El metro de lo inmensurable

Es seguramente innato en el ser humano intentar definir fenómenos que son reales, que podemos percibir, pero que son intangibles y no pueden definirse utilizando los medios tradicionales. Sobre ese propósito natural y utópico reflexiona “Measuring the immeasurable”, la muestra que la Galería Sabrina Amrani presenta en el marco del Festival a3bandas. Puede verse hasta el 30 de mayo y en ella participan Ignasi Aballí, Amélie Bouvier, Mounir Fatmi, Ayesha Jatoi, William Lamson, Enzo Mianes y Johan Thurfjell.

El tema no es nuevo: si la ciencia ha puesto su foco en explicar los enigmas que podemos observar, el arte ha sido para muchos creadores una vía para reflexionar sobre el concepto romántico de lo sublime, sobre aquello que al ser observado produce de manera instantánea sensaciones de tal intensidad que parecen trascender nuestros sentidos.

Del choque entre la emoción sentida por el artista al percibir que lo que tiene ante sus ojos resulta inmensurable por su magnitud y su deseo intelectual de medir y comprender lo que le rodea surgió, ya en el s XVIII, la indagación en lo sublime como categoría artística, la comprensión de que, aunque en ocasiones nos sirvamos de los verbos “sentir” y “ver” como sinónimos de entendimiento, realmente nuestros sentidos son muy limitados y nunca nos permitirán aprehender por completo nuestro entorno físico.

La comisaria estadounidense Iciar Sagarminaga, que recientemente ha presentado otras colectivas en las galerías Max Estrella o Josédelafuente, ha llevado a Sabrina Amrani piezas de estética sencilla y casi minimalista en su mayoría que requieren del ojo atento y el pensamiento del espectador para alcanzar su sentido completo.

La primera que podemos ver es el díptico de Aballí Algo/Nada, una pieza que pretende llamar nuestra atención sobre el cambio, infinitesimal pero esencial, que convierte la nada en algo. Además, para dos piezas de su serie Listados, el artista, Premio Joan Miró de este año, ha recortado todos los “ismos” de los periódicos utiliza a menudo como material de trabajo, y ha elaborado con ellos un gran índice. El resultado es un compendio que sirve como metáfora de nuestra necesidad de identificar, y por tanto delimitar, ideas e ideologías mediante el lenguaje con el fin de poder comprender, de hacer mensurable y apto a nuestro entendimiento, su significado.

Una de las piezas más atractivas de la muestra es Casablanca Circles, fotografía del célebre fotograma de la película de Curtiz en el que Ingrid Bergman y Humphrey Bogart están a punto de besarse. Sobre ella Mounir Fatmi ha inscrito los diagramas cartesianos de círculos tangentes que se emplearon para crear la bomba atómica, poniendo de relieve lo contradictorio de la racionalidad de nuestros intentos por organizar matemáticamente movimientos y las consecuencias, tan poco racionales y en algunas ocasiones no esperadas, de esos esfuerzos.

El instante, congelado, previo al beso se equipara aquí con el momento previo a un choque de átomos; amor y ciencia.

También encontraremos vídeos: William Lamson presenta Between Now and Forever, la grabación de un neumático rodando de madrugada en un paraje desértico, motivo que sirve al artista para proponernos una meditación sobre el espacio, el tiempo y la fuerza que no vemos (el viento) que causa el movimiento constante de la rueda.

También el paso del tiempo, y el movimiento de la luz, son los objetos de estudio de Johan Thurfjell en las pinturas barnizadas que componen las delicadas series “1/4 12:20″, “31/4 12:28”, y “31/3 13:43”, formadas por pinturas barnizadas en las que trató de registrar los efectos transitorios de la luz pasando sobre las paredes de su estudio. El título de las piezas corresponde a la fecha y la hora exacta en que Thurfjell las llevó a cabo, así que en conjunto componen una especie de calendario de movimientos que nunca volverán a repetirse de la misma forma.

Mesas de trazado y diagramas inspirados en dispositivos de guerra táctica componen la serie de Amélie Bouvier Knock on the Roof. En contra de lo que puede parecer, esos diagramas geométricos pueden aludir a “roof knocking” (golpeadores de tejados, un término usado en Israel para referirse a bombardeos inminentes) o a drones de guerra, así que aquí la geometría no tiene implicaciones sólo estéticas, sino también vitales.

Ayesha Jatoi ha presentado sobre composiciones formadas por líneas y texto de carácter minimalista escenas de miniaturas clásicas persas relacionadas con temas como el lugar, la oración y el deseo. Superpone así frases concisas a pinturas muy elaboradas, lo antiguo y lo contemporáneo. Letras y números aparecen con rastros tan mínimos que es el lector quien debe crear en su cabeza sus propias imágenes y los significados de éstas.

Por último, Enzo Mianes se ha inspirado en el método de la disección científica para hacer rebanadas de una plomada de 50 gramos. Las lonchas resultantes, presentadas en Objet Tranché + restes, nos las muestra en marcos de cristal para que podamos analizarlas, y las virutas que se produjeron en el proceso, muy bellas, nos las deja ver en una balanza.