Cuando se cumplen setenta años de su nacimiento en la ciudad austriaca de Bruck an der Mur, la Albertina vienesa ha querido dedicar a Erwin Wurm su más amplia retrospectiva hasta ahora: un repaso a su obra polifacética compuesto por esculturas, dibujos, instrucciones performativas, vídeos y fotografías que nos invitan a reflexionar sobre las paradojas y absurdos presentes en el funcionamiento de la sociedad.
La base del método creativo de Wurm es el examen del concepto de lo escultórico, que utiliza como criterio para medir, para comprender, el mundo contemporáneo, desde un enfoque social pero poniendo en tela de juicio, además, las distancias entre ese lenguaje de la escultura y los códigos teóricamente propios de la performance, la fotografía o la pintura; le interesa, asimismo, redefinir en el camino las vías de percepción de lo dinámico y lo estático en una obra de arte. Quieren suponer sus proyectos un reto al espectador, invitado a preguntarse qué ocurre si ignora la gravedad, qué pasaría si emergiese lo inesperado (que nuestras viviendas quedaran aplastadas o derretidas), cómo se comportan cuerpos y objetos cuando lo absurdo penetra en ellos o, en el caso de sus One Minute Sculptures, cómo sería formar parte de una pieza artística durante un instante. Nos ha propuesto contemplar pepinillos como autorretratos, descapotables como emblema de nuestra codicia y fetichismo o una estrechísima casa como reflejo conceptual de la estrechez de ciertos modos de pensar y de las restricciones derivadas de algunas normas sociales.
En sus nuevas creaciones, Wurm continúa abordando desde parámetros escultóricos las nociones de masa, piel, volumen o tiempo: en la Albertina veremos la serie Substitutes, en la que el cuerpo desaparece y la ropa permanece como reliquia fantasmal de una presencia anterior; Skins, que reúne estrechas cintas corpóreas que, como dibujos espaciales, se convierten en el eco de un movimiento escultórico; o sus Flat Sculptures, en las que letras aplanadas y desparramadas conquistan lienzos tridimensionales, de manera que las palabras a las que dan lugar nos resultan difíciles de leer. En proyectos como este, Wurm, que alguna vez quiso convertirse en pintor, persiste en su exploración constante del color y el lenguaje pero, como sugiere el título de la serie, todavía rompe con la tradición al hacer de dicha pintura una experiencia del todo espacial, en lugar de únicamente bidimensional. Su producción viene a ilustrar hasta qué punto la creación contemporánea puede interpretarse como un redescubrimiento, un campo en el que repensar y rediseñar continuamente el arte ya existente.
Podremos contemplar en Viena desde sus esculturas tempranas, elaboradas con madera y polvo, hasta sus piezas últimas, algunas inéditas hasta ahora, pasando por esas propuestas de su etapa de madurez, una y otra vez expuestas internacionalmente, que hemos citado: las One Minute Sculptures, en las que induce al público a adoptar posturas inesperadas frente a objetos cotidianos, a veces deformados o distorsionados, como modo de poner en cuestión la valoración y uso de ropas, muebles y demás bienes de consumo en la sociedad occidental; Fat Car, ese vehículo de lujo devenido mercancía de codicia, y Narrow House, reconstrucción fiel de la casa de sus padres reduciendo su anchura a poco más de un metro. Al introducirse el espectador dentro de la vivienda y caminar, experimentará -esa es la pretensión de Wurm- restricciones que son metáfora de las de una mentalidad cerrada o provinciana.
Hace ahora siete años, veíamos al austriaco en el Pabellón de su país en la Bienal de Venecia: su apuesta fue un camión dispuesto verticalmente al que los visitantes, que convertía en performers, podían acceder por unas escaleras. En su interior, también se les proponía convertirse en esculturas. Aunque su formación fue tradicional (en la Academia de Artes Aplicadas y la Academia de Bellas Artes de Viena, a fines de los setenta y principios de los ochenta), su primera materia prima, conceptual y físicamente, han sido todos los frutos de nuestra vida cotidiana y todos aquellos objetos y temas que nos explican colectivamente, en un sentido político, psicológico, material y espiritual. Desde esa misma transversalidad contempla las distintas disciplinas de las que se vale: de la escultura a la performance y la fotografía; los juegos con distorsiones y escalas son su mecanismo habitual para involucrar en sus proyectos a quien mira, invitado a tomar conciencia de su participación en el gran teatro del mundo.
“Erwin Wurm. A 70th-Birthday Retrospective”
Albertinaplatz 1
Viena
Del 13 de septiembre de 2024 al 9 de marzo de 2025
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