Hace pocos días supimos que la renombrada Galería de las Colecciones Reales abriría sus puertas en Madrid en el verano de 2023, con una exposición inaugural compuesta por 650 piezas pertenecientes a Patrimonio Nacional. La preparación de su apertura, tras algunos retrasos, avanza y no se ciñe al conjunto histórico del Palacio Real en la capital, sino a todos los Reales Sitios, ya que una de cada tres obras de esa muestra serán rotatorias con el fin de aumentar la visibilidad de estos fondos de cara al público general.
Así, el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, en Segovia, ha anunciado que en sus instalaciones se ha llevado a cabo una importante reordenación museográfica, la primera desde la planteada allí en 2000, con motivo del tricentenario de la llegada al trono de Felipe V, el primer monarca de la Casa de Borbón. Sus objetivos han sido potenciar la coherencia del discurso expositivo propio y también contribuir al próximo funcionamiento de la Galería de las Colecciones Reales como escaparate adecuado del enorme patrimonio histórico que conserva, difunde y estudia esta institución.
La operación, diseñada por Carmen García-Frías, conservadora de Pintura Antigua, y el conservador de Pintura del Siglo XVIII Javier Jordán de Urríes, ha afectado a cerca de 150 trabajos; de ellos, casi uno de cada tres procede ahora de otros Reales Sitios, así como de los almacenes de La Granja, por lo que son piezas que el público habitual de este Palacio no había podido ver allí en varias décadas. La mayoría han llegado del Palacio Real madrileño; otras de Riofrío, El Pardo, Aranjuez y San Lorenzo de El Escorial.
La remodelación se extiende a lo largo de catorce salas del piso principal, en las que nos esperan obras atesoradas por Felipe V e Isabel Farnesio, incluyendo piezas del Seicento, la escuela flamenca y pinturas y retratos del siglo XVIII realizadas por los pintores de la Corte. Entre ellas destaca Bendición de San Genaro de Andrea Malinconico, que alude al milagro de su sangre licuada en Nápoles; Santa Catalina de Alejandría, de Guido Reni, con el intenso clasicismo propio de este autor; El tocador de Venus, de Giovanni Andrea Sirani, alumno del anterior (de hecho, esta imagen es copia de una obra de Reni) o La Santa Faz, de Andrea Sacchi, representación del episodio de la Santa Faz o del paño de la Verónica.
Contemplaremos también Bacanal de los Andrios y Baco y Ariadna, de Carlo Maratta, pintor y coleccionista cuyos fondos adquirió Felipe V en 1722; Cacería de leones, de Jan Frans Soolmaker, que capta el instante más dramático y dinámico de una escena de caza; Dos viejos rezando, de Quinten Massys, obra costumbrista, a medio camino entre el primitivismo flamenco y el renacimiento que perteneció a Isabel de Farnesio o El cambista y su mujer, de Marinus Reymerswaele, retrato de recaudadores de impuestos, asunto recurrente en el siglo XVI en los Países Bajos. No faltarán tampoco en el nuevo recorrido Bodegón con flores, frutas y armas, de Abraham Brueghel, bisnieto de Pieter el Viejo y Las tentaciones de San Antonio de Frans Francken, que presenta al santo orante y acechado por múltiples provocaciones, con forma humana, animal y fantástica.
Se despliegan, estos trabajos, en la Sala de Alabarderos, la Galería de retratos, las piezas de comer y de vestir, el oratorio, el Dormitorio de Sus Majestades, el Gabinete de la Reina, su tocador y su antecámara; la pieza de la cama de repuesto, el antiguo oratorio, el comedor, el Salón de países y el de charoles (llamado así porque lo revisten paneles de lacas orientales de la época Kangxi).
Trazando una breve historia del Palacio de la Granja, hay que recordar que los reyes castellanos, en el medievo, ya acudían a los pinares de Segovia para cazar. Hicieron levantar varios palacios en esta zona, entre ellos el de Valsaín, reedificado por Carlos V y por Felipe II y destruido por un incendio, en 1683.
En el siglo XVIII, fue Felipe V quien decidió crear en San Ildefonso un Real Sitio con el fin de retirarse allí. Como punto de partida, compró en 1720 la granja que los Jerónimos del Parral tenían en el lugar, y en 1724 abdicó, aunque en agosto tuvo que volver a tomar la corona debido a la muerte de su hijo Luis I. Después sí acudiría al que fue su palacio favorito y su residencia estable en verano, donde sería enterrado, en la Colegiata, en 1746; allí reposan también los restos de su viuda, la citada Isabel Farnesio.
En su arquitectura intervinieron Teodoro Ardemans, Procaccini, Juvarra y Sacchetti y el trazado de sus jardines se debe a René Carlier, cuyos planes continuarían René Fremin y Jean Thierry y el jardinero Esteban Boutelou. Sus fuentes, en plomo, y las estatuas, en mármol, componen el conjunto escultórico mejor conservado de su tiempo.
El Palacio de La Granja puede visitarse, este verano, de martes a domingo de 10:00 a 19:00 horas, y sus jardines de 10:00 a 21:00 horas (hasta las 20:00 en septiembre).
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