Los planes para convertir su sede en un centro de arte contemporáneo y dispersar su colección a corto plazo provocan las quejas de la comunidad artística alemana
La gran novedad que da inicio al curso artístico en Alemania, y que inevitablemente ha generado una enorme controversia, ha sido el cambio de planes sobre las instalaciones de la Gemäldegalerie y el incierto destino de sus colecciones, al menos a corto plazo. La Stiftung Preußischer Kulturbesitz, entidad que gestiona los museos estatales berlineses, ha obtenido 10 millones de euros del Parlamento alemán para remodelar el edificio que sirve actualmente de sede a la Gemäldegalerie y convertirlo en un museo centrado en el arte contemporáneo.
¿Dónde podrá exponerse la riquísima colección de este centro, compuesta por 1.500 piezas datadas entre los siglos XIII y XVIII? Entre ellas se encuentran obras maestras de Rembrandt, Durero, Holbein y Cranach. El plan de las autoridades es que estos fondos se exhiban en Berliner Stadtschloss, antiguo palacio real de enorme extensión ubicado en el centro de la Isla de los Museos. La polémica radica en que esta edificio se encuentra en obras de reconstrucción, y no está previsto que éstas concluyan, al menos, hasta 2019. Hasta entonces, una pequeña selección de obras de la Gemäldegalerie podría verse en el Bode-Museum; el resto podría custodiarse en almacenes.
La protesta popular y del sector cultural se debe a su previsión de que, dada la actual coyuntura económica, los fondos de la Gemälde no encuentren sede en décadas y a uno de los que entienden como posibles motivos de este tancredo museístico: la Gemäldegalerie recibe “sólo” 300.000 visitas anuales y un centro de arte contemporáneo de nivel comparable al del Pompidou o el MoMA podría multiplicar la cifra.
De momento la Asociación de Restauradores Alemanes ha hecho pública una carta en la que subraya su preocupación ante el riesgo de dañar la colección en el traslado y la Asociación de Historiadores del Arte Alemanes también ha expresado en una carta al Ministro de Cultura su “enérgica protesta” contra el proyecto. En torno a 13.000 personas han firmado ya una petición popular surgida por iniciativa del historiador del arte de la Universidad de Harvard Jeffrey Hamburger en la que se califica el traslado de “tragedia” y se exige un plan exhaustivo para la correcta exhibición de toda la colección de la Gemäldegalerie.
Menos eco ha tenido el desalojo del Tacheles. De edificio okupado que había perdido vitalidad en los últimos años a centro cultural; ése será el recorrido del gigantesco emblema berlinés de la cultura alternativa, habitado desde hace más de dos décadas por inquilinos ilegales que colgaron en su fachada el lema “Los ideales están arruinados, salvemos la ruina”. Pese a que albergaba en ocasiones exposiciones temporales y daba cobijo a varios estudios de artista, así como a un cine y a un teatro hasta 2011, últimamente era percibido por los propios berlineses como una suerte de “elefante gris” que sólo atraía a curiosos y turistas nostálgicos de tiempos punk.
Fue un centro comercial antes de la II Guerra Mundial, después un almacén, y, ya en 1989, los okupas impidieron su demolición, pero en esta ocasión, su desalojo apenas ha generado resistencia en la calle, pese a que 100.000 personas han demandado en un manifiesto que el llamado Kunsthaus Tacheles se convierta en una fundación.
El Gobierno regional de Berlín ha aprobado que este macrocomplejo de 1.200 metros cuadrados en el centro de la ciudad (calle Oranienburger) tenga un uso cultural, aunque no ha especificado cuál. Antes tendrá que salir a subasta forzosa después de que el propietario original de los terrenos en los que se encuentra haya entrado en quiebra y la empresa acreedora, HSH Nordbank, los haya reclamado.
En una misiva que los artistas que vivían y trabajaban en Tacheles enviaron en junio a Klaus Wowereit, alcalde-gobernador de Berlín, le acusaban de lanzar el centro creativo de la ciudad al desmantelamiento y la destrucción especulativa.
La feria Art Berlin Contemporary también se renovará. Cuenta con nuevo director, Maike Cruse, que se iniciará en su cargo en 2013 y buscará continuar dotando a la muestra de un formato innovador que la consolide en el marco del calendario artístico internacional. Hasta 2008, Cruse fue responsable de prensa del KW Institute of Contemporary Art y de la Bienal de Arte Contemporáneo de la capital alemana, y también cofundó la Galerie Im Regierungsviertel y el aclamado Forgotten Bar del barrio de Kreuzberg. Desde 2008 y hasta 2011 fue gerente de comunicación de Art Basel y Art Basel Miami Beach y en el último año ha trabajado como comisario independiente.
Coincidiendo con la Berlin Art Week, Art Berlin Contemporary invitará a galerías nacionales e internacionales a presentar su mejor selección de obras individuales de artistas contemporáneos.
Por otro lado, el próximo 17 de septiembre dará comienzo la segunda exposición en la que Christian y Karen Boros darán a conocer su colección privada de arte contemporáneo, compuesta por setecientas obras atesoradas sólo desde 2008. 130 de ellas, entre pinturas, esculturas, instalaciones, fotografías y vídeo, podrán verse en el búnker de la II Guerra Mundial en Berlín-Mitte, que cuenta con una superficie de 3.000 metros cuadrados. Se trata de piezas de una veintena de artistas fechadas desde los noventa hasta hoy, incluyendo adquisiciones muy recientes. Muchos de los trabajos han sido instalados en el búnker por sus propios creadores.
Entre los artistas representados en esta muestra figuran Klara Liden, Tomas Saraceno, Thomas Ruff, Wofgang Tillmans y Ai Weiwei.