NOMBRE: Albert
APELLIDOS: Pinya
LUGAR DE NACIMIENTO: Palma de Mallorca
FECHA DE NACIMIENTO: 1985
PROFESIÓN: Artista
A nuestro primer fichado del año, Albert Pinya, lo conocéis quienes en los últimos meses habéis visitado las Naves de Matadero: desde el pasado noviembre y hasta marzo presenta allí Pinyin Exercise, un proyecto formado por un mural y una instalación sonora que tuvo su germen en una residencia artística en China: allí este autor se interesó por las posibilidades plásticas de la palabra hablada y escrita, por el carácter gráfico de la lengua china y por la poesía del país.
Desde 2007, Pinya ha protagonizado además exposiciones individuales en centros como Casal Balaguer, Casal Solleric y el Museo Can Marquès de Palma, la AMT Gallery y la Galleria Allegra Ravizza de Milán (de la mano de esta última, también mostró su obra en Lugano), la Galería Alegría de Madrid, los Institutos Cervantes de Berlín y Milán, el Museo Arte Contemporanea de Lissone, la Martina’s Gallery de Giussano y el Centro Pelaires, de nuevo en Mallorca. Sus colectivas le han llevado a espacios como la recién abierta Galería Jorge Alcolea – Nonell de Barcelona (donde actualmente participa en “La caza del faisán”), Es Baluard, el Museu de Tortosa, el White Box Art Center de Pekín, el Palacio de Exposiciones de Santander, la Triennale di Milano, el centro MECA almeriense o el Museo Vostell y también a numerosos centros italianos, como el Palazzo Isimbardi, el Spazio Annunziata, la Galleria Federica Ghizzoni o el Palazzo delle Stelline en Milán y el Auditorium Parco della Musica de Roma.
En 2016, el mallorquín recibió una medalla de honor en el 31º Premio de Pintura BMW; en 2014 obtuvo el Premio ARCOmadrid de la asociación española de críticos, AECA; tres años antes fue reconocido con una mención de honor en el Premio Ciutat de Manacor y en 2007 con el Primer Premio Art Jove que otorga el Instituto Balear de la Juventud.
Esta semana, Pinya se suma a nuestros Fichados porque nos interesan sus caminos a la hora de poner en cuestión las estructuras de lo real y nuestros modos de percibirlas: los aborda desde una ingenuidad mordaz y un estilo que, siendo muy personal, bebe del lenguaje del cómic y la ilustración y también de la cultura popular. Lo conocemos sobre todo por sus pinturas, pero también ha trabajado en dibujos, instalaciones, performances, intervenciones y proyectos sonoros, estudiando los modos en que, como individuos, entablamos relaciones con nuestro entorno y los conflictos nacidos de esa interacción.
Según el esquema que conocéis los asiduos a esta sección, comenzamos preguntando a Albert por sus inicios como artista y nos ha contado que tienen mucho que ver con la necesidad de narrar y de expresarse; no se trataba de un deseo o una tendencia, sino de un impulso inevitable: Cuando tenía 17 años, debido a una adolescencia un tanto conflictiva, me internaron dos años en un colegio de curas en Paterna, Valencia. Fue ahí cuando empecé a tomar conciencia de lo importante que era para mí comunicar y contar historias, la mayor parte de las veces a través de imágenes. Toda una revelación. Supe ahí que el arte sería mi medio de vida. No por capricho. Sino por necesidad.
Pero hasta que no pasaron varios años, no empecé a dedicarme a él profesionalmente. Siempre alternaba otros trabajos con mi investigación artística. Hasta que, en el año 2007, el coleccionista italiano Emilio Bordoli descubrió algunas de mis obras, en Mallorca, y me introdujo en la escena internacional a través de los comisarios italianos Achille Bonito Oliva y Gianluca Ranzi y los galeristas italianos Alberto Matteo Torri y Allegra Ravizza.
Decíamos que entre los asuntos más frecuentes abordados por Pinya en su obra encontramos los vínculos entre individuo y sociedad y las formas de estructuración, a menudo malignas, de lo real, pero también le interesan el hallazgo y la apertura como principios del proceso creativo, necesarios para que todo lo posible suceda, o las fronteras entre la pintura como disciplina y otras técnicas, si es que podemos hablar de esas barreras: Al igual que en la poesía de la inexperiencia, y como pintor de la inexperiencia, mi intención no es otra que la búsqueda constante de nuevas incógnitas por resolver y de nuevos paradigmas por descubrir. Siempre con la mirada puesta en el futuro, en lo desconocido y en lo incierto como principio de lo posible, huyendo de conceptos como lo permanente y lo estático.
Evidentemente, mi trabajo reniega de “l’art pour l’art” y entiendo que, siendo como es un medio de expresión, el arte es eminentemente comunicativo y debe estar siempre basado en una ideología. Por todo esto, más que hablar de “creación artística” me gusta hablar de “reacción artística”.
En este último período, una de las líneas de investigación dentro de mi práctica artística se centra en el estudio de la declinación, la composición y la evolución de la propia pintura y en sus correspondientes variaciones, limitaciones (si es que tiene) y posibilidades. Cultivo una especie de pintura instalativa donde ya no existe sólo una única superficie protagonista, sino que se establece un juego entre lo que sucede dentro y fuera del soporte pictórico. La pintura se transforma en objeto tridimensional y declina hacia instalación, escultura…
Anteriormente también estuve muy centrado en temas relacionados con la identidad local mallorquina, la exaltación de los entornos rurales, el paisaje, la gastronomía y los procesos artesanales. El monográfico “Agropower” (Adia Edicions, 2017) recoge toda esta serie de ideas con una selección de trabajos, muy cuidada, desde 2006 hasta 2016.
Si hace un tiempo encontrábamos en su producción figuras reconocibles, desde hace un tiempo lo figurativo pierde fuelle a favor de la geometría, del mismo modo que ha elegido progresivamente no crear a partir de vivencias o memorias para poner el foco en la intuición, en el misterio y el futuro. Ha descubierto que es posible pintar sin haber mirado y algunas de sus esculturas pueden interpretarse como poemas visuales.
Ya decíamos que estamos especialmente familiarizados con sus pinturas, pero que no es esta, ni mucho menos, la única técnica en que Albert ha trabajado. Elige unas u otras en función de sus mensajes y de las necesidades de cada proyecto: Suelo trabajar con técnicas mixtas, pero la verdad es que no tiendo a establecer una jerarquía con las técnicas, ni con los formatos en los que trabajo. Dependiendo del proyecto y de lo que quiera comunicar, utilizo una serie de herramientas y medios u otros, desde una ilustración a lápiz, en un formato A5, a una escultura de cinco metros con fibra y resina. La versatilidad me estimula. Últimamente, pienso que me gustaría investigar con el grafito y sus múltiples posibilidades.
A la hora de hablarnos de influencias, no menciona a figuras de referencia sino a un todo no necesariamente lejano que es posible foco de creatividad, evitando cerrar puertas a fuentes de inspiración. Tampoco acepta jerarquías ni prejuicios Pinya a la hora de observar: Cuando era más joven solía tener siempre tres o cuatro pintores, de cabecera, a los que quería parecerme y deseaba imitar. Y todo lo que me rodeaba, fuera de estas referencias, lo rechazaba. Yo mismo me encorsetaba, me limitaba y me condenaba. Era mi peor enemigo.
A día de hoy, todo me influencia. Y si hay algo que me gusta de mi oficio es que no tiene límites.
Los principales proyectos que ha desarrollado hasta ahora de los que elige hablarnos coinciden con exposiciones individuales y tienen en común una misma línea de investigación muy presente igualmente en su producción actual. Se trata de “Proud to be a painter” (comisariado por Alberto Zanchetta en la Galería Allegra Ravizza de Lugano en 2015), “Recent Works” (comisariado por Gianluca Ranzi en el MAC-Museo de Arte Contemporáneo de Lissone en 2017) y “Panta Rei. Hacia un nuevo paradigma”, en la Galería Pelaires en 2018. Nos cuenta Albert que estos proyectos comparten, como denominador común, el (re)pensar el lugar de la pintura en la contemporaneidad, buscando su carácter poliédrico y remarcando su carácter híbrido y complejo y acercándome a lo objetual y a lo instalativo. Además, es aquí cuando surge el concepto de artefacto pictórico, que está muy relacionado con la obra “Pinya’s Friends” que recibió el Premio AECA de la asociación española de críticos en ARCOmadrid 2014. Esta pieza ya anticipaba el juego entre pintura-escultura.
El juego y el componente lúdico también suelen ser señales importantes en la identidad de mi trabajo. La exposición colectiva “No va más. The game’s on”, en la que participé en el Museo Vostell de Malpartida en 2007, comisariada por Achille Bonito Oliva, es otro de los proyectos que también destaco porque, gracias a la visibilidad que me otorgó el participar en esta exposición con artistas internacionales como Marcel Duchamp, Piero Manzoni, Name June Paik o Allan Kaprow, pude conocer a quien fue mi primer galerista en España, Ferrán Cano.
También nos recuerda sus proyectos presentes y futuros: Hasta principios de febrero podrá visitarse la exposición “La caza del faisán. Un panorama de la nueva pintura española”, comisariada por Enrique Juncosa, en la Galería Alcolea-Nonell de Barcelona. Y hasta el 31 de marzo, podrá contemplarse el mural de 50 metros que pinté en Naves Matadero (Madrid) y forma parte del proyecto Pinyin Exercise comisariado por Susana Sanz. Este trabajo comulga con lo performativo: poemas chinos escritos en pinyin y seleccionados por el artista son leídos por vecinos de Usera, convirtiéndose en paisaje sonoro del propio mural. En palabras de Albert para las Naves, esta pieza pone de manifiesto la naturaleza visual de la escritura china, convirtiéndola en un personaje en sí mismo, con el objetivo de enfrentar al espectador a la experiencia física del lenguaje. Pinyin Exercise muestra la necesidad de comunicarnos y entendernos en las relaciones directas e interpersonales, pese a la ausencia de una traducción perfecta en un momento confuso e incierto.
Este 2020 presentaré una exposición individual en Martina’s Gallery, que es la galería que me representa en Italia. También este mismo año instalarán mi primera escultura pública, “Nuvolet”, que ha sido fruto del encargo que recibí del Ayuntamiento de Palma de Mallorca para intervenir en un nuevo parque de la ciudad, que acaba de ser restaurado.
Por otra parte, estoy trabajando en mi primer mediometraje de animación sobre una ópera electrónica del músico y cantautor Joan Miquel Oliver. Este proyecto, sin duda, será uno de los más ambiciosos y al que más tiempo le dedicaré este nuevo año. Además, tengo en marcha otras exposiciones y actividades que también presentaré a lo largo del año, pero de las que todavía no puedo adelantar ningún detalle porque quedan pendientes algunos matices por concretar.
Conoced mejor a Albert, aquí: www.albertpinya.com