Hoy se abre al público, en el Museo Centro Gaiás de la Cidade da Cultura de Galicia, “Camino. El origen”, un proyecto expositivo comisariado por María García-Alén que rastrea la historia del Camino de Santiago y el origen del acontecimiento social y cultural que aún hoy sigue suponiendo la peregrinación a Compostela a través de una selección de 150 obras procedentes de centros e instituciones como la Galería degli Uffizi de Florencia, el Museo Cluny francés, el Museo del Prado, Patrimonio Nacional, el Museo Lázaro Galdiano, los Museos de Bellas Artes de Bilbao, Murcia, Córdoba y La Coruña y, como no, la Catedral de Santiago.
La muestra, abierta hasta el próximo 13 de septiembre, se estructura en tres secciones (Santiago el Apóstol, el Camino y el Peregrino) y se completa con la presentación, bajo el título genérico de Lugares jacobeos, de once intervenciones a cargo de artistas formados en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Vigo. Todas ellas ponen en pie un diálogo entre los espacios de la Cidade da Cultura y el casco antiguo de Santiago de Compostela al establecer un diálogo, a modo de correlación espacial, entre sus trazados.
Los participantes han sido Yolanda Ríos, Vanessa Mosquera y Manuel Mata, Ángela Rodríguez Martínez, Gonzalo Rey Villaronga, José Manuel Vidal, Román Corbato, Diego Germade Castelo, Lara Abeledo, Nerea Lores Acuña, Xisela Franco y Manuela Elizabeth Rodríguez y el propósito de estas intervenciones tiene más sentido del aparente, pues el arquitecto de la Cidade da Cultura, Peter Eisenman, planteó homenajear a las peregrinaciones contemporáneas en una arquitectura que se superponía al trazado de la Compostela medieval y cuyas formas remiten a las de las vieiras. Este proyecto, comisariado por Juan Carlos Meana y Silvia García González, pone su foco en aquellos enclaves jacobeos de Santiago que quedaron ocultos por la transformación urbanística de la capiral gallega.
DE PALESTINA A COMPOSTELA
Como no podía ser de otra forma, el punto de partida de “Camino. El Origen” se traslada al año 820 d.C., cuando un eremita llamado Pelayo creyó encontrar la tumba del Apóstol Santiago y así se lo comunicó al obispo Teodomiro. Su hallazgo supuso el traslado de la corte de Alfonso II el Casto a la ciudad que más tarde se llamaría Compostela y el inicio de la historia de las peregrinaciones a Santiago.
La sección Santiago el Apóstol propone un viaje al origen, a la Palestina del siglo I d.C, para conocer quién era el santo, cómo vivió y actuó el porqué de su veneración. Se nos presenta a un pescador, hijo de Zebedeo y hermano de San Juan Evagelista, al que Jesús llamó “hijo del Trueno” y que estuvo presente en la Última Cena o la Oración en el Huerto de Getsemaní. Fue retratado por Durero, en una pintura sobrecogedora que forma parte de esta exposición, y también por Murillo.
El apartado El camino se centra en el inicio de la construcción de una red viaria que permitiera a los primeros peregrinos llegar a Compostela y en el establecimiento de albergues, enfermerías y lugares de apoyo a los caminantes promovidos tanto por la monarquía como por las órdenes religiosas, entre ellas la propia Orden de Santiago, que se creó en el s XII con el fin de proteger a los peregrinos y hacer retroceder a los musulmanes de la Península. A esa orden perteneció Francisco de Quevedo, cuyo retrato a cargo del taller de Velázquez se exhibe desde hoy en Gaiás.
Otra de las piezas más destacadas de esta sección, en la que veremos algunas de las mejores obras del patrimonio eclesiástico que surgió en torno al Camino, es el llamado O Gallardete de Lepanto, que ondeó en la Nao Capitana que Juan de Austria condujo en 1571 durante la Batalla de Lepanto. Mide 17 metros y se pintó con témpera.
Por último, la sección El peregrino tiene un carácter más recogido e intimista, al dar cabida a los testimonios y relatos personales de quienes han recorrido el camino, concha, bordón o sombrero en mano. También podremos ver ofrendas y documentos referidos a la protección jurídica que en el transcurso de los siglos han ido adquiriendo los caminantes y a los privilegios, bulas e indulgencias que la Iglesia les concedía.
“Camino. El origen” se cierra con un audiovisual de la productora Miramemira que recoge palabras de los peregrinos sobre sus sentimientos al alcanzar Santiago.
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