Nacido en Londres en 1976, Tino Sehgal se formó primero en danza y economía política hasta que las artes visuales se cruzaron en su trayectoria hacia el año 2000; en sus creaciones busca el encuentro vivo y no estático entre obra y espectador y no trabaja como hacedor de objetos, sino como generador de situaciones que se desarrollan en el interior o los entornos de los museos, una suerte de acciones coreografiadas que necesitan de la participación de los empleados del centro (que asumen así nuevas funciones) y, ocasionalmente, de su público.
Sus objetivos tienen que ver con el llamado capitalismo ecológico y con la idea de que hemos saturado la naturaleza de piezas más o menos innecesarias y no deberíamos fabricar más, aunque el sistema pueda mantener una idea de producción como base imitando el modelo de la danza, que se traduce en proyectos no materiales. Cultiva Sehgal una economía de las ideas de posibilidades infinitas y, para él, la actuación de los performers es tan importante como la reacción que provoca en el público: tenemos que hablar de un arte basado en la inmediatez y en un proceso de gestación que se articula en torno al espectador. No le gusta que sus instalaciones sean grabadas o fotografiadas para insistir en el valor del tiempo, la contemplación y la participación y evitar que puedan convertirse así en algo vendible; investiga en su lugar los conceptos de originalidad, materialidad, producción, consumo, valor o posesión.
Hasta el próximo febrero, el Centro Botín de Santander propone un diálogo entre uno de sus últimos trabajos en vivo, This youiiyou (Este túyoyotú), referido a los lazos emocionales que se establecen entre generaciones, y una de las pinturas más tempranas de El Greco, perteneciente justamente a los fondos de la Fundación Botín: Adoración de los pastores (1577-1579). El fin de esta exhibición es generar a partir de ambas una atmósfera espiritual que trascienda los muy distintos contextos de estos autores y que, a su vez, subraye el valor de la experiencia sobre la posesión, del gesto sutil y las interacciones personales sobre los objetos.
Ambas obras, que podemos contemplar en la segunda planta de este espacio santanderino, inciden por separado, pero juntas en mayor y poética medida, en la vigencia atemporal del lenguaje corporal vinculado a los cuidados. El Greco plasmó en su Adoración, destinada al retablo dedicado al Evangelio en el Convento de Santo Domingo el Antiguo de Toledo, el lenguaje visual que para entonces ya había aprendido en Italia junto a la expresividad propia que había comenzado a desarrollar en España: en el centro de su composición aparece un Niño Jesús acostado y fuertemente iluminado rodeado por la Virgen María, San José y varios pastores, que velan por él y le rinden tributo. Sobre el grupo, un conjunto de ángeles porta una inscripción igualmente iluminada y la escena se completa con dos figuras femeninas bajo una media luna que alude a la Inmaculada Concepción y con la figura de san Jerónimo mirando al espectador en primer plano, con unas Sagradas Escrituras y una vela. Desde la perspectiva de la atención a los cuidados, podemos encontrar aquí un homenaje a la vida y a quienes la protegen en sus inicios.
La propuesta de Sehgal, por su parte, viene a ampliar ese tributo del cretense a las relaciones personales y la ternura, en su caso aunque sean efímeras: su tratamiento de la voz, el gesto y el movimiento parece reivindicar la belleza de una mirada que reconoce, del gesto corporal cuando genera arropo, conceptos muy difíciles de expresar visual o verbalmente y quizá inabarcables.
“Tino Sehgal/ El Greco”
Muelle de Albareda s/n
Jardines de Pereda
Santander
Del 7 de octubre de 2023 al 11 de febrero de 2024
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