Rogier van der Weyden (h.1399-1464)
MUSEO NACIONAL DEL PRADO
Pº del Prado, s/n
Madrid
Del 24 de marzo al 28 de junio de 2015
Cuatro años después de la firma del convenio de colaboración suscrito entre el Museo del Prado y Patrimonio Nacional para la restauración en la pinacoteca del Calvario de Van der Weyden, una obra esencial de la pintura flamenca del s XV conservada en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial desde 1574, la pinacoteca madrileña ha presentado esta mañana los frutos de esa intervención en una muestra que tiene al Calvario como eje pero que se complementa con una veintena de obras de Van der Weyden en los que podremos apreciar el carácter fuertemente escultórico de sus pinturas y la fuerte influencia que el artista tuvo en generaciones posteriores y en el arte español.
Entre las piezas que acompañan a la joya restaurada figuran tres trabajos esenciales para comprender la magnitud histórica de la producción del de Tournai: el Descendimiento de la Cruz, que forma parte de las colecciones del Prado; el Tríptico de Miraflores llegado de Alemania y el Retablo de los Siete Sacramentos de Amberes, que se muestran al público juntos por primera vez. El primero fue realizado para la iglesia de Nuestra Señora de Extramuros de Lovaina, el segundo lo donó el monarca Juan II de Castilla a la cartuja burgalesa que le da nombre y actualmente es propiedad de la Gemäldegalerie berlinesa y el último, que también recoge el tema del Calvario, se conserva en el Koninklijk Museum belga y sirvió de inspiración al llamado Maestro de la Redención del Prado a la hora de plantear su Tríptico de la Redención, cuya tabla central dedicada a la Crucifixión forma parte de esta muestra.
También expone el Prado uno de los grupos escultóricos que forman parte del Retablo de Belén de la iglesia de Santa María de la Asunción de Laredo (Cantabria), que un escultor belga influido por Van der Weyden llevó a cabo hacia 1440 en Bruselas, porque contemplarlo junto al Descendimiento y el Calvario nos permitirá fijarnos en las similitudes entre las figuras, y también apreciar cómo los relieves de las arquivoltas tienen mucho en común con los del Tríptico de Miraflores.
Esta exhibición del Prado, abierta desde mañana hasta el 28 de junio y comisariada por Lorne Campbell y José Juan Pérez Preciado, también incide en la importancia de los mecenas y coleccionistas contemporáneos a Van der Weyden que valoraron su pintura: incluye retratos de Felipe el Bueno y su hijo Carlos el Temerario, que aparecen en un manuscrito florentino de tema histórico y que copiaron originales del artista, y otro de Isabel de Portugal, esposa y madre de estos dos duques de Borgoña y también mecenas de Rogier van der Weyden, como revela el retrato encargado al artista conservado en el J. Paul Getty Museum de Los Ángeles y su comisión de un gran retablo para el monasterio de Santa María de la Victoria (Batalha), enviado a Lisboa en 1445. Este retablo, hoy destruido, es conocido sólo por un dibujo de 1808 que puede verse en el Prado.
El museo también exhibe el tapiz que representa la Historia de Jefté, del Museo Diocesiano de Zaragoza, diseñado bajo modelos de Van der Weyden.
Precisamente copias y versiones también ocupan un lugar destacado en la exposición: podemos ver la versión de la Virgen Durán del Maestro de don Álvaro de Luna en Castilla, una de las tablas de la copia del Tríptico de Miraflores que Isabel la Católica encargó a Juan de Flandes y composiciones de Nuno Gonçalves y Egas Cueman que remiten claramente al artista flamenco.
Tan bellas como ambiguas, las composiciones de Van der Weyden se basan en armonías geométricas y sus colores y formas fueron manejados para generar en el espectador reacciones emocionales.
Los días 5 y 6 de mayo se celebrará un Simposio Internacional en torno a la muestra; éste es el programa.
La exposición cuenta con la colaboración especial de Flanders State of the Art.
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