NOMBRE: Alba
APELLIDOS: Ruiz Lafuente
LUGAR DE NACIMIENTO: Logroño
FECHA DE NACIMIENTO: 1995
PROFESIÓN: Artista
Hace sólo unos meses conocimos a nuestra fichada esta semana en la que ha sido la tercera estación de su proyecto Por el ocio de los insectos trabajadores, en la Llotja del Cànem de Castellón de la Plana (antes esta misma propuesta había recalado en el Festival Mirades de Girona y en el ESDIR de Logroño). Reflexionaba la artista sobre nuestra relación con los espacios destinados al ocio, aparentemente concebidos para que dejemos en ellos a un lado quehaceres y preocupaciones, pero a su vez paulatinamente convertidos -considera esta autora riojana- en un nuevo escenario donde participar de otra industria rutinaria, la del entretenimiento. En ella queremos resarcirnos de las obligaciones de nuestros empleos, mientras la alimentamos justamente con el sueldo que nos procuran.
Descontextualizando y contemplando la situación desde la ironía, Ruiz Lafuente elegía situarnos frente a un centro comercial para insectos, alternativos conejillos de Indias, a un tiempo trabajadores sin descanso y testigos de una saturación de estímulos a la que difícilmente podían hacer frente.
Graduada en fotografía (Escuela Artediez) y en Bellas Artes (Universidad Complutense), Alba ha cursado, asimismo, sendos másters de dirección de fotografía y fotografía contemporánea en EFTI y ha participado en muestras colectivas en centros como los Institutos Cervantes de Chicago y Nueva York y en citas como Artjaen (2024), el Photometria Festival griego (2024) o el VA-M Festival en Ferrara (2025). En 2023 resultó seleccionada en la Muestra de Arte Joven en La Rioja y también lo ha sido en el visionado de porfolios en el Festival Interphoto polaco, en la convocatoria Full Contact de SCAN Tarragona (2024) y en las becas Der Greif en Alemania (2025).
Atrecista en el cine durante una etapa, además de artista plástica, Ruiz Lafuente se suma a esta sección porque queremos saber más de las confluencias de las diferentes disciplinas en las que se desenvuelve (fundamentalmente fotografía, pero también escultura y escenografía) y de su observación del ordinario día a día del individuo contemporáneo desde el humor, como apreciábamos en su trabajo más reciente. En algún caso, además de estudiar el presente, vaticina qué podría depararnos el futuro próximo.
Nos cuenta Alba que comenzó dibujando, pero que no tardó en interesarse por la fotografía y, sobre todo, por encontrar mil opciones de profundizar en lo que la mirada detenida ofrece: Cuando era pequeña, los ratos en los que no estaba en el colegio los pasaba dibujando sin parar, de una forma casi automática.
Un poco más tarde descubrí la fotografía gracias a mi tío, que es fotógrafo. Recuerdo pasar mucho tiempo con él en un laboratorio que tenía montado en su habitación, viendo cómo aparecían las imágenes en ese ambiente invadido por la luz roja. Por lo general no participaba, a no ser que mi tío me diera alguna tarea. Pero me encantaba mirar.
Pasaba mucho rato mirando en general, en cualquier entorno. Así que supongo que ese fue el inicio. Y supongo también que nunca he valorado ningún otro camino que no fuera el del arte. Realmente, no creo que ser artista sea un trabajo, sino una forma de existir en el mundo.
Esa tendencia a la observación tiene mucho que ver con los asuntos que pueblan su trabajo, siempre vinculado por ahora al examen de nuestras formas de vida rutinarias y teóricamente banales y de lo que éstas comunican sobre la época actual: Mis intereses giran en torno a cómo habitamos el presente y a los mecanismos —a veces ridículos, a veces inquietantes— que organizan nuestra vida cotidiana. Me interesa especialmente el ocio como construcción social: un espacio que se vende como refugio, pero que reproduce las mismas lógicas de productividad, deseo y frustración que el trabajo.
A partir de ahí aparecen otros temas constantes: la arquitectura como dispositivo psicológico, la escala como herramienta narrativa y la frontera borrosa entre lo real y lo simulado. El juego y el humor también son fundamentales en mi obra como método de reflexión. Me permiten exagerar un gesto, desplazar un objeto y construir ficciones que señalan las contradicciones que normalmente pasamos por alto. De ahí que trabaje con maquetas y con fotografías que funcionan casi como documentos de mundos posibles.
Me gustaría citar aquí un fragmento del libro de Philip K. Dick “How to build a universe that doesn’t fall apart two days later”, que creo que describe bien algunos de mis intereses: “En Disneylandia hay pájaros falsos accionados por motores eléctricos que emiten graznidos y chillidos cuando pasas junto a ellos. Supongamos que una noche todos nos coláramos en el parque con pájaros reales y los sustituyéramos por los artificiales. Imagina el horror que sentirían los responsables de Disneylandia al descubrir la cruel broma. ¡Pájaros reales! El parque se transformaría astutamente de irreal a real, por obra de fuerzas siniestras”.
En conjunto, mi trabajo busca examinar la experiencia humana desde lo mínimo, lo cotidiano y lo absurdo. Intento que esas realidades simuladas activen una mirada crítica sin renunciar a cierta ligereza, porque a veces el humor es la única forma honesta de acercarse a nuestras propias paradojas.
Mi trabajo busca examinar la experiencia humana desde lo mínimo, lo cotidiano y lo absurdo. Intento que esas realidades simuladas activen una mirada crítica sin renunciar a cierta ligereza.
Como adelantábamos, se vale de técnicas diversas con fines también diferentes y con voluntad de relacionarse con el entorno espacial desde una u otra perspectiva, pero unas y otras convergen en la imagen. Y la recepción de sus propias fotografías le ha llevado a iniciar nuevas reflexiones sobre nuestros actuales modos de mirar, en tiempo de IA y de duda: Aunque en mis proyectos las piezas finales son fotografías, trabajo también con escultura y construcción de maquetas. Son tres lenguajes que me permiten pensar el espacio desde escalas muy distintas.
La escultura me sirve para experimentar con arquitecturas imposibles y situaciones que rozan lo absurdo; la fotografía fija esas ficciones y las convierte en escenas casi documentales; y la construcción de maquetas de las exposiciones me permite volver a lo tridimensional.
En mi primera exposición de “Por el ocio de los insectos trabajadores”, tomé una decisión que se extenderá a futuras muestras del proyecto. Decidí que para cada exposición individual iba a hacer una maqueta del lugar específico con mis fotos; mi propia exhibición hecha también para insectos. Ésta es la única pieza que se mantiene tridimensional. Para mí, esta escultura es el punto de encuentro entre los insectos y los humanos. Al ver una maqueta del lugar en el que estás, puedes pensar que también tú estás dentro de una maqueta de algo más grande. Elegí estos formatos porque me interesan los lugares donde lo real y lo imaginado se contaminan: el momento en que un objeto cotidiano puede convertirse en un teleférico para insectos o en un globo espacial.
Además, mi formación en Bellas Artes y el haber trabajado como ayudante de atrecista en cine me llevan a seguir creando con las manos también en mis proyectos personales. A veces me ha ocurrido en alguna exposición que la gente piensa, en un primer vistazo, que las fotografías están hechas con alguna IA. Pero realmente, si te fijas un poco más, puedes ver que en todas hay alguna pista de cómo están elaboradas: pequeños trozos de cinta, cuerdas que sujetan algo, apoyos que se asoman detrás de los objetos… Aunque la Inteligencia Artificial sea una herramienta bastante nueva, estamos ya acostumbrados a ver imágenes que sabemos que han sido creadas artificialmente y que cada vez nos sorprenden menos. Me parece curioso que exista esta confusión con mis fotos, porque es un punto de partida interesante para reflexionar sobre cómo está cambiando nuestra compresión de las imágenes y nuestra relación con la ficción.
La ciencia ficción es justamente una de sus fuentes de referencia, también el buen sarcasmo en torno a lo, supuestamente, más prosaico. Cita entre sus figuras de influencia a escritores y artistas: Me encanta la ciencia ficción. En especial, las novelas y cuentos de J. G. Ballard. Para mí es una referencia central, porque entendió muy bien que la sociedad del ocio y de consumo no es neutra: es un dispositivo psicológico que moldea deseos, hábitos y frustraciones. Sus paisajes de lujo — centros comerciales, urbanizaciones cerradas, resorts impecables— siempre esconden una tensión latente, una violencia suave pero constante. Esa manera de leer lo cotidiano como un síntoma me sirve para pensar mis propias maquetas: espacios diseñados para que insectos “descansen”, pero que reproducen exactamente las lógicas de producción y ansiedad que tenemos nosotros.
Por otra parte, la pareja de artistas formada por Peter Fischli y David Weiss siempre es una referencia para mí por su capacidad para desmontar el mundo a través del humor. Su obra demuestra que lo absurdo es una estrategia analítica potentísima: permite señalar lo ridículo sin solemnidad, e iluminar estructuras de poder desde lo doméstico, lo precario o lo banal. Su atención al detalle y su forma de trabajar con objetos encontrados es algo que aplico directamente.
Entre la ficción crítica de Ballard y la inteligencia lúdica de Fischli & Weiss encuentro un terreno muy interesante: un lugar donde la imaginación sirve para exagerar las lógicas del presente y donde la risa y la incomodidad pueden convivir sin cancelarse. Ese equilibrio es, en gran parte, la base de mi trabajo.
Lo absurdo es una estrategia analítica potentísima: permite señalar lo ridículo sin solemnidad.
Entre sus principales proyectos hasta el momento, Alba elige citar dos: uno vinculado a un futuro imaginario, mental; el segundo, del que comenzábamos hablando, a nuestro tiempo de descanso, muy productivo para terceros.
Abunda en ellos: El primer proyecto con el que puedo decir que se delimitó de alguna forma mi camino dentro de la fotografía fue “Nuestro futuro se presenta brillante”. Éstas son las primeras palabras que reproduce la audioguía durante el trayecto Dubái—Abu Dabi. En oposición a cualquier excursión turística habitual, se describe el futuro que le depara a los 140 kilómetros de desierto que separan ambas ciudades. En vez de hablar del pasado, se habla del futuro; enunciados como “Allí habrá”, “Esto será”, etc. prometen construir oasis de lujo, enormes edificios, entretenimientos millonarios e incluso bosques, en un desierto inmenso y vacío.
La seguridad del discurso consigue hacer dudar a cualquier turista; mientras visualizas toda esta arquitectura de lujo, pareces olvidar la realidad física que se presenta al otro lado de las ventanas: una extensión inconmensurable de arena en una atmósfera asfixiante, en definitiva, un lugar inhabitado e inhabitable. En la serie de nueve fotografías, van apareciendo edificios propios de las grandes metrópolis en mitad del desierto a partir de las palabras de la audioguía.
Se trata de una ciudad imaginaria, y por lo tanto efímera, que desaparece cuando el viaje termina, lo cual se evidencia con el uso del papel y su deformación a lo largo de las imágenes.
Siguiendo alguna de las líneas temáticas de este primer proyecto, comencé en 2024 con “Por el ocio de los insectos trabajadores” gracias a una beca concedida por la Muestra de Arte Joven en La Rioja, que me permitió también hacer en Logroño mi primera exposición individual.
En este proyecto, imagino y construyo una arquitectura de ocio para insectos. Mi reflexión principal se basa en la existencia de todo tipo de lugares destinados al entretenimiento donde el trabajo y el sufrimiento parecen olvidarse. Estos oasis prometen la felicidad absoluta, pero en su esencia revelan un vacío determinado por el bucle del capitalismo: nuestro tiempo libre se convierte en un segundo trabajo donde gastamos el dinero ganado en el primero.
En el centro de esta rueda están las grandes metrópolis, que compiten por construir “el edificio más alto”, “el centro comercial con más tiendas”… Éstas ideas grandiosas quedan esculpidas en una arquitectura tan exagerada como deseada. “Por el ocio de los insectos trabajadores” propone transformar estos espacios para imaginar una arquitectura de ocio destinada a los insectos.
Centrado en un tipo de entretenimiento erigido sobre la naturaleza, pero alejado de lo natural, en lugares donde es necesario pagar para poder disfrutar, el proyecto plantea escenarios donde podríamos imaginar a una hormiga desconectando tras una jornada laboral.
A través de la descontextualización de estas arquitecturas, el proyecto confronta la risa y la extrañeza de un centro comercial para insectos con el deseo de lujo que nos produce ese mismo espacio construido para nosotros. Al emplear la ironía como herramienta analítica, se hace evidente el trágico ridículo de un panorama saturado de ocio, estímulos y artificios que nos conducen, inevitablemente, a un abismo existencial. En este proyecto, los insectos son un reflejo diminuto pero contundente de nuestra sociedad: por un lado, trabajadores incansables; por otro, testigos indiferentes del paisaje transformado por nuestra ambición desmesurada.
En esta última propuesta continúa trabajando, y podremos verla en los próximos meses, dentro y fuera de España. Otra vertiente de su producción tiene que ver con la edición: En la actualidad sigo trabajando principalmente en el proyecto “Por el ocio de los insectos trabajadores”, y en el año 2026 tengo dos exposiciones programadas, de momento. Una será en El Local (Madrid) en febrero, y la otra en Lenzburg (Suiza) en mayo, dentro de un festival de fotografía que este año se centra en el tema “Forever Happy”.
También me gustaría mencionar que, a la par de mis proyectos personales, pertenezco al colectivo La Mosca Ediciones, en el que desarrollamos y producimos pequeñas publicaciones en formato fanzine que luego vendemos en ferias de fotolibro y autopublicación como Libros Mutantes, Fiebre o Bala.
El último libro publicado, “Hay imágenes para ti”, lo realicé en conjunto con Javier Talavera, también integrante del colectivo. En él, hacemos una reflexión sobre la imagen a partir de capturas de pantalla y conversaciones sacadas de “La isla de las tentaciones”. El programa de televisión reúne a varios participantes que, aislados en un entorno paradisíaco, se enfrentan de manera constante a la presencia o ausencia de imágenes, convirtiéndolas en el eje central de sus reflexiones y emociones.
Podemos seguir los pasos de Alba, aquí: www.albaruizlafuente.com
