El legado andalusí en la Real Academia de San Fernando

Su museo mostrará dibujos para los proyectos Antigüedades Árabes de España y Monumentos Arquitectónicos

Madrid,
Sánchez Sarabia. Capitel nazarí
Sánchez Sarabia. Capitel nazarí

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando conserva una extensa y rica colección de dibujos de arquitectura, entre ellos los que formaron parte de dos proyectos esenciales, en los siglos XVIII y XIX, para la valoración documental y artística de nuestros principales monumentos hispanomusulmanes, como la Mezquita de Córdoba y La Alhambra: “Antigüedades Árabes de España” y “Monumentos Arquitectónicos”.

En colaboración con la Fundación MAPFRE y bajo el comisariado de Antonio Almagro Gorbea, académico y experto en arquitectura islámica, desde el próximo 23 de septiembre la Academia exhibirá todos los dibujos que integraron aquellos estudios.

Fue poco después de fundarse esta institución cuando, a raíz de difundirse el deterioro de las pinturas de La Alhambra, la Academia decidió movilizarse para evitar que se perdieran y logró que fueran copiadas por un artista local, Diego Sánchez Sarabia. Tiempo después, el interés por documentar el conjunto se extendió a los ámbitos arquitectónico, ornamental e histórico, prestando atención a las inscripciones que formaban parte de la decoración y que podían aportar datos valiosos sobre la historia del monumento.

Aquel periodo de estudio de nuestro arte islámico, que sentó las bases de posteriores estudios árabes, coincidía con el desarrollo de excavaciones e investigación de las antigüedades clásicas, griegas y romanas en Europa. En el empeño participaron, además de autores locales como Sánchez Sarabia, José de Hermosilla, Juan de Villanueva y Juan Pedro Arnal.

Fue poco después de fundarse esta institución cuando, a raíz de difundirse el deterioro de las pinturas de La Alhambra, la Academia decidió movilizarse para evitar que se perdieran

Arredondo. Mihrab Córdoba
Arredondo. Mihrab Córdoba

Los planos que ellos dibujaron dieron lugar al primer estudio arquitectónico de la Casa Real de la Alhambra, que en ellos era analizada como fortaleza asentada en un territorio y como conjunto palatino, diacrónico en relación a la génesis de sus partes, pero entendiendo que su articulación respondía a unas ideas cuya lógica trataron de desentrañar.

No solo buscaron la documentación simple de unas antigüedades, también recurrieron a los instrumentos disciplinares propios de la arquitectura, intentando encontrar en sus elementos cánones y módulos, en base a conceptos propios de la arquitectura clásica entonces imperante, como la búsqueda de la simetría, la definición de un tipo de columna y arco propios del estilo árabe o la determinación de sus proporciones.

Aquel proyecto dieciochesco tuvo su continuidad en los Monumentos Arquitectónicos de España (1856-1882), que ofrecía un panorama más completo del arte de todas las épocas y lugares, dentro del cual los monumentos de origen islámico ocuparon de nuevo un lugar destacado. En esta empresa editorial pudo tener cabida la representación de los ricos coloridos que acompañan a la decoración de los monumentos que en la publicación del siglo anterior no pudo ser incorporada a las estampas por no existir medios técnicos. La exposición de la Real Academia de San Fernando, al mostrarnos los dibujos originales, permite apreciar el interés que este aspecto concreto ya despertó desde la segunda mitad del siglo XVIII.

Si visitáis la muestra, fijaos en que muchos dibujos representan los monumentos árabes de al-Ándalus en un estado anterior a muchas de las vicisitudes y transformaciones que han sufrido desde entonces. Por eso proporcionan una información excepcional.

 

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