The Goma muestra su proyecto Souvenirs, compuesto por impresiones recuperadas de la papelera de su ordenador y corrompidas por el tiempo
En su nuevo proyecto, Souvenirs, que presenta hasta el 23 de marzo en la galería madrileña The Goma, el zaragozano Enrique Radigales toma como punto de partida un universo digital con inevitables tintes autobiográficos que devuelve de la obsolescencia a la vida. Utilizando un software de recuperación de datos, ha logrado traer al presente archivos que antes había depositado en la papelera de su ordenador.
El transcurso del tiempo ha corrompido las imágenes que contenían esos archivos, origen o fruto del trabajo del artista durante los últimos años. Una vez impresos sobre vinilo- material escogido por su perdurabilidad y por su relación con el discurso de Radigales – son tratados manualmente con disolvente. Este gesto de borrado analógico difumina la rigidez de los procesos informáticos que habían erosionado las imágenes y se completan con otra huella del pintor: pinceladas de acrílico sobre la impresión. Esta paleta real se solapa y contrapone a la virtual, sintetizando la problemática a la que se enfrenta Radigales tras haber estudiado Pintura y después Sistemas Interactivos y, que es también, una de las mayores disyuntivas a las que se enfrenta el hombre contemporáneo en su relación con el mundo físico y el tecnológico.
En los trabajos de Radigales, cuyas instalaciones hemos podido ver en Matadero Madrid o en el Centro Cultural de España en Guatemala, la fuerza del presentimiento se equipara en proporción a la del recuerdo del pasado: la obsolescencia del legado tecnológico aventura una arqueología inminente de los canales y dispositivos de almacenaje de información.
El disolvente que utiliza el artista para borrar las impresiones vinílicas es el mismo que se usa en muchos países latinoamericanos para borrar anuncios de las grandes vallas publicitarias antes de colocar el siguiente cartel. En la serie Souvenirs, por contraste, las imágenes rescatadas de su disco duro son sólo modificadas por un algoritmo computacional. En estas impresiones, también de calidad píxel, no hay huella del autor y el pasado es una variable constante, a diferencia de los vinilos donde Radigales pinta sobre su biografía, modificando su memoria con la intención de borrarla aún más. Genera, en definitiva, un nuevo Romanticismo post- revolución digital.