Objetos de deseo y memoria trágica en la playa

Tabacalera dedica muestras a Eloy de la Iglesia y Eduardo Nave

Madrid,

Promoción del Arte ha presentado esta mañana la nueva pareja de exposiciones que durante este verano podremos visitar en la Tabacalera madrileña; tienen poco en común, pero su mayor vínculo es el recuerdo.

La más amplia, abierta en La Principal, llega desde San Sebastián, donde la Fundación Kutxa la acogió en la segunda mitad del año pasado: se trata de “Oscuro objeto de deseo”, un repaso extenso a la obra del cineasta Eloy de la Iglesia que revisa cronológicamente las películas, proyectos teatrales y colaboraciones televisivas que realizó a lo largo de cuatro décadas.

De la Iglesia, nacido en Zarautz y guionista además de director, fue integrante del Partido Comunista y también homosexual cuando esa condición prácticamente imponía la marginalidad; en su cine buscó acercarse a las realidades sociales más ocultas desde la sensualidad, de forma naturalista y directa, y todo ello le condujo a serias dificultades con la censura en sus inicios y a críticas poco generosas cuando la prohibición terminó: se señaló el supuesto carácter oportunista de sus filmes en la Transición al retratar la vertiente más controvertida de la época.

Eloy de la Iglesia durante la Semana de Cine de Color de Barcelona, 1977
Eloy de la Iglesia durante la Semana de Cine de Color de Barcelona, 1977

Esta exhibición, comisariada por Pedro Usabiaga, busca reivindicar, a la luz del tiempo, la actualidad de sus temas y su influencia en un nuevo resurgir del cine quinqui; ha recordado el comisario que el Festival de Cine de San Sebastián le ha dedicado retrospectiva y libro y que da nombre a un premio destinado a nuevos directores (rebeldes) en el Festival de Málaga.

Usabiaga ha explicado hoy, asimismo, que ha querido plantear la muestra pensando en cómo al propio De la Iglesia podría haberle gustado esbozarla: elevando fotogramas de sus filmes al ámbito museográfico y atendiendo al disfrute de quienes no conocen aún su cine, porque son numerosos los textos que nos introducen, de forma casi didáctica, en el contenido y el contexto de sus trabajos. Además, se ha contado con la colaboración de cinco artistas actuales para revisitar, en intervenciones en distintas disciplinas, los temas y escenarios habituales de sus películas y con la recreación del que podría haber sido su despacho; hablando de escenarios, muchos presentes en sus obras no quedaban lejos de este espacio de Tabacalera.

Maria Luisa San José, José Sacristan y José Luis Alonzo en El diputado 1978 - Foto Antonio Cuevas Maria Luisa San José, José Sacristan y José Luis Alonzo en El Diputado 1978
Maria Luisa San José, José Sacristan y José Luis Alonso en El diputado, 1978. Fotografía Antonio Cuevas

Sexualidad, marginalidad, drogas, referencias a la formación de las formaciones políticas tras el franquismo… El trabajo, y también la vida, de Eloy de la Iglesia ha motivado que más de una vez se haya hablado de sus paralelismos con Pasolini, y el comisario no los desdeña: ha subrayado las preocupaciones intelectuales y filosóficas de ambos y ha recordado que, aunque no es un dato demasiado difundido, el vasco estudió Filosofía y Letras y era un buen conocedor de Platón.

Trece años después de su muerte, Tabacalera nos invita a revisitar sus visiones de la represión sexual en la dictadura y los primeros años de la democracia, su tratamiento abierto de la homosexualidad o el aborto, su acercamiento a la delincuencia juvenil entre quienes comenzaban ya a quedar descabalgados del progreso y su señalamiento de la corrupción política. La materia de trabajo de Eloy de la Iglesia fueron los tabúes, pero también la gente tabú y no solo los conceptos: dio voz a los rechazados, a quienes vivían en los márgenes cuando lo normativo era un pasillo estrecho o no contaban con los mínimos recursos para vivir en condiciones dignas.

El repaso a su filmografía se realiza, como decíamos a través de fotos fijas; pero también encontraremos retratos de De la Iglesia a cargo de grandes fotógrafos de los setenta, como David Calle, Guillermo Pascual, Castelvi o Egaña y las mencionadas cinco propuestas de jóvenes artistas inspiradas en su obra: Tamara Díaz e Itziar Orbegozo presentan un vídeo que bebe de su cine, Quientin Valois ha realizado a partir de sus atmósferas cinco collages, Jorge Fuembuena exhibe nueve retratos de Quinqui Stars y Baptiste Pauthe, una intervención en graffiti en un espacio de aire abandonado en el que perfectamente podría haber rodado Eloy.

Eduardo Nave. Normandie: les rivages du débarquement © Eduardo Nave
Eduardo Nave. Normandie: les rivages du débarquement © Eduardo Nave. VEGAP, Madrid, 2019

Eduardo Nave, por su parte, ha llevado a La Fragua “Normandie: Les rivages du débarquement”, proyecto fotográfico en el que reivindica que los lugares guardan memoria y que la fotografía, desde su estatismo, puede capturar tiempos.

Su propuesta, comisariada por Oliva María Rubio, forma parte del programa oficial de PHotoESPAÑA, recuerda el 75º aniversario del crucial Desembarco de Normandía al final de la II Guerra Mundial y reúne las series Les rivages du débarquement y Mulberry Harbor I y II, que nunca se habían mostrado juntas al público y que llevó a cabo entre 2013 y 2015, así como imágenes en movimiento de este mismo año; las playas de esta región francesa son motivo recurrente en la obra del valenciano.

Algunas aún son conocidas hoy por los nombres en clave que recibieron durante el conflicto: Utah, Gold, Omaha, Juno y Sword y el conjunto de Mulberry Harbor se centra en el puerto Winston, aún hoy gran ejemplo de ingeniería militar que se impone ante el mar casi como un fantasma artificial, testigo de horror.

Desde su pulcritud depurada, y precisamente por ella, las imágenes de Nave conmueven y escuecen: medio millón de soldados murieron en estas bellísimas playas, escenario a la vez de desgracia y del principio de la esperanza. Ocurrió ayer, por eso uno de los propósitos del fotógrafo con este proyecto es llamar la atención sobre los peligros del coqueteo con la sinrazón y de la ignorancia o el olvido de la historia; ya muchos de sus trabajos anteriores los llevó a cabo en escenarios donde habían tenido lugar acontecimientos destacados, explorando los recuerdos que esos espacios guardan y el modo en que pueden apelarnos.

Lo hace fotografiando en días grises o claros, con el mar en calma o bravo, a veces fijándose en las gaviotas que se posan sobre los restos de esa arquitectura militar o deteniéndose en paseantes apacibles entre vestigios del pasado. La paz que unos y otros desprenden no mengua la vasta sensación de que nos encontramos casi ante un gran templo del recuerdo, apto para el recogimiento aunque no tenga paredes.

Los vídeos que encontraremos en dispositivos portátiles cerrando la muestra, entre arena, corresponden a su último viaje: se sumergió en el agua, realizó tomas a ras de tierra o en altura buscando trasladarnos las sensaciones que pudieron experimentar quienes en 1944 desembarcaron en Normandía y encontraron este paisaje sublime, para algunos, el último que vieron.

Eduardo Nave. . Normandie: les rivages du débarquement © Eduardo Nave , VEGAP, Madrid, 2019
Eduardo Nave. Normandie: les rivages du débarquement © Eduardo Nave, VEGAP, Madrid, 2019
Eduardo Nave. Normandie: les rivages du débarquement © Eduardo Nave , VEGAP, Madrid, 2019
Eduardo Nave. Normandie: les rivages du débarquement © Eduardo Nave. VEGAP, Madrid, 2019

 

 

Eloy de la Iglesia. “Oscuro objeto de deseo”

Eduardo Nave. “Normandie: Les rivages du débarquement”

TABACALERA. PROMOCIÓN DEL ARTE

c/ Embajadores, 51

Madrid

Del 21 de junio al 8 de septiembre de 2019

 

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