El MACBA, en casa de Konrad Fischer

El museo barcelonés exhibe la colección de arte del creador de Düsseldorf

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Del 15 de mayo al 12 de octubre, en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona

Comisario: Friedrich Meschede

Obras: cerca de 300

Organizan: MACBA y Museum Kurhaus Kleve

Formado en la Kunstakademie de Düsseldorf, donde conocería a Sigmar Polke, Gerhard Richter o Kuttner, Konrad Fischer se integró desde sus inicios en la joven vanguardia de la zona occidental de Alemania. En una primera etapa de su producción, predominan en su obra motivos relacionados con el ámbito deportivo (boxeadores, futbolistas); desde 1965 comienza a interesarse por patrones seriales, empleando tejidos industriales y láminas de plástico para componer instalaciones murales, y años más tarde expuso en Múnich y París telas pintadas con colores fosforescentes que captaban las sombras de los espectadores que las contemplaban.

En el año 1967, abrió en el centro de Düsseldorf una galería que pronto se convirtió en activo laboratorio de ideas que ejercieron notable influencia sobre destacados artistas de la segunda mitad del siglo XX, tanto en EE.UU como en Europa. Junto a trabajos realizados por Fischer entre 1964 y 1969, el MACBA exhibe hasta octubre cerca de 300 obras que Fischer, junto a su mujer Dorothee, atesoró durante casi medio siglo. Fueron realizadas por cuarenta artistas de primera fila, como Carl Andre, Bruce Nauman, Sol Lewitt, Donald Judd, On Kawara, Eva Hesse, Piero Manzoni, Gilbert & George, Bernd & Hilla Becher, Mario Merz, Joseph Beuys, Juan Muñoz, Thomas Schütte, Jannis Kounellis o Gregor Schneider, entre otros, y algunas de ellas son prácticamente inéditas.

Las tres secciones que articulan esta exposición recogen la triple faceta de Fischer como artista, como comisario de exposiciones y como galerista. Las muestras que auspició en su sala nos permiten acercarnos, de primera mano, al desarrollo de las tendencias minimalista y conceptual en sus primeros tiempos y muchos creadores de primer orden, alemanes pero también internacionales, expusieron por primera vez en casa de Konrad Fischer, desde donde sus obras viajaron a las grandes colecciones privadas y públicas de Europa (el artista impulsó una importante red de contactos internacionales en este sentido).

Varias piezas que podremos ver en el MACBA, y posteriormente en el Kurhaus Kleve, fueron dedicadas por sus autores a miembros de la familia Fischer, lo que prueba la estrecha relación que unía al galerista con los mejores artistas de su tiempo y la excepcional importancia de la creación en el proyecto vital que compartió con su mujer.