El homenaje a la pintura de Ramón Gaya

En el centenario del nacimiento del pintor, el IVAM le dedica una amplia retrospectiva

Fue especialmente durante su exilio en México cuando se sirvió de diversas reproducciones para captar en sus pinceles la esencia pictórica de artistas tanto españoles como holandeses, italianos, chinos o japoneses. Gaya, nacido en la capital murciana en 1910, obtuvo en 1928 una beca para acudir a París. Su primer encuentro con las vanguardias le produjo fascinación, sentimiento que se tornó en decepción al conocer de cerca de sus protagonistas. Es por ello que en la capital francesa se centró en conocer las joyas del Louvre y que, a su regreso a España en 1933, se instaló en Madrid y acudió al Prado para dejarse empapar de las creaciones de Tiziano, Velázquez, Rubens o Rembrandt.

Participó en las Misiones Pedagógicas y tras el estallido de la Guerra Civil se asentó durante catorce años en México. Ese alejamiento de Europa supuso el inicio de sus homenajes pictóricos a Picasso, Van Gogh, Hokusai o los ya citados Rembrandt y Velázquez. En 1956 se trasladó a Roma, donde llevó una vida solitaria salpicada por estancias en Barcelona y Valencia. En la Ciudad del Turia abrió estudio en 1974, etapa en la que publicaría los ensayos Velázquez, pájaro solitario o El sentimiento de la pintura.

Cuatro años después protagonizaría su primera gran exposición en Madrid, y en la capital residió desde 1984. Murcia abrió el museo que lleva su nombre en 1990 y en 2000 el propio IVAM dedicó a Gaya otra exhaustiva individual.

Ramón Gaya

Homenaje al paisaje de Vermeer, 1987

Ramón Gaya

Homenaje a Margarita Van Eyck y autorretrato, 1996