El artista como catalizador

Finnbogi Pértusson. Earth

La Alhóndiga de Bilbao organiza, en colaboración con el Ars Electronica Center de Linz, una muestra sobre arte y nuevas tecnologías

Como una enzima o como la proteína intelectual de nuestro tiempo: así se contempla la labor del artista en la muestra “Artists as catalyts”, que el próximo 5 de julio inaugura la Alhóndiga bilbaína y que ha sido organizada en colaboración con el Ars Electronica Center de la ciudad austriaca de Linz.

La exhibición nos permitirá descubrir una docena de trabajos e investigaciones de creadores referentes del circuito internacional en el campo de los nexos entre arte y tecnología: el islandés Finnbogi Pétursson, los estadounidenses Eric Paulos, Golan Levin y Shawn Sims; los británicos Cesar Harada y Manu Luksch, el holandés Dann van der Berg, el japonés Seiko Mikami, el neozelandés Julian Oliver y la rusa Danja Vasiliev; los italianos Paolo Cirio y Alessandro Ludovico, el australiano Matthew Gardiner y los españoles Josu Rekalde, Mikel Arce y Enrike Hurtado.

Las indagaciones de los participantes escapan de las fronteras del contexto artístico para relacionarse con una problemática global: con la sostenibilidad medioambiental, la mediatización y manipulación de la realidad o las vías de expresión de individuos y sociedades. En relación a este último aspecto, hay que subrayar que todos los proyectos que se expondrán en Bilbao son un ejemplo de la cultura del do it yourself, muy relacionada con la generalización del uso de Internet.

Muchas de estas piezas invitarán a sus espectadores a interactuar con ellas mediante procedimientos digitales y a experimentar la sensación de que, como público, son un elemento más de las mismas y, por tanto, del hecho artístico.

Finnbogi Pértusson dispondrá en la Alhóndiga un recipiente de agua en el que creará interferencias a 7,8 hercios, frecuencia correspondiente a la llamada Schumman resonance, que describe la resonancia de las ondas electromagnéticas de la tierra. El sonido resultante, que podrá oírse en la sala, es entendido por el finlandés como el pulso de la tierra. Paulos ha diseñado objetos hechos a mano en los que almacenar pequeños bits de energía que pueden usarse en el momento, redireccionarse o almacenarse para un uso posterior, cuestionando así el concepto de propiedad de la energía; Harada ha creado Protei, un robot con forma de barco velero, de equipamiento libre y formas móviles, que limpia los océanos usando la fuerza del viento y Van Den Berg, en su pieza Merrick, fantasea sobre una acción futurista: hackear el servidor de IKEA introduciendo en los ficheros de sus productos el virus de la elefantiasis.

Eric Paulos. Energy parasites

Mikami, por su parte, ha elaborado una gran instalación interactiva que muestra cómo se van difuminando las barreras entre el cuerpo de datos del mundo virtual y el cuerpo físico del mundo real; Oliver y Vasiliev son autores de Newstweek, una pieza que permite manipular una noticia leída por otras personas desde conexiones inalámbricas; Cirio y Ludovico plantaron cara a Facebook con un experimento social que duró cinco días: robaron un millón de perfiles de Facebook, se filtraron con un software de reconocimiento facial y después se subieron a un sitio web de citas clasificando su personalidad por sus expresiones faciales y Luksch rodó el film Faceless sin hacer uso de recursos de la cinematografía, sólo con el material de las cámaras de videovigilancia en Londres.

Daan van den Berg. Merrick

Por último, Gardiner ha creado una instalación formada por nano elementos que se montan a una superficie colocada en la pared, Levin y Sims diseñaron Free Universal Construction Kit, un proyecto que permite el intercambio de piezas entre diez populares juegos infantiles de construcción creando nuevas formas entre sistemas que en principio están cerrados, y el colectivo vasco Ehu Zarata Lab, formado por Rekalde, Arce y Hurtado han llevado a cabo, específicamente para la ocasión, una instalación para la acción en un espacio acotado por dos paredes pintadas de verde pizarra en forma de frontón, en las que las personas visitantes pueden escribir con una tiza sus impresiones e ideas. La instalación interactúa con el visitante, recogiendo su sonido al escribir o dibujar, alterándolo a través de ordenadores controlados por sensores. Tras ser captado, el sonido se devuelve al ambiente a modo de música generativa.

Paolo Cirio y Alessandro Ludovico. Face to facebook