Según informa el diario Le Parisien, hace unas semanas una turista rusa lanzó sobre el cuadro de La Gioconda, en el Louvre, una taza de té vacía. El cuadro no sufrió daños, al estar protegido por un cristal. Se cree que la mujer padecía el síndrome de Stendhal, que provoca en las personas comportamientos irracionales cuando se sienten conmovidas por una obra de arte. Algo similar ocurrió el año pasado con una pintura de Cy Twombly expuesta en Avignon: una joven la besó con los labios pintados de rojo.
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