Erwin Wurm: arquitectura maltratada

La sede de Thaddaeus Ropac en Salzburgo exhibe obra reciente del artista austriaco

 

Primero modela en arcilla maquetas de edificios existentes, y muchas veces reconocibles, ubicados en Europa y en Norteamérica; después los interviene mediante procedimientos diversos y agresivos: golpeándolos con patadas o puñetazos, aplastándolos con su propio peso corporal o sentándose sobre ellos.

Algunas de estas construcciones simbólicamente violentadas por Erwin Wurm en los trabajos recientes que, desde el próximo 31 de agosto, expone la Galería Thaddaeus Ropac en su sede de Salzburgo, han sido escogidos por razones personales: se trata de prisiones, búnkers, clínicas psiquiátricas, e incluso su hogar paterno o la vivienda de su exesposa.

Llamativamente todos los edificios recreados por Wurm se caracterizan por su absoluto cerramiento: no presentan puertas ni ventanas que permitan al espectador adentrarse en su interior, de modo que el público centrará su contemplación en las huellas de la violencia que el propio artista ejerció sobre esos modelos de arcilla recubiertos, en ocasiones, por bronce, poliéster o chapado de plata u oro y situados sobre plintos, al igual que en las esculturas tempranas del creador de Bruck an der Mur.

Las obras presentes en la exposición se sitúan en fila, a modo de una enumeración formal que remite a las fotografías de torres y silos tomadas por Bernd y Hilla Becher en la década de los sesenta. Esa concepción formalista se contrarresta con la sensualidad y la estetización de los materiales de estos trabajos, creados y destruidos en un proceso lúdico y compulsivo que desafía normas y equilibrios y que constituye el sello identitario de la producción de este artista.