Ellen Kooi. Mirada enigmática

Los lugares misteriosos que encontramos en esta exposición de Ellen Kooi (Leeuwarden, 1962) son escenarios holandeses comunes, sin mayor trascendencia, si es que puede decirse así, que la belleza de sus prados, bosques y ríos, pero que sólo después de ser mirados desde la fantasía que vive en el interior de esta fotógrafa son dotados de un poder enigmático, que los convierte en reclamo para la mirada de aquellos espectadores que demuestren poseer también capacidad para sorprenderse y continuar las narrativas abiertas que perfila Kooi en cada una de sus obras. Descubrir de niña un retrato de su abuelo y fantasear con las historias que esa imagen y el personaje le sugerían fueron el origen de su pasión por la fotografía y ahora es ella la que interpela al público a continuar sus fábulas. El arte (la influencia de la pintura holandesa tradicional, pero también lo sublime de Friedrich y la magia cotidiana de Andrew Wyeth), el teatro y la danza, de la que utiliza el cuerpo como medio de expresión, conviven en sus fotografías para dar como resultado sorprendentes escenografías. Su método de trabajo es meticuloso y tiene que ver también con el cine; primero dibuja las escenas, busca las localizaciones, dirige a los modelos e ilumina de una manera muy precisa, siendo éste uno de los grandes secretos de sus panorámicas de gran formato. La mujer, la melancolía y la frustración ocupan un papel protagonista junto a la naturaleza y la unión de todo ello da lugar a esas imágenes enigmáticas. Ellen Kooi es un nombre a tener muy en cuenta; y aunque es aún una artista poco conocida en España, es seguro que con esta exposición en La Casa Encendida su interés se irá consolidando entre los aficionados a la fotografía. “Ellen Kooi. Dentro por fuera” podrá visitarse hasta el 15 de junio y nos acerca a su producción a través de 30 de sus mejores fotografías. El título de la muestra puede relacionarse con la idea de la existencia de mundos distintos dentro de un mismo universo y, en este sentido, la artista señala cómo en su trabajo se pueden observar dos áreas “un aquí y un allá, un adentro y un afuera, un mundo interno y externo”. Dualidades como la del agua, que es símbolo del paso del tiempo y de la vida al mismo tiempo, o las de la belleza y la vulnerabilidad, están muy presentes en sus representaciones y el riesgo a perder lo que existe es algo en lo que la fotógrafa hace mucho hincapié.

Ellen Kooi
Hazerswoude – Tsjechov, 2005

Ellen Kooi
Borssele – Rode jurk, 2007

Ellen Kooi
De Houtwielen – ballonnen, 1997