Figura esencial del arte norteamericano desde finales de los años cincuenta gracias a sus emblemáticas pinturas de banderas, billetes o dianas convertidas en “otra cosa” encaústica mediante, Jasper Johns continúa a día de hoy desarrollando una obra de enorme complejidad narrativa y virtuosismo técnico y sus últimos frutos se presentan, desde hoy y hasta el 26 de abril, en el Upper Belvedere vienés en el marco de la muestra ”Regrets”.
Forman parte de la exposición una treintena de piezas realizadas en el último año y medio: grabados y dibujos acompañados de dos pinturas, y Johns ha incorporado a algunas dellas un motivo iconográfico nuevo en su producción: la imagen de un entonces joven Lucian Freud sobre su cama con un brazo levantado ocultando su rostro en un gesto introspectivo o quizá desesperado. Esta imagen parte de una fotografía tomada al artista británico hacia 1964 por John Deakin e inspiraría también algunas conocidas obras de Francis Bacon. Johns dio con ella en junio de 2012, reproducida en un catálogo de subastas.
Nos encontramos ante la imagen de un artista (Freud), tomada por otro artista (Deakin), y utilizada por un tercer creador como metáfora de sí mismo
Johns incorporó a su trabajo no sólo esta fotografía de Freud en sí misma, también las cualidades físicas de la impresión en blanco y negro original de esa imagen que Bacon había rasgado y arrugado mientras trabajaba con ella en su estudio. De hecho un fragmento perdido de la fotografía original desempeña un papel fundamental, a través de una forma oscura central, en el conjunto de la serie centrada en Freud y titulada como esta exhibición: Regrets. Forman parte de ella permutaciones de aquella visión del pintor de lo carnal elaboradas con diferentes medio y técnicas: pequeños dibujos a lápiz, cuatro dibujos a tinta sobre plástico, dos copias, diversos estudios preliminares y una acuarela a gran escala muy próxima a la abstracción que explora el mismo tema desde un nuevo enfoque.
Regrets pone de relieve la importancia del proceso creativo y de la experimentación a la hora de comprender en profundidad la obra de Johns en los últimos sesenta años, sus callejones sin salida y nuevos comienzos y sus juegos con la interacción de materiales. Para empezar, el americano hizo una fotocopia de un trazado de la fotografía reproducida. Luego rompió ésta en segmentos, formando una especie de mosaico, y los coloreó de modo que no hubiera dos campos vecinos del mismo color o dejándolos en blanco y negro.
Fijó la fotocopia en el lado derecho de una hoja de papel más grande y creó una imagen de espejo de la misma a la izquierda. Cuando los dos dibujos se encontraron, una nueva forma surgió en el centro: la de una calavera. Su hallazgo fue una casualidad completa (aunque Johns haya introducido deliberadamente cráneos en algunos de sus trabajos anteriores, la mano del artista no tomó parte en la aparición del cráneo en esta ocasión). La figura de Freud sentada en la cama parecía ahora contemplar este memento mori.
Podríamos considerar que nos encontramos ante la imagen de un artista (Freud), tomada por otro artista (Deakin), y utilizada por un tercer creador como metáfora de una imagen de sí mismo.
Ésta es la primera gran muestra del artista en la capital austriaca desde la retrospectiva que en 1987 le brindó Secession y supone la tercera parada en la itinerancia de “Regrets”, que ya ha recalado en la Courtauld Gallery y el MoMA.
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