El Walker Art Center de Minneapolis analiza sus últimos quince años de producción artística
La pintura de Elisabeth Peyton se centra en el retrato, sus lienzos constituyen una enorme galería de imágenes en las que la norteamericana inmortaliza a todo tipo de personalidades; desde sus amigos íntimos hasta la monarquía europea, o las figuras más destacadas del papel cuché.
WALKER ART CENTER
725 Vineland Place
Minneapolis
En todas ellas nos encontramos con una dulce exaltación de belleza y lo banal, con una celebración de la juventud y la elegancia, llevada a cabo a través de un brillante colorido de sueltas y frescas pinceladas, que está a medio camino entre las obras de creadores como Alex Katz o David Hockney -de quien la artista se reconoce gran admiradora- las propuestas pop de Andy Warhol y las innovaciones de grandes artistas del siglo XIX que han ejercido una gran influencia en su trabajo, como es el caso de Monet o Courbet. Su obra comenzó a darse a conocer en 1993 y, desde entonces, su carrera avanza a una velocidad meteórica, igual que las cotizaciones de sus obras. Durante los últimos meses ha expuesto en algunas importantes instituciones de Estados Unidos, entre las que destaca el New Museum of Contermporary Art de Nueva York, donde hace escasos meses pudo verse una retrospectiva. Estos días, es el Walker Art Center de Minneapolis quien acoge una exposición en la que se recorren los últimos quince años de trabajo de esta joven artista, en cuyas obras la esencia del arte pop parece emerger bajo la apariencia de pintura clásica. En la muestra -que permanecerá abierta hasta el próximo 14 de junio- veremos cómo conviven en sus óleos, acuarelas y dibujos algunos iconos de la moda o de la música, junto a personajes de su entorno íntimo; desde un punto de vista que casi podríamos determinar como idealizado y romántico. Esta perspectiva sobre la juventud está, por otra parte, en total consonancia con el título de la exposición “Live Forever: Elizabeth Peyton” que parece adelantarnos además lo que podremos ver en la muestra: una selección de personajes que parecen detenidos en el tiempo, justo en su momento de mayor frescura. Sin embargo, no debemos engañarnos, el aspecto físico no siempre se corresponde con las miradas -muchas veces esquivas, otras, melancólicas- y este “vivir eternamente” esconde también un poso de tristeza que, en ocasiones, ni la viveza del colorido puede tapar.
Elizabeth Peyton
Life to ride (E. P), 2003
Whitney Museum of American Art, Nueva York
