NOMBRE: Abel
APELLIDOS: Jaramillo Arévalo
LUGAR DE NACIMIENTO: Badajoz
FECHA DE NACIMIENTO: 1993
PROFESIÓN: Artista
A nuestro último fichado habéis podido conocerlo este mismo verano durante la celebración de ARTESANTANDER, porque a él le dedicó Aldama Fabre su Solo Project en la feria (y próximamente una exposición en su sala bilbaína) o, en 2015, en la muestra colectiva “Espacios insurgentes”, en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, en la que ese mismo año terminó su Grado, que cursó también en Lisboa. Ha completado su formación con un Máster en Arte Contemporáneo, Tecnológico y Performativo en la Universidad del País Vasco, ha participado en un buen número de colectivas y cosechado varios premios: recibió en 2015 el Fernando Zóbel y el Premio de Fotografía de DeAarte II y su Facultad, fue finalista en la última edición del Premio Miquel Casablancas, seleccionado para Process Room VI (2017), Inmersiones e Intransit (2016) y el III Encontro de Artistas Novos (2013) y el año pasado recibió una beca de residencia y producción de la Fundación BilbaoArte.
Hechas las presentaciones, os contamos que fichamos a Abel porque sus trabajos conducen nuestra mirada a los intersticios de lo cotidiano a los que no solemos prestar atención y ponen de relieve que, contra lo que a menudo pueda parecer, no existe una forma única de entender contextos habituales. A él le interesa cómo las tensiones políticas dejan su huella en el día a día y cómo, a su vez, las pequeñas historias pueden dar lugar a grandes desencuentros. Trabaja apropiándose de mensajes y narraciones, modificándolos y reconstruyéndolos, para generar a partir de ellos lecturas que escapen a lo habitual y que pueden generar discursos distintos (o contra-discursos) sobre las relaciones entre las personas y los espacios, el teóricamente estático verso y la acción.
Como hacemos siempre, preguntamos a Abel cuándo decidió dedicarse a la creación y no a otra cosa. En su caso no tomó la decisión en un momento concreto sino paulatinamente: Decidí formarme en Bellas Artes porque consideraba que de alguna forma podía encajar diferentes intereses. Me atraían ciertos procesos plásticos y visuales, pero también la literatura y la historia o la escritura. Durante los años de formación he intentado buscar la confluencia de todo esto en algún lugar. Hubo varios momentos que abrieron camino de alguna forma a estas relaciones y que hicieron también que encontrara en la práctica artística un espacio desde el que trabajar que me interesaba. Fue muy importante, por ejemplo, trabajar en colectivo durante esos años, aprender a negociar procesos, a ceder, contaminar disciplinas, compartir modos de hacer. También el intercambio que realicé en Lisboa, que me permitió relacionarme con personas muy diferentes y donde se crearon relaciones muy enriquecedoras, o participar ese mismo año en el III Encontro de Artistas Novos, porque supuso poder ver muchas formas diferentes de hacer y en esos años de formación considero que fue muy importante. No tengo la sensación de haber decidido en ningún momento trabajar como artista. Creo que ha sido un proceso en el que me he ido sintiendo cada vez más cómodo con ciertas formas de hacer, con ciertas lógicas de trabajo. También porque encontré una forma de agrupar todo aquello que me atravesaba a diario en una forma de trabajar.
No ha elegido Abel trabajar preferentemente en un formato o técnica sobre otros, pero hasta la fecha sí mantiene temas e intereses comunes en sus proyectos, relacionados con su atención a lo pequeño, a las fisuras y a la posibilidad de extraer riquezas significativas de lo cotidiano: Desarrollo mi trabajo a través de la búsqueda de estrategias que alteren o subviertan la lógica habitual de entender diferentes contextos. Me interesan las grietas en la historia, los relatos en los márgenes, cómo se producen y construyen los discursos. Me interesa generar narraciones desde el posicionamiento de construir la historia desde abajo, analizando los conflictos y disensos que se plantean entre lugares, sucesos y acciones. Localizo mi práctica en las tensiones políticas que se proyectan en lo cotidiano, los espacios intermedios, las fricciones que producen la confrontación de hechos e imágenes. (…) A través de lógicas de trabajo como el archivo, la intervención o el collage, planteo cuestiones que apelan a experiencias y estados de la cotidianidad, de entornos cercanos. De forma híbrida, transito la relación entre contextos y procesos, entre poesía y acción.
Hablando de poesía, esta y en general la literatura es una de las principales fuentes de influencia en su trabajo. También la observación personal de sucesos que, contemplados desde la desatención, podrían parecer detalles: Hay muchas cuestiones que afectan a mi trabajo. Suelo encontrar muchas relaciones e influencias en textos, poemas o novelas. En ese sentido, tengo una relación muy cercana con la poesía y la literatura y son elementos esenciales en mi trabajo. En ocasiones es un verso el que detona o desencadena una idea, en otras es un personaje literario concreto el que me interesa o el propio hecho de escribir, la situación del autor o la historia detrás de la obra. Tengo una relación muy similar también con el cine, donde suelo encontrar relaciones con procesos en los que estoy trabajando.
Habitualmente suelo trabajar en proyectos largos o cuestiones que van formándose a lo largo del tiempo. Por ello trabajo a partir de pequeños sucesos o implicaciones casi anecdóticas que van transformándose en relaciones complejas con otros sucesos, hechos o imágenes que van desbordando los significados y lecturas que originaban el proyecto.
Como os adelantábamos, Abel no mantiene preferencias a la hora de desarrollar sus ideas en unas y otras técnicas, y el hecho de que haya trabajado a menudo con otros creadores tiene mucho que ver con esa libre decisión de no quedar arraigado a medios concretos que puedan dificultar ocasionalmente la expresión de sus mensajes: Nunca he tenido una fijación o un interés especial por ninguna disciplina en concreto. Creo que el hecho de trabajar en colaboración hace que pienses en soluciones en común que propician procesos más híbridos. En este sentido, trabajo de forma “indisciplinada”, donde cada proyecto desemboca en una serie de piezas que atraviesan múltiples disciplinas y formatos. Aún así, es cierto que suelo encontrarme cómodo trabajando la instalación, el vídeo y la fotografía, pero esto está siempre conducido por el proyecto en el que estoy trabajando en cada momento, y se contaminan con otras formas.
En su trayectoria hasta ahora, breve pero como veis sólida, el artista destaca dos proyectos, ambos desarrollados el año pasado: La playa, en el que abordó este escenario como una suerte de tierra prometida, espacio de sueños de una vida auténtica que se nos escapa, y No habrá lugar allí para ninguno, que él entiende como su principal trabajo hasta el momento.
Empezando por el primero, nos cuenta que su título y su trasfondo nacieron de la célebre máxima del 68 de que, debajo de los adoquines, está el mar: La playa es un proyecto que toma la idea de la playa como metáfora, como promesa incumplida, como el lugar prometido que nunca llega. Partiendo de la famosa frase “Sous les pavés, la plage!” perteneciente a las revueltas acontecidas en París en mayo de 1968; planteo la playa como ese lugar utópico, la falsa promesa de un lugar mejor, la playa que no encontramos bajo los adoquines, la revolución que nunca llega. En este sentido, la playa se presenta aquí no como lugar físico, sino como idea, como planteamiento. ¿Cómo operan los restos, los artificios, que se desprenden de la construcción poética de la playa? La sustitución de esos deseos produce espacios marginales que sustituyen la experiencia real del lugar. Este proyecto fue importante porque formó parte de una de mis primeras exposiciones colectivas en un espacio relevante. La exposición “fue [De] dentro [a]” fue comisariada por Leyre Goikoetxea en el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria-Gasteiz.
Os hablábamos antes de la importancia de las referencias literarias en la obra de Abel: también el título de No habrá lugar allí para ninguno las contiene: está tomado de un verso del poema Querrán ponerle nombre de Dulce Chacón. Este proyecto plantea un diálogo entre lo pasado y lo actual, lo cotidiano y lo político – si existe o no separación entre ambos- y recupera, en parte, la confrontación clásica entre lo sagrado y lo profano. Revisa, desde una óptica muy personal, cómo se ha ido construyendo la imagen extremeña hacia dentro y hacia fuera, estudiando textos, audiovisuales, imágenes y documentos de los que se extrae una imagen tópica y parcial, ligada a la pobreza.
Abel se propuso generar un archivo diferente, que ofreciera una mirada alternativa, reivindicando lo no oficial y lo ignorado. Nos lo explica: Se trata de un proyecto que plantea la búsqueda de diferentes implicaciones sociopolíticas desde lo cotidiano. En un diálogo constante entre pasado y presente, indaga la precariedad y la falta de recursos en una revisión crítica de la construcción de la imagen y la identidad de Extremadura.
A través de una serie de sucesos que han permanecido en los márgenes del relato oficial, el proyecto construye un mapa híbrido, un archivo otro, que pone en cuestión la construcción de la historia. A partir de la creación de “El día de Extremadura” en 1985, se decidió que el 8 de septiembre sería el día de representación de los extremeños en conmemoración a la Virgen de Guadalupe. Desde otros sectores, se reclamaba el 25 de marzo como día señalado, en relación al asalto masivo protagonizado por miles de yunteros y campesinos extremeños en 1936. Así, un suceso que constituye una construcción de pueblo sin precedentes, es relegado a los márgenes del relato oficial. A través de diferentes documentos y registros, este suceso se relaciona con tradiciones como bailes, carnavales y máscaras, poemas, material audiovisual como Las Hurdes de Buñuel o Los Yunteros de Extremadura (1936) del Marqués de Villa Alcázar, obras como El combate de Don Carnal y Doña Cuaresma (1559) de Peter Brueghel El Viejo, así como otras revueltas campesinas y relatos orales.
En este caso, el proyecto supuso un proceso de trabajo muy largo y muy interesante, en el que se implicaron muchas personas y se generó algo muy enriquecedor, ha sido muy importante en ese sentido también a nivel afectivo. Además, ha supuesto ampliar la forma en que venía trabajando.
De la reconstrucción de la identidad extremeña que Abel propone forman parte bailes y fiestas que quedan fuera del tiempo, tambores de carnaval, ritos que propician las cosas puedan no ser lo que parecen: Será un carnaval que no existe, y querrán ponerle nombre.
También le trajo este trabajo buenas consecuencias a nivel profesional: Fui becado para su realización en la Fundación BilbaoArte y he podido mostrarlo en diferentes displays expositivos en CentroCentro (Madrid), en la exposición “Atlas de las ruinas de Europa”, comisariada por Julia Morandeira y José Riello, en la galería Combustión Espontánea (Madrid), en la exposición “Idea-objeto-(re)presentación”, comisariada por Eduardo Álvarez, o en la exposición “Un mundo ideal. El supermercado del Antropoceno” en Fabra i Coats (Barcelona), como finalista del Premi Miquel Casablancas. También he podido presentarlo en otras plataformas como Intransit (Madrid) o Inmersiones (Vitoria-Gasteiz).
¿Queréis saber en qué ideas trabaja ahora Abel? Actualmente me encuentro trabajando en varios proyectos. Por un lado, en un proyecto que atraviesa la idea de ensayo como práctica previa a la acción, pero también como cuerpo textual y en el que se plantea, a través de un guion de cine, poner en cuestión la idea de trabajo como valor absoluto frente a la idea de lo inacabado, del error.
Por otro lado, estoy trabajando en mi próxima exposición individual que será en octubre en la galería Aldama Fabre, en Bilbao. Se trata de un proyecto que retoma de alguna forma algunas cuestiones de No habrá lugar allí para ninguno, pero desde un enfoque radicalmente diferente, donde estoy trabajando con la construcción de la historia desde la idea de documento, de conspiración, de especular más allá de la dicotomía verdadero/falso. Es un proyecto que atraviesa la ciencia ficción, la memoria histórica y las relaciones políticas y territoriales. Recientemente pude presentar algunas piezas de este proyecto en ArteSantander como parte del Solo Project que realicé con la galería Aldama Fabre.
Para conocerlo mejor, además de pasar desde octubre por esa galería bilbaína, podéis echar un vistazo a su web: abeljaramillo.es