centrándose en la pintura, pero antes fue analista de datos y jefe de datos y diseño para varias firmas internacionales, además de desarrollador web y diseñador.
Desde 2021, ha presentado muestras individuales en RFDM (Berlín) y en los centros barceloneses Espai Souvenir y Manifesto, además de en Piramidón, mientras que su participación en colectivas le ha llevado a espacios como Urban Spree, Wiensowski & Harbord, Silent Green y gr_und Gallery (Berlín), Glasfabrik (Leipzig), el Cleveland Institute of Art, la HafenCity University Hamburg (Hamburgo), Delphi Space (Friburgo), la Galería Fran Reus de Palma de Mallorca y, ya en la capital catalana, al Goethe Institut y al mencionado Piramidón en varias ocasiones. En Madrid hemos podido ver su trabajo muy recientemente en las galerías Herrero de Tejada y Moisés Pérez de Albéniz; también participó, en 2020, en la Bombay Beach Biennale de California y, desde 2018, ha desarrollado residencias en algunos de los centros que hemos citado (el Cleveland Institute of Art, la Bombay Beach Biennale y Piramidón); y actualmente en WeCollect.
Se suma este artista alemán a nuestros Fichados porque queremos saber más de su trabajo con datos y con la información para examinar otros modos de abordar nuestros hábitos cotidianos y de enfocar el diseño, la arquitectura o el arte; también conocer las posibilidades que le brinda pintar con datos, es decir, utilizar imágenes existentes para adaptarlas y combinarlas entre sí como punto de partida de sus proyectos.
Hemos preguntado a Alsino por sus comienzos; nos cuenta que en ellos resultó vital aquella confluencia entre arte callejero y programación que se daba en la muestra en Piradimón de la que empezábamos hablando; de hecho, explica, en el primer terreno cuenta con una larga trayectoria: Inicié mi trayectoria artística impulsado por la sinergia entre el graffiti y la programación. Mi extensa experiencia de más de dos décadas en el graffiti me proporcionó un medio dinámico para la expresión personal y la exploración visual, profundizando en mi comprensión de las letras y símbolos como herramientas de comunicación e identidad. Al mismo tiempo, mi fascinación por la programación, especialmente por la visualización de datos, evolucionó hacia una profunda exploración de la inteligencia artificial a partir de 2019. Esta combinación me llevó a integrar la IA no solo como una herramienta, sino como un colaborador activo en el proceso creativo. Ese enfoque único facilitó el desarrollo de un lenguaje artístico novedoso que combina elementos tradicionales del graffiti con paisajes digitales y escrituras antiguas, creando obras complejas que estimulan un diálogo entre el pasado y el futuro, mientras continuamente desafían los límites del arte visual y simbólico.
Esas opciones de aunar procedimientos artísticos conocidos y otros en proceso de asentamiento, estéticas pasadas y actuales, y las lecturas que de su conjunción pueden derivarse se encuentran entre sus principales intereses; también aborda los símbolos que median en nuestra comprensión de lo cercano y lo lejano: Los temas fundamentales de mi trabajo giran en torno a la exploración de la comunicación a través de símbolos, la fusión de formas de arte tradicionales y digitales, y la integración profunda de escrituras antiguas con tecnología punta. Me interesa cómo los sistemas de escritura antiguos y los guiones generados por IA pueden enriquecer y actualizar las prácticas artísticas contemporáneas. Esta exploración temática se manifiesta en mi creación de “esculturas de letras” y otras estructuras visuales que incorporan valores estéticos tradicionales y aprovechan las capacidades de la tecnología digital. Mi práctica artística busca establecer un diálogo significativo entre tradiciones históricas y futuras posibilidades, explorando la evolución del lenguaje y los símbolos y su impacto profundo en la formación de la comprensión humana y la percepción cultural en la era digital.
Me interesa cómo los sistemas de escritura antiguos y los guiones generados por IA pueden enriquecer y actualizar las prácticas artísticas contemporáneas.
Como él mismo anticipaba, sus técnicas tienen que ver con esas mismas inquietudes por aunar modos de expresión pasados y recientes; no se debe, esa combinación, a propósitos meramente formales, sino a su voluntad de explorar los modos de comunicar y de entender a lo largo del tiempo. Nos propone Alsino hacer trabajar más sentidos que el de la vista: En mi práctica artística, utilizo una mezcla de técnicas de pintura tradicionales junto con tecnologías digitales avanzadas, enfocándome especialmente en la inteligencia artificial. A lo largo de los años, he experimentado con muchas técnicas de aprendizaje automático, pero consistentemente regreso al algoritmo pix2pix. Este modelo de IA es experto en traducir y transformar información de píxeles y juega un papel central en mi enfoque de “pintar con datos”; esa técnica me permite reinterpretar diversas entradas, como etiquetas de graffiti y escrituras antiguas, en nuevas formas visuales que integro en procesos de pintura tradicionales. Este enfoque híbrido es deliberado; al fusionar la experiencia táctil y sensorial de la pintura tradicional con los procesos abstractos impulsados por datos de la creación digital, busco ofrecer nuevas perspectivas sobre cómo el arte puede comunicar y resonar en diferentes medios y épocas, invitando a los espectadores a considerar las implicaciones más amplias de la comunicación a través del tiempo.
Entre sus referentes, era de esperar, cita a maestros pasados y también a autores ligados al street art. De fondo, su atención a la escritura: Mis influencias provienen de una amplia gama de áreas y épocas. Una gran influencia en mi carrera artística temprana se puede rastrear en la estética cruda e inacabada del graffiti europeo de mediados de los 2000. Artistas como Saeio en París o el equipo UT en Berlín han tenido un impacto duradero en cómo conceptualizo la estética y la belleza hasta hoy. En las Bellas Artes, admiro a Miró por su uso de líneas y gestos. También me atraen los artistas que han trabajado de una forma u otra con símbolos en su obra, desde Alberto Durero por sus firmas y estudios sobre letras, hasta Cy Twombly por su uso espontáneo y minimalista de la escritura a mano, y el letrista francés Roland Sabatier, quien en su obra se interesaba en deconstruir palabras y letras en favor de su estructura funcional, despojada de contenido semántico.
Un pequeño inciso en torno al letrismo: se consideró creador de este movimiento poético vanguardista al rumano Isidore Isou, que durante tres años, de 1942 a 1945, trabajó en un manifiesto en el que defendía una poesía que prestara atención únicamente al valor sonoro de las palabras y no a su significado. Se acercaba así ese arte a la música; después trataron, los letristas, de que se abriera aún a más disciplinas.
Busco ofrecer nuevas perspectivas sobre cómo el arte puede comunicar y resonar en diferentes medios y épocas, invitando a los espectadores a considerar las implicaciones más amplias de la comunicación a través del tiempo.
A la hora de hablarnos de sus principales proyectos hasta ahora, se refiere Alsino a su participación en cuatro exposiciones, tres colectivas y una individual. Comienza por una de las más recientes, “Desire Paths”, que pudo verse en Herrero de Tejada hasta principios de abril y en la que compartió espacio con Sergio Gómez/ Srger, Alicia Vogel y y Natalia López de la Oliva: Las obras reunidas en esta exposición compartían el uso del azar, la incertidumbre o el accidente como impulso o componente esencial en su proceso pictórico. Según Deleuze, la catástrofe es la condición necesaria para que del caos surja el hecho pictórico, lo nuevo. Es en el estudio donde, en la mayoría de los casos, el artista debe enfrentarse a la incertidumbre o a la elección de un camino cuyo destino desconoce. Estas decisiones marcan el resultado de la obra; sin embargo, son necesarias en muchas ocasiones para alcanzar lo nuevo, lo desconocido o lo otro; el equilibrio preciso que hace que la obra funcione. Un error de velocidad, de trazo o de gesto puede desencadenar un caos completo. Depende del artista encontrar ese instante justo antes de que eso ocurra. Las obras compendiadas en esta muestra exploraban la catástrofe o el error desde diversas perspectivas, pero en todas ellas este elemento se incorporaba al proceso como un componente indispensable de la creación pictórica.
Poco antes, hasta enero, participó en Moisés Pérez de Albéniz en “La Estética del Silencio”, en compañía de Elvira Amor, Mercedes Mangrané, Miguel Marina, Antonio Neves Nobre, Manuel M. Romero y Amaya Suberviola. Esta vez abordaban sus trabajos la dificultad de la atención, de la mirada y la escucha a lo ajeno, cuando todos parecemos centrados en ser, nosotros mismos, mirados y escuchados: La participación activa del público frente a la obra de arte ha sido siempre una de las metas educativas más difíciles, así como cuestionadas: en un mundo en el que el tiempo apremia, todo sucede a gran velocidad y no hay momentos de sosiego, conseguir que el público se detenga a observar una obra, a sacar sus propias conclusiones, a entender y analizar el proceso del artista, es casi un acto heroico. Es, en el fondo, un cara a cara con el artífice al que pocos deciden enfrentarse. En paralelo, hemos de cuestionarnos nuestro mero rol de espectadores. ¿Estamos completando realmente dicha obra, o estamos siendo sujetos pasivos de lo que devino en el estudio? Nos aproximamos a los principios estéticos y creativos de los que parte el artista, pero ¿qué somos sino simplemente testigos del aquí y ahora de una idea que trató el ayer y presenciará el futuro?
Ese ruido que supone la exposición pública de la obra de un artista se contrapone al silencio del proceso de trabajo. Susan Sontag, en 1967, escribió el ensayo “La estética del silencio”, en el que afirmaba que el silencio es una parte esencial del proceso creativo, y que abre un espacio para la contemplación. “El silencio es el último gesto de alteridad del artista: mediante el silencio, se libera de la servil esclavitud al mundo, que aparece como mecenas, cliente, público, antagonista, árbitro y distorsionador de su obra”. Frente a dicho ruido, partimos de la búsqueda de un espacio pangeático que colinda con lo sagrado en lo que a primigenio y esencial se refiere, como punto de partida sobre el que la constante acción artística se desarrolle sin ningún bagaje que no sea deseado.
La tercera colectiva a la que se refiere Alsino es “Panorama #7”, abierta hasta el pasado marzo en la Galería Fran Reus de Palma de Mallorca, que convocó además a Simone Giara, Julius Grabianski, Mariem Iman, Marijana Jankovic, Daniel Roibal, Idoia Leache, Ricardo León Cordero, Héctor Mar, Yorgos Papafigos y Binbin Zhou para abarcar distintos y nuevos enfoques en la plástica contemporánea; por último menciona “Excavation Trail” en Piramidón (2023), que fue su primera individual en nuestro país: Mostró una selección de pinturas y trabajos digitales, inspirados tanto en la estética de la Inteligencia Artificial (IA) como en los códigos encontrados en los lenguajes simbólicos del grafiti. El contenido generado por IA no es suficiente como resultado final, sino que es más bien una herramienta transitoria para desacoplar la estructura de la imagen del contenido, asociar libremente y recombinarla con fragmentos textuales nacidos de la experiencia vivida. Mis obras establecen una conexión directa entre las interfaces y datos del plano digital y las artes plásticas más analógicas. Como resultado de este diálogo, nace una abstracción que refleja los procesos de aprendizaje y los patrones cambiantes en la interacción humano-computadora.
En breve expondrá Alsino en la capital: Actualmente, participo en la residencia WeCollect en Madrid. También soy residente en el Centro Piramidón de Arte Contemporáneo en Barcelona y mi próxima exposición individual tendrá lugar el 23 de mayo de 2024 en la Galería WeCollect en Madrid.
Podemos seguir sus pasos en su web (www.alsino.io) y en Instagram (instagram.com/alsinoskowronnek).